El ministerio que reemplazó al Elefante Blanco
Se mudaron la ministra y 200 empleados del área de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno porteño.
Es el de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, que se mudó a Ciudad Oculta, el asentamiento de Villa Lugano. Ocupa el predio donde se levantaba la mole abandonada por décadas, pensada como hospital y que quedó en la nada.
A metros del cruce de las avenidas Piedra Buena y Eva Perón, en Villa Lugano, la sombra descomunal del Elefante Blanco ya no se proyecta sobre las viviendas de una de las villas porteñas más antiguas y pobladas. En Ciudad Oculta (Villa 15) solo queda el recuerdo de esa mole de 14 pisos que fue proyectada para ser el hospital más grande de Sudamérica y que luego fue abandonada. Su estructura fue demolida de manera manual y ahora, sin interferencias, el sol entra directo sobre las construcciones que conforman la primera línea de casas de una calle sin nombre que bordea uno de los límites del barrio.
Dos nenas juegan a la pelota y miran hacia el nuevo edificio, bajo y vidriado, donde ya funciona el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Pero no es exactamente el edificio lo que les llama la atención, sino la plaza pública que un grupo de obreros apura. Como las que se ven en el resto de la Ciudad, se adivina que allí también habrá piso de goma para los juegos, mobiliario de concreto, y pasto con plantas nativas a ras del suelo. Y una franja de terreno ondulado marca que en ese lugar estuvieron los cimientos del Elefante Blanco.
En épocas de campañas electorales, los vecinos conservan la esperanza de que se concreten proyectos demorados durante décadas. José Marcos Marcovich es uno de ellos. Vive en Ciudad Oculta desde hace 40 años. Ahora está jubilado, pero trabajó toda su vida en los frigoríficos cercanos, en Mataderos. De hecho, esta villa se conformó inicialmente con los obreros del Mercado de Hacienda, del ferrocarril (una línea llegaba hasta el mercado) y el frigorífico Lisandro de la Torre (una empresa estatal que se fundó en 1923 y la dictadura militar mandó a demoler en 1979). “Siempre estábamos a la expectativa de lo que pudiera suceder con ese edificio. Pero había pasado tanto tiempo y había tanta gente viviendo ahí adentro que era complicado imaginar que algo cambiara", contó a Clarín.
El miércoles al mediodía, José esperaba en la puerta de casa la llegada de su hija y su nieto. “¡ La cantidad de pibes que van a empezar a venir para esta zona! Mi nieto va a ser un abonado”, dice, y suelta una carcajada. Es que su puerta está a metros de la nueva plaza.
“En este barrio es necesario visibilizar una contradicción: se dio un primer paso, muy importante, que es la construcción del ministerio y un polo educativo. Pero el proceso de integración urbano y social no comenzó. Que Ciudad Oculta sea el barrio en donde funciona el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat representa un enfoque interesante pero tiene que venir acompañado de una estrategia. En este momento, por ejemplo, las familias están gravemente afectadas por el cierre de jardines de infantes”, explicó Barbara Bonelli, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.
Una de las situaciones más conflictivas que se vivió en el barrio fue la relocalización de las familias que vivían en los alrededores delElefante Blanco; algunas de las viviendas más precarias incluso se encontraban apoyadas en el edificio. “Algunas familias se mudaron a otros sitios del barrio, otras a localidades de la provincia; o recibieron un subsidio y se fueron al Interior. Se hizo un trabajo a la medida de cada familia, para que no fuera un desalojo, sino una solución habitacional real”, dijeron fuentes del organismo.
En los últimos años, la Defensoría ha realizado un proceso de descentralización; es así que tienen presencia territorial en todas las villas porteñas, por eso tienen el pulso de lo que sucede en el barrio. “Pudo haber sido una buena oportunidad para discutir situaciones de fondo. Reconocemos que se inició un proceso de discusión interesante pero la intervención fue parcial”, opinó Bonelli.
En el barrio se ven obras, especialmente en el entorno del ministerio. Allí, esta semana comenzaron a mudarse los empleados: ya hay entre 150 y 200 personas, incluyendo a la ministra Guadalupe Tagliaferri.
Se están construyendo calles y veredas, y en muchos lugares se ve iluminación LED. Pero hacia el corazón de la villa todo sigue igual, y lo confirman los vecinos: “Vemos que hay obras y damos por hecho que llegarán a todos lados. La esperanza no la perdemos”, dijeron a Clarín Yesica y Daiana, que estaban al cuidado de 6 chicos; las nenas y los nenes son hijos de dos familias. Los dejan con ellas y salen a trabajar. Vuelven cuando ya es de noche, por calles y pasillos a los que no llega la luz de las lámparas LED de la avenida. ■