Nicolás Sorín: “La música debe generar sorpresa”
Después de la disolución de Octafonic el músico presenta “Laif”, un álbum lanzado por entregas.
La palabra monotonía parece no estar incluida en el diccionario personal de Nicolás Sorín. A los 40 años, el músico lleva transitado un camino artístico que lo tuvo como estudiante en la Berklee College of Music; como director y arreglador de la banda de Miguel Bosé; como compositor de las bandas sonoras de filmes como Historias mínimas y Un gato desaparece, dirigidas por su padre, Carlos; también como líder de esa máquina deforme de rock que fue Octafonic y conductor de la orquesta de la gala del G-20 realizada en el teatro Colón en noviembre de 2018.
Capítulos de una historia que de algún modo se sintetizan en Laif, álbum “episódico”, con nueve temas
de estirpe rockera agrupados en tres bloques, cuya publicación, a razón de una canción cada tres semanas (con sus videos), tuvo su primer lanzamiento el 2 de junio, y se extenderá hasta el 15 de noviembre, y que tendrá su presentación hoy en Xirgu UNTREF.
“Tiene mucho referencial el disco y el proyecto es un poco hacerme cargo de mi vida”, dice Sorín, que entre esas “cosas” incluye la disolución de Octafonic, el armado de una banda y su segunda visita a la Antártida. “Fue un año de muchas frustraciones. Y de repente me di cuenta de que los temas que tenía hablaban de la muerte, del amor, del nacimiento: de la vida. Empecé a atar cabos y surgió la idea de escribirlo en tres partes y hablar de tres etapas, con tres temas cada una". -¿Eso definió el modo de darlo a conocer?
-Totalmente. Es un disco más conceptual, donde se cuentan las historias horizontalmente en videos, pero no en el orden cronológico de las etapas. Apunta a lograr una interacción y una escucha cruzada, que te permita armarte tu playlist.
-Un signo de los tiempos, que va de la mano con el desafío de mantener la atención con una obra.
-Es lo más divertido de todo. Porque una vez que hacés una canción, ya es eso. En cambio, si contás la canción de esta manera, adquiere un significado mucho más grande. -Algunas bandas de K-pop trabajan mucho con la idea de videos que van generando una trama.
-En los de Twenty One Pilots también hay mucha simbología, hay toda una historia detrás para que el publico no hable de los calzones que se puso el cantante.
-¿Quiénes tocan?
-El Chino Piazza, Cirilo Chivi Fernández, Leo Costa y Hernán Rúpolo. Es como un Octafonic reducido.
-Volviste a ir a la Antártida a componer... ¿Qué hacés ahí? ¿Cómo es la cotidianidad? ¿Salís a caminar?
-Ponele que sí. Salís con un café, y tenés un frapuccino en dos segundos. No es cómoda la Antártida. Pero es un poco lo que uno busca. Me fui con una idea, pasé tres días y medio en la cama de un barco ruso, atravesando el pasaje de Drake, estuve escribiendo muchas ideas, los sonidos, el clima. Ahí tiré lo que había hecho, porque no me gustaba el leit motiv. Empecé de vuelta, y me volví con una estructura trabajable.
-¿Por qué la Antártida?
-Hay una cosa energética. La primera vez que fui me emocionaba mucho. Era ver a los pingüinos y llorar, sentir mucho la fragilidad, la fuerza del mundo. Es un lugar muy duro, muy áspero para vivir, pero de extrema belleza. Es un lugar donde baja mucho la inspiración, cosa en la que no creo tanto. Además, es un lugar virgen, que no está contaminado por el dinero. Hay militares, científicos, pero estás solo. Y la idea es retratar la soledad en ese lugar.
-¿Cómo será la presentación de “Laif”?
-Los temas van a ir en el orden del disco. Vamos a separarlo por etapas, ocurrirán cosas performáticas, con actores. Tiene algo poético...
-Igual, la gente no va a ir sin haber escuchado más que dos temas.
-Es una apuesta a la confianza de la gente. Siempre me gustó hacerla difícil, ir a cantar los temas tiene ese gesto del rock, del pogo, la cosa estructurada... Está todo anunciado. -Como en un casamiento.
-Tal cual. Y yo pretendo que sea una experiencia, que tiene muchas cosas tomadas prestadas de una obra de teatro. Me interesa el efecto sorpresa. Si la música no me genera sorpresa, deja de interesarme. ■