Imagen en caída
Según Datafolha, una evaluación tan baja de un jefe de Estado debe remontarse a la gestión de Collor de Mello.
Hace sólo seis meses que está en el poder. Pero apenas un 33% de los brasileños ve su gestión como buena. Es la peor imagen de un mandatario de Brasil desde los ‘90 con Fernando Collor de Mello.
Un 33 por ciento de los brasileños considera la gestión de Jair Bolsonaro como buena o muy buena, el mismo porcentaje de los que ven su trabajo como malo o muy malo, según mostró ayer una encuesta del Instituto Datafolha, cuyos números mantienen al presidente de Brasil como el jefe de Estado en primer mandato con la peor evaluación a esta altura del gobierno desde Fernando Collor de Mello, que inició su administración en 1990. El estudio constató una caída de las expectativas positivas en relación al gobierno de 59 a 51 por ciento.
Collor, tras una turbulenta gestión que duró menos de dos años, renunció en 1992 antes de que el Congreso votara su destitución. En los primeros seis meses de su gobierno tenía una aprobación semejante a la de Bolsonaro, aunque con una tasa de rechazo menor, de un 20%.
Datafolha mostró que un 31% de los brasileños ve como regular la gestión de Bolsonaro al frente de la presidencia, en números que indican una estabilidad en la evaluación del gobierno respecto a la encuesta previa del instituto de medición de opinión pública, difundida en abril.
Pese a la estabilidad en la evaluación de la gestión que mostró la encuesta, realizada entre el 4 y el 5 de julio con entrevistas a 2.860 personas mayores de 16 años en 130 ciudades y con un margen de error de dos puntos porcentuales, el estudio constató una caída de las expectativas positivas en relación al gobierno, de 59 a 51 por ciento.
También empeoró la imagen del desempeño de Bolsonaro como presidente, con un 22% (ante 27% en abril) indicando que actúa como debería comportarse un presidente y un 25% (desde un 23 por ciento) afirmando que el mandatario no tiene ese comportamiento.
Bolsonaro tiene un mayor apoyo entre blancos (42%), ante 31% de mulatos y 25% de negros, y entre hombres (38% frente al 29% de mujeres). También es superior el apoyo que cosecha entre los brasileños más ricos y más escolarizados.
Los directores de Datafolha, Mauro Paulino y Alessandro Janoni, dijeron que “en la población en general, la caída en la expectativa positiva es de ocho puntos porcentuales en los últimos tres meses, lo que acompaña un creciente pesimismo con la inflación y con el poder de compra de los salarios”.
Y agregaron: “Esta preocupación con lo que viene por delante se torna más explícita en la pregunta que mide los sentimientos de los brasileños asociados al país. Atributos pasionales como rabia, desánimo y tristeza, todos en alza durante el período electoral, sufrieron bajas expresivas, pero el miedo en relación al futuro presenta un crecimiento importante de cinco puntos porcentuales”.
Las últimas expectativas del mercado financiero relevadas por el Banco Central confirman esos temores, en momentos en que 62,8 millones de consumidores brasileños -o sea, el 40,1 por ciento de la población adulta del país- tiene cuentas en estado de morosidad.
El sondeo Focus de la autoridad monetaria, que reúne pronósticos de un centenar de instituciones financieras, recortó el lunes por décima novena semana consecutiva su expectativa de expansión del PBI de Brasil para este año, a 0,82% desde un 0,85% la semana pasada. Para revertir ese cuadro, el gobierno se enfocó en el primer semestre en lograr la aprobación en el Congreso de una enmienda constitucional que propone una reforma del sistema de pensiones. ■