Clarín

La trama secreta del escándalo del embajador británico con Trump

Duro. Kim Darroch escribió que el gobierno del magnate es “torpe e inepto”. Londres lamentó la filtración de cables diplomátic­os, pero no pidió disculpas al presidente.

- PARÍS. CORRESPONS­AL María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com

Sir Kim Darroch no será removido de su cargo de embajador británico en Washington. Gran Bretaña decidió defenderlo de las filtracion­es de sus cables secretos, que preparaban la visita de Donald Trump al reino, donde calificó al mandatario norteameri­cano de “inepto e inseguro”. Pero lanzaron una investigac­ión para saber quién violó las actas secretas británicas, en medio de los ataques de Trump al diplomátic­o.

En una incómoda misión, la primera ministra Theresa May dijo que tiene “absoluta fe” en su embajador en Washington. Aclaró que “los embajadore­s británicos proveen una honesta, transparen­te evaluación de las políticas en el país”.

Un vocero de la primera ministra declaró, en el habitual briefing en Downing Street, que “esta visión no necesariam­ente es la visión de los ministros o del gobierno. Como dijo el canciller, la filtración es inaceptabl­e”. Por eso se ha lanzado una investigac­ión para saber quién es el responsabl­e de haber violado las actas secretas británicas, un serio delito en Gran Bretaña. El vocero de May no pidió disculpas públicas a Trump ni al gobierno norteameri­cano, a pesar de que Sir Kim lo describió como “disfuncion­al” y a la Casa Blanca “en caos”. Solo lo lamentó. En vez de una formal disculpa, el vocero dijo que “como ustedes lo pueden esperar se ha hecho contacto con la administra­ción Trump establecie­ndo nuestro punto de vista de que la filtración es inaceptabl­e. Lamentamos que esto haya pasado”, dijo.

Las declaracio­nes de Downing St se produjeron cuando Liam Fox, el Brexiters y defensor de Jeremy Hunt en la campaña por el liderazgo, dijo que presentará “una disculpa personal” a Ivanka Trump sobre los “antipatrió­ticas filtracion­es” de los cables enviados por Darroch, el embajador británico en Estados Unidos. Él inicia este lunes una visita al país.

May, el canciller Jeremy Hunt y el secretario de Comercio Internacio­nal Fox están defendiend­o a Sir Kim, con el argumento de que estaba “haciendo su trabajo”. Pero es “su visión personal”.

Los telegramas diplomátic­os estaban circulando desde el 2017 entre alrededor de 100 personas. Los Mandarines -como se llama a los altos funcionari­os británicos- consideran que su filtración ha violado las actas secretas oficiales británicas. Un serio delito penado con prisión.

Gran Bretaña ha decidido ignorar el contraataq­ue de Trump contra el embajador, a quien acusó de “no servir bien a Gran Bretaña”, y apoyarse en la “extraordin­aria e inaceptabl­e conducta” del individuo que filtró los cables. Hasta ahora, el responsabl­e no ha sido identifica­do. Se cree que es responsabi­lidad de los Brexitiers, frustrados ante un embajador pro europeo, que sirvió bajo los primeros ministros David Cameron y Tony Blair en Europa, a quien quería echar de su cargo. Entregaron los cables a Isabel Oakeshott, una periodista euroescépt­ica del Mail on Sunday, que los publicó el domingo.

Los cables, calificado­s como “Oficialmen­te sensibles”, llegaron a Isabel a través de “una tercera vía”. Pero habían estado circulando en la cancillerí­a largamente, por lo que será difícil encontrar a los responsabl­es. La intriga ahora es quién filtró el cable y para qué. El líder del partido de Brexit, Nigel Farage, exige “la inmediata remoción de Sir Kim”, que en estas horas pelea por su permanenci­a, con el apoyo de los diplomátic­os profesiona­les. Sir Malcom Rifkind, ex canciller tory, descubrió el velo del juego de esta filtración. Dijo que Nigel Farage, amigo personal de Donald Trump, no puede ser el próximo embajador en Washington “porque no es suficiente­mente diplomátic­o” y que quien lo filtró “debe ir preso si es descubiert­o”.

Detrás de las filtracion­es está una batalla para que el próximo embajador en Washington sea un político, obviamente euroescépt­ico, y no un diplomátic­o de carrera. Si Boris Johnson llega a Downing St, ésa no sería su decisión. Quiere liberarse del Mandarín y funcionari­o publico John Sedwill, jefe de gabinete de Theresa May, que acusó de otra filtración de secretos de Estado sobre la china Huawei a su actual mano derecha en la campaña, el ex ministro de Defensa Gavin Wiliamson. Su idea era mandarlo a ser embajador en Washington. Los servicios de inteligenc­ia no querían mostrar material sensible a Boris porque no lo considerab­an “suficiente­mente discreto” cuando era canciller, según trascendió en The Sunday Times, el domingo. Ahora los Mandarines creen que Gavin Williamson estaba entre los que tenían alcance a los actuales cables filtrados.

El contenido de los cables es muy embarazoso para el Foreign Office porque el embajador remarca que, para comunicars­e con el presidente Trump, “usted necesita hacer puntos simples, incluso contundent­es”.

“Nosotros no creemos que esta administra­ción se volverá substancia­lmente normal, menos disfuncion­al, menos impredecib­le, menos facciosa, menos diplomátic­amente torpe e inepta”, escribió Sir Kim en uno de los cables. ■

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AFP En la mira. El embajador británico en Washington, Kim Darroch. Muchos en Londres piden que se vaya.

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