Murió De la Rúa, el presidente devorado por la crisis de 2001
Tenía 81 años y estaba internado desde enero
En los últimos días se habían agravado sus problemas cardíacos y renales. Fue velado en el Congreso, con presencia oficialista y muy pocos peronistas. Macri fue uno de los primeros en llegar, con Juliana Awada. El Gobierno decretó tres días de duelo nacional. Será sepultado hoy en un cementerio privado de Pilar. De larga militancia en la UCR, fue diputado, senador y jefe de Gobierno de la Ciudad. En 1999 llegó a la presidencia por la Alianza. Prisionero de la convertibilidad heredada, no supo cómo resolverla. Esto provocó el estallido de diciembre de 2001. Tuvo que renunciar anticipadamente y se retiró de la política.
El ex presidente Fernando De la Rúa falleció en la madrugada de este martes 9 de julio, a los 81 años. La familia informó que el fallecimiento se produjo a las 7:10 en el Instituto Fleni de Escobar. El ex presidente estuvo internado desde el 1 de enero al 28 en el Hospital Austral por sus problemas cardíacos y luego fue trasladado al Fleni, donde falleció por complicaciones pulmonares y renales.
Ayer fue velado en el Congreso y luego trasladado a Casa O’Higgins en la calle O’Higgins 2842 desde donde parte hoy a las 11 al cementerio Parque Memorial en Pilar.
De origen radical y larga trayectoria en la vida política del país, De la Rúa quedó marcado por la crisis de 2001, que provocó la salida del Gobierno al que había llegado para suceder al menemismo en 1999, encabezando la Alianza.
De la Rúa renunció al Gobierno el 20 de diciembre de 2001. Ese día, a las 19.45, el texto con la renuncia a la presidencia de la Nación comenzaba a distribuirse en la sala de periodistas de la Casa Rosada. Siete minutos después, el helicóptero que llevaba a De la Rúa había despegado del helipuerto de la Casa Rosada, cuando el humo aún cubría la zona céntrica de Buenos Aires, como eco de las manifestaciones.
La noche anterior amplios sectores, con marchas y cacerolazos, habían repudiado al Gobierno. Y volvían los saqueos en el Conurbano, Rosario y varios puntos del interior.
Para Fernando de la Rúa no sólo fue el fin de su presidencia, fue también el fin de su carrera política. Para el país, también era el final de un ciclo, el epicentro de dos jornadas convulsionadas de su historia (19 y 20) y el comienzo de una larga incertidumbre: cinco presidentes en diez días, hasta que el Senado proclamó a Eduardo Duhalde para que asumiera al frente de una transición.
Hacia el final de su gestión, De la Rúa convocó a Domingo Cavallo para encarar la crisis de la convertibilidad. No pudieron.
La popularidad del 75% con la que había asumido el 10 de diciembre de 1999 se evaporó en pocos meses y la misma Alianza entre radicales y centroizquierda (Frepaso) con la que llegó a la Casa Rosada, se desintegró.
Los problemas con la Alianza se agudizaron con la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez tras el escándalo por las coimas en el Senado. Entre el agotamiento de un sistema económico -que ya mostraba esos signos en el final del menemismo- y la falta de respuestas desde la política, el capital de Fernando de la Rúa se fue consumiendo. Terminó casi en soledad, con amplios sectores de su mismo partido negociando una salida con un peronismo más fortalecido por sus gobernadores y el recuperado dominio del Senado. Aquel estallido de diciembre de 2001, final de ciclo, marcó una declinación económica de la que llevaría tiempo recuperarse (con índices altísimos de desempleo y pobreza).
Más allá de las explicaciones que el propio De la Rúa daría en entrevistas posteriores, quedó aquella imagen. La de un presidente débil y dubitativo que salió en helicóptero.
De la Rúa había nacido en Córdoba, el 15 de septiembre de 1937, y su fibra radical venía por herencia: su padre Antonio fue un destacado dirigente de la UCR y ministro de Amadeo Sabattini, cuando éste ejerció la gobernación. Aunque recordaba una infancia divertida, aventurera, lo cierto es que se destacó como estudiante: lo hizo en el Liceo Militar, donde fue abanderado. También se recibió con medalla de oro en la Facultad de Derecho, en la Universidad Nacional de Córdoba.
Los estudios eran paralelos a su militancia y fue convocado por el presidente Arturo Illia como jefe de asesores en el Ministerio del Interior, en aquel período que marcó un paréntesis entre tantas asonadas militares (hasta que el propio Illia fue derrocado para la instauración de otra dictadura, la de Onganía).
En 1973 Héctor Cámpora ganó ampliamente la presidencia. Pero en la Capital Federal, hubo una tregua para aquella ofensiva del Frejuli (el frente liderado por el peronismo). Ocurrió en la elección para senadores ya que uno de los dos candidatos del Frejuli, Marcelo Sánchez Sorondo, era un nacionalista de ultraderecha, demasiado para los propios camporistas. Así el Frejuli no reunió el 50% necesario en la elección de senadores, se requirió una segunda vuelta que se planteó con el enfrentamiento Sánchez Sorondo vs. De la Rúa, el candidato radical. En medio de tanta debacle a nivel nacional, el radicalismo tuvo entonces la oportunidad de celebrar un triunfo. Y De la Rúa, a quien ya apodaban “Chupete” por su juventud para el cargo, quedó como una carta ganadora.
Ricardo Balbín lo llevaria como compañero de fórmula para competir con Juan Domingo Perón y su mujer, Isabel. Fue una fórmula testimonial pero significó su ingreso a las ligas mayores. La larga noche de la dictadura lo alejó de los focos de la política. Todo había cambiado en 1983, con el retorno de la democracia. De la Rúa quedaba dentro de una línea más conservadora.
En 1996 fue el primer jefe de Gobierno porteño elegido por el voto popular. Ese fue su trampolín a la presidencia de la Nación. ■