Un acto en Lalín y la gala del G-20, las últimas apariciones públicas
El 8 de noviembre de 2018, en el “templo” radical, destacó el repunte partidario. El 30 asistió al Colón.
Desde su salida anticipada del Gobierno, en diciembre de 2001, Fernando de la Rúa rehuía las actividades políticas. Solo se mostraba esporádicamente en actos protocolares, pero en marzo de 2018 ni siquiera asistió a la apertura de sesiones del Congreso para escuchar el mensaje de Mauricio Macri, como sí lo hizo uno de sus sucesores, Eduardo Duhalde, quien fue el único ex presidente presente en la Asamblea Legislativa.
En cambio, esa misma noche “Chupete”, como todavía lo llamaban los dirigentes de su generación, compartió la cena inaugural de la 29a. temporada del Grupo Progreso que alienta el ex diputado José Bielicki y reúne a dirigentes “históricos” de todas las líneas internas del radicalismo.
En el salón Lalín del barrio de Congreso, bastión de la UCR desde el auge del alfonsinismo, al que el propio De la Rúa combatió, se codeó con unos 300 militantes, la mayoría veteranos, y un puñado de jóvenes que coparon la lista de oradores.
Tal vez seducido por los discursos de la nueva generación, entre los que se destacó el del novel titular del Comité Capital, Guillermo de Maya, llamando a reforzar la identidad radical dentro de Cambiemos, para evitar que el partido sea “absorbido” por el PRO, fue que el ex presidente destacó en su breve saludo al público que “con estos jóvenes el radicalismo tiene asegurado el futuro”.
De Maya tenía delante la completa tarea de armar Cambiemos en la Ciudad, en una negociación desigual con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. En ese momento, el dirigente radical habló de “una actitud patronal” del PRO en el distrito.
De la Rúa también felicitó por su desempeño a la presidenta de la Juventud Radical a nivel nacional, Luciana Rached -aora candidata a senadora por Santiago del Estero-, quien abrió la lista de oradores antes de la entrada de fiambres y del pollo relleno con papas. En la mesa principal, De la Rúa se sentó junto a su ex ministro de Obras Públicas, Nicolás Gallo, y al presidente de la Convención Nacional de la UCR, Jorge Sappia, otro veterano cordobés de mil batallas. Sappia también habló de la necesidad de defender la identidad partidaria, al igual que Bielicki, quien cerró el acto agradeciendo la imprevista presencia del ex presidente.
En las pocas entrevistas que había concedido durante la gestión de Cambiemos, De la Rúa manifestó su apoyo a Mauricio Macri. Y en una ocasión aseguró que a ambos les habían dejado “una bomba”, en referencia a la herencia recibida por sus respectivos gobiernos (De la Rúa, luego de la gestión de Carlos Menem y Macri, tras el período kirchnerista). Tam
“A Macri y a mí nos dejaron una bomba”, dijo en un reportaje. En los actos ya hablaba poco.
bién De la Rúa había afirmado que el de Macri no era “un gobierno de ajuste”, aunque sí criticó los tarifazos.
En la cena en Lalín estaba también otro de sus ex ministros, Héctor Lombardo. El 8 de noviembre pasado, recién recuperado de una de las varias angioplastias coronarias a la que debió someterse en su vida, le tocó escolar a Lombardo en un debate sobre “La salud en los gobiernos radicales”. También fue en Lalín, en una cena del grupo Progreso, y estaban además los ex ministros alfonsinistas Aldo Neri y Ricardo Barrios Arrechea. Como ya era un hábito desde que decidió retirarse de la actividad política activa, una vez que renunció a la Presidencia en el ocaso de la Alianza, se limitó a emitir un saludo.
Dijo que se sentía “orgulloso de ver al radicalismo de pie, con ganas y propuestas”. Fue en alusión a la participación del partido en la alianza oficialista Cambiemos y al crecimiento electoral que el partido había tenido en las elecciones legislativas de 2017, al igual que el resto de las fuerzas de la coalición que sostienen a Macri en el poder. Se despidió con un tradicional “adelante radicales”, consigna identificatoria del folclore partidario, así como “combatiendo al capital” lo es del ritual peroniosta.
En octubre de 2016 había regresado a la residencia presidencial de Olivos: fue invitado por Macri al homenaje por el Centenario de la asunción de Hipólito Yrigoyen, el primer presidente radical. Allí De la Rúa fue saludado por referentes de su partido como el gobernador jujeño Gerardo Morales, Enrique “Coti” Nosiglia y Ernesto Sanz. “Si el radicalismo estuviera desplazado del Gobierno, no nos encontraríamos aquí. Pero yo estoy retirado de la actividad política”, afirmó. Había estado allí en primera fila, como también se mostró en el palco del Teatro Colón -junto a su mujer, Inés Pertiné- durante la gala del G-20, el 30 de noviembre pasado. Lo ubicaron en un palco cercano a los mandatarios extranjeros.
Otra de sus apariciones se había dado meses antes en Madrid: fue por invitación del embajador Ramón Puerta y con otro ex presidente, Eduardo Duhalde, tres protagonistas en la crisis de diciembre de 2001. “Es una muestra de la Argentina de la reconciliación”, afirmó Puerta para explicar la convocatoria. ■