Se va el jefe de Hacienda de México con fuertes críticas a López Obrador
Es un duro golpe para el gobierno. Carlos Urzúa era un defensor de la estabilidad financiera y de la austeridad .
La sorpresiva renuncia del ministro mexicano de Hacienda, Carlos Urzúa, quien ayer hizo el anuncio justificándolo con una serie de críticas al presidente Andrés Manuel López Obrador, sembró dudas sobre el futuro de la política del mandatario y evidenció las fisuras internas del Ejecutivo.
A poco de regresar de la cumbre del G20 en Japón, Urzúa presentó una carta de dimisión en la que alega “discrepancias económicas” con el presidente, quien asumió hace sólo siete meses, y le reprocha que haya “tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.
“Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo. Unas convicciones que no encontraron eco” en el gobierno, afirmó.
El funcionario se mostró particularmente indignado con los dirigentes políticos que López Obrador le puso alrededor. “Es inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Son personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
La salida de Urzúa implica un duro golpe a la credibilidad del gobierno socialdemócrata, ya que era la figura que el mandatario había levantado para demostrarle a los mercados que iba a tomar medidas coherentes y acordes con las necesidades de la economía mexicana. La renuncia fue tarde, pero igual tuvo impactóen los mercados. El peso se depreció 1,38% frente al dólar en el sector interbancario, y pasó a venderse a 19,16. La Bolsa Mexicana de Valores sufrió una caída del 1,77%.
“Fue una sorpresa y a los mercados no les gustan las sorpresas”, explicó la directora de Análisis Económico del Banco Base, Gabriela Siller, quien advirtió que las agencias crediticias castigarán a México por estos movimientos. La carta de Urzúa supone “un duro golpe” a López Obrador y demuestra que se están tomando decisiones económicas y que se aprueban programas “sin tener estudios de costos y beneficios”, agregó.
Pocos minutos después del anuncio, López Obrador nombró como sustituto al hasta ahora subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, y defendió la política económica que se lleva a cabo. “Él (Urzúa) no está conforme con las decisiones que estamos tomando pero nosotros tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 36 años”, dijo el mandatario, que acostumbra a criticar al “neoliberalismo”. El presidente destacó que quiere llevar a cabo una “transformación” del país, y admitió que “hay a veces incomprensión, dudas o titubeos, incluso en el interior del gobierno”.
Urzúa era un firme defensor de la “estabilidad financiera” y el artífice de las políticas de austeridad para financiar las grandes obras de infraestructura que López Obrador quiere construir en el sur del país. Con respecto a las perspectivas económicas del país era más prudente que el presidente, quien ha prometido un crecimiento del 4% del PBI al finalizar su mandato, en 2024.
“Es una mala noticia para el Gobierno y para México. Era el funcionario más importante en cuanto el mensaje de estabilidad para los mercados”, sostuvo el coordinador del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Khemvirg Puente. El especialista señaló que Urzúa formaba parte del sector “moderado” dentro del gobierno, liderado por la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, frente a un sector más “radical”, encabezado por el mismo López Obrador y altos funcionarios.
Puente explicó que ahora, a pesar de que Herrera tiene las mismas convicciones que Urzúa, existe el riesgo de que “los sectores más radicales y menos preparados” ganen peso.
El empresariado mexicano emitió su preocupación a través del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que exigieron que se resuelvan los problemas expuestos por Urzúa.
La renuncia de Urzúa es la más relevante desde que asumió López Obrador, aunque no la primera. A mediados de junio, y en plena crisis migratoria, el titular del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, abandonó el cargo. En junio también dimitieron el titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, Jaime Rochín, y el de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer. El mayo se alejaron los titulares del Instituto de Seguro Social y de Medio Ambiente. ■