Clarín

Las últimas encuestas tensan al máximo los nervios de los candidatos

El macrismo pasó del pesimismo al optimismo. Y los kirchneris­tas confrontan por la estrategia de campaña.

- Fernando Gonzalez fgonzalez@clarin.com

Ya se sabe que las encuestas pueden fallar. Lo hicieron en el plebiscito que puso en riesgo el proceso de paz en Colombia y fallaron también cuando pronostica­ban una derrota del Brexit en Gran Bretaña. Pero lo cierto es que todos los sondeos en la Argentina están registrand­o el mismo fenómeno. El freno de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner y una recuperaci­ón moderada del binomio que conforman Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto. Cada encuesta tiene sus argumentos y su margen de diferencia. Las que encarga la Casa Rosada muestran una diferencia de entre 1 y 3 puntos a favor de la dupla opositora. Y las que vienen de la cantera kirchneris­ta elevan ese margen hasta el 5%. Si esos pronóstico­s se consolidan, sólo cabe esperar un final no apto para cardíacos el 27 de octubre de 2007.

¿Cuándo empezó a registrars­e este fenómeno de swap en los estados de ánimo? La mayoría de los encuestado­res marcan el freno de la fórmula Fernández-Fernández a partir del lanzamient­o del libro Sinceramen­te, la versión apócrifa de la Argentina que construyó la ex presidenta sobre lo que sucedió en los últimos años en el país adolescent­e. Los episodios de kirchneris­mo explícito que se dieron a partir de entonces eclipsaron cada intento de emparche racional que buscó mostrar Fernández desde que es candidato presidenci­al.

Uno de los campos de prueba donde se pueden observar los desencuent­ros recientes del kirchneris­mo es en la relación de los equipos de campaña. Los colaborado­res de Alberto Fernández, lo mismo que los de Axel Kicillof y los de Verónica Magario en territorio bonaerense o los de Víctor Santa María y Matías Lammens en la Ciudad sufren el estricto control estratégic­o e ideológico de los dirigentes de La Cámpora que custodian desde el Instituto Patria las prevencion­es de Cristina. “Nos estamos matando y eso que todavía no ganamos”, se lamenta un intendente peronista del Gran Buenos Aires que alerta sobre el fantasma de la desorganiz­ación que los llevó a tres derrotas consecutiv­as desde el 2013.

En cambio, la trinchera macrista pasó del pesimismo al optimismo. Durante la misma línea de tiempo, Macri obturó las fricciones internas de Cambiemos abriendo la fórmula al peronismo flexible de Pichetto y otorgando los espacios necesarios en las listas de legislador­es para que la UCR y la coalición de Elisa Carrió se encolumnar­an en una campaña electoral que arrancó con la peor de las perspectiv­as. Pero la tormenta parece haber amainado. El congelamie­nto del dólar; el cambio de los vientos en los mercados y el declive de la inflación terminaron de configurar un escenario de módica recuperaci­ón económica imprescind­ible para intentar la remontada.

Los sondeos comienzan a mostrar, además, una tendencia hacia la polarizaci­ón entre el macrismo y el kirchneris­mo que le pone un techo cada vez más bajo a las candidatur­as alternativ­as de Roberto Lavagna, José Luis Espert y Nicolás Del Caño, los tres que tienen más posibilida­des de superar el 1,5% que exigen las PASO para competir en la primera vuelta de octubre. Algunos arriesgan, incluso, la posibilida­d de un final anticipado sin ballotage. Claro que falta mucho todavía para especular sobre esa instancia que en el 2015 definió la presidenci­a por menos de tres puntos.

Hay una certeza en la que sí confluyen los equipos de Macri y de Cristina. La elección se definirá el 27 de octubre en la provincia de Buenos Aires. Si el Presidente logra un buen resultado en las PASO (incluso una derrota ajustada), necesitará que María Eugenia Vidal aventaje a Kicillof y consiga ser reelecta como gobernador­a. Esa circunstan­cia cambiaría totalmente el panorama y le permitiría disputar el ballotage en un escenario absolutame­nte favorable.

Del mismo modo, la derrota de Vidal en el territorio bonaerense produciría el efecto contrario y dejaría a Macri contra las cuerdas para la batalla final contra el kirchneris­mo. Las estadístic­as dramáticas del tramo final de la elección parecen haber hecho estragos en el ánimo de los candidatos. El Presidente sonreía el miércoles en Parque Norte, donde cerró el acto de lanzamient­o de la coalición oficialist­a. Y los nervios le jugaban en contra a Alberto Fernández, que discutió a los gritos con tres periodista­s que sólo le preguntaba­n sobre las durísimas críticas que él mismo le había hecho a Cristina cuatro años atrás por la muerte del fiscal Nisman. Fotografía­s de una película a la que todavía no se le conoce el epílogo. ■

Macristas y kirchneris­tas coinciden en que será decisivo el resultado de la elección Vidal-Kicillof.

 ?? JUAN M. FOGLIA ?? Sonrisas. Jaime Durán Barba, ayer en Parque Norte, junto a Rogelio Frigerio y a Marcos Peña.
JUAN M. FOGLIA Sonrisas. Jaime Durán Barba, ayer en Parque Norte, junto a Rogelio Frigerio y a Marcos Peña.

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