Con escolta de Granaderos, sepultan a De la Rúa en un cementerio de Pilar
Fue en el marco de un funeral de Estado. Asistieron más de 400 personas. Hubo misa y discursos.
Familiares, amigos y ex funcionarios de su gobierno le dieron el último adiós ayer al ex presidente Fernando de la Rúa, en un funeral que se realizó en un cementerio privado de Pilar, en horas del mediodía.
El sepelio se celebró tras la llegada de un cortejo fúnebre integrado por una decena de automóviles. Un grupo de Granaderos esperó al féretro a las puertas del Cementerio Parque Memorial, de Pilar. Los restos del ex presidente fueron trasladados desde una casa velatoria del barrio de Núñez, poco después de las diez de la mañana. El cortejo estuvo encabezado por el coche que conducía el féretro, seguido por varios automóviles para la familia y amigos, y dos autos portacoronas que llevaron una veintena de arreglos florales.
Aunque la ceremonia fue discreta y reservada, más de 400 personas llegaron hasta el cementerio para despedir los restos del ex presidente. Los alrededores estuvieron custodiados por un operativo de seguridad, mientras los íntimos asistían a la inhumación, entre ellos la viuda, Inés Pertiné, los tres hijos del ex mandatario, Antonio, Fernando y Agustina, y los nietos.
Pero al igual que en el velatorio el martes en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, se dieron cita decenas de dirigentes políticos y ex funcionarios de la gestión delarruista, que se extendió desde diciembre de 1999 hasta su renuncia a finales de 2001.
Se vio entre muchos otros, a la ministra Patricia Bullrich, y a los dirigentes radicales porteños Enrique Coti Nosiglia y Facundo Suárez Lastra. Al arribo del cortejo al cementerio, el féretro de De la Rúa fue recibido por los Granaderos -el Regimiento custodia presidencial- con los honores propios de un ex mandatario. Hubo una misa de cuerpo presente, en la que se leyó una carta del obispo de Cruz del Eje, Ricardo Araya, y otra muy sentida que envió un cura de estrecha relación con De la Rúa.
Hubo palabras de despedida. Hablaron Nicolás Gallo, su íntimo amigo que fue su ministro de Infraestructura; el dirigente radical Guillermo Moreno Hueyo, ex funcionario porteño y presidente del Banco Ciudad cuando De la Rúa fue el primer jefe de Gobierno electo por voto popular; y en nombre de la UCR -como secretario del Comité Nacional- el ex presidente de la Cámara de Diputados en su gestión, Rafael Pascual, que evocó su extensa trayectoria pública, su larga seguidilla de triunfos electorales, y lo definió como “un referente ineludible en la historia contemporánea de nuestro país”. Por último, habló la abogada Valeria Corbacho, que lo defendió y logró su absolución en 2013 en la causa por sobornos en el Senado para aprobar la reforma laboral.
Tras la misa el féretro con los restos fue llevado hasta un sector del cementerio parque, para su inhumación.
De la Rúa falleció en la madrugada del martes, a los 81 años. Su salud se había resentido en el último tiempo con nuevos problemas cardíacos. Había nacido en 1937 en Córdoba. En su larga carrera política fue senador, jefe de gobierno porteño, y Presidente en un período crítico del país, la salida de la década menemista con la economía anclada a la Ley de Convertibilidad. Fue el gobierno de la Alianza, la UCR junto a un sector del peronismo crítico del menemismo, que tenía como referente al fundador del Frente Grande, el vicepresidente Carlos Chacho Alvarez, cuya prematura renuncia fue un jalón hacia el fallido final de su gestión, con estallido social y más de 30 muertos en la calle. Sin embargo, excepto Cristina Kirchner que se limitó a expresar condolencias, tanto Mauricio Macri como los ex mandatarios Carlos Menem y Eduardo Duhalde tuvieron palabras elogiosas hacia la figura de De la Rúa, tras su fallecimiento. ■