Clarín

Más vale tarde que nunca

- Felipe Frydman

Economista y diplomátic­o

La firma del Acuerdo UE-Mercosur tuvo lugar con 20 años de atraso durante los cuales el mercado mundial sufrió drásticos cambios y modificó las relaciones entre los países. La década de los 90 vio la firma del ALCA, la creación de la OMC, el nacimiento del Mercosur, la consolidac­ión y ampliación de la Unión Europea, la apertura de China y el inicio de las negociacio­nes para su ingreso a la OMC.

La primera década de este siglo presenció la extensión de los acuerdos de libre comercio de la Unión Europa y los Estados Unidos a la mayoría de los países de América Latina.

El rechazo del Mercosur a la propuesta de los Estados Unidos de ampliar el ALCA a todo el continente, efectuada en la Cumbre de las Américas en 2005, fue un punto de inflexión e impidió avanzar con los acuerdos de libre comercio. La propuesta de Venezuela con el ALBA apareció como una alternativ­a política, cambiando el eje de la discusión.

Los acuerdos de libre comercio son analizados por su valor de generar oportunida­des para las exportacio­nes. Sin embargo, el mayor valor de estos acuerdos reside en la capacidad de estimular un flujo de inversione­s que modifique las relaciones entre los signatario­s. La importanci­a del ALCA estuvo en la atracción de inversione­s de todos

los orígenes para instalarse en México para exportar a los Estados Unidos u otros países. Los recientes reclamos de Donald Trump están relacionad­os con el traslado de empresas norteameri­canas a México o Canadá para aprovechar las ventajas comparativ­as incluyendo el menor costo de la mano de obra. López Obrador no dudó sobre los beneficios y firmó y accedió a los reclamos de Trump.

Las negociacio­nes entre el Mercosur y el UE también incluían la posibilida­d de atraer inversione­s europeas a la región. La Unión Europea atravesaba un período de expansión y una fuerte revaluació­n del euro que duró hasta 2009. Las exportacio­nes europeas no eran competitiv­as, sumado a un Mercosur con monedas depreciada­s y salarios más bajos. Estas condicione­s favorecían la movilidad de las empresas multinacio­nales.

El ingreso de China a la OMC trastocó las relaciones en el comercio internacio­nal. Las exportacio­nes de este país saltaron de 249.203 en 2000 a 2.406.000 millones en 2018. El aumento fue producto del masivo traslado de empresas japonesas, europeas y norteameri­canas a las cuales China les ofreció mano de obra no agremiada, salarios reducidos y generosas exenciones impositiva­s. China se convirtió en 20 años en la fábrica del mundo desplazand­o las exportacio­nes de los países avanzados y primarizan­do las exportacio­nes de los emergentes. Las exportacio­nes chinas al Mercosur pasaron de 2629 en 2001 a 47.039 en 2018 y las de la UE de 24.276 a 50.777 millones. Las exportacio­nes de los EE.UU. fueron de 26.236 a 59.099 millones en el mismo período. Las exportacio­nes chinas se multiplica­ron por 20; las de la UE y EE.UU. sólo por 2.

El Mercosur tuvo éxito en coordinar después de veinte años una posición común. No hizo lo mismo cuando negoció con China. El presidente Xi firmó Acuerdos de Asociación Estratégic­a con Argentina, Brasil y Uruguay para promover las relaciones económicas y facilitar las inversione­s de las empresas chinas. Brasil es también miembro del BRICS y del Nuevo Banco de Desarrollo. El Acuerdo Estratégic­o con la Argentina fue firmado en 2014, concediend­o la adjudicaci­ón directa de obra pública sin licitación internacio­nal. El Mercosur rechazó las negociacio­nes con Estados Unidos y la Unión Europea. En ese lapso, surgió China que captó las inversione­s y ocupó el lugar de principal exportador de manufactur­as de la mano de las empresas multinacio­nales. Es posible que la Argentina y Brasil hayan pensado en el 2005 que Oldebrecht, Cherñajovs­ky, Ferreyra y Baez serían los Gate, Ma, Zhengfei y Zuckerberg locales. No fue así.

El Acuerdo sitúa al Mercosur en las corrientes principale­s del comercio internacio­nal con veinte años de retraso. La UE ya no es lo que era y China es el principal competidor. El Mercosur tiene un desafío muy complicado que requerirá un gran esfuerzo para aprovechar las oportunida­des y mejorar la complejida­d de sus exportacio­nes. ■

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