Clarín

Los días de “Pity” en la cárcel: las visitas de su hija y el gesto de Charly

La ex del cantante contó que recuperó la relación con la nena y que García los ayudó en el momento más difícil.

- Esteban Mikkelsen Jensen emikkelsen@clarin.com

Mariángele­s Giovannone (39) es, para todos, María. Y Cristian Gabriel Álvarez Congiú (47) es, para sus fans, “Pity”. Pero sus seres queridos lo llaman por su primer nombre: Cristian. Así también le decía Blondie, la hija de ambos, hoy de 7 años, hasta que empezó a visitarlo en el penal de Ezeiza, adonde el músico lleva 12 meses preso por el homicidio de Cristian Maximilian­o Díaz (36), de cuatro balazos, tras una discusión en las torres del barrio Samoré, en Villa Lugano.

Recién ahora la nena se lanzó, sola, a decirle “papá”, después de que sus padres se reconcilia­ran para llevar adelante una relación de respeto y cariño. “Cuando va a visitarlo Blon, sonríe como nunca lo vi hacerlo. Más allá de todo lo malo que le está pasando, él ahora personalme­nte está limpio de drogas”, le dice María a Clarín, al hablar públicamen­te por primera vez desde lo que pasó.

“Cristian la está disfrutand­o como nunca lo había hecho. Está en postura de padre. La llama todos los días por teléfono. Se ocupa de absolutame­nte el 100 por ciento de sus gastos. Ahora es un papá de verdad, por eso ella lo llama así. Se ganó su corazón y su confianza con el correr de los días”, confiesa.

María conoció primero a “Pity”. Pero para ella siempre fue Cristian. Mientras trabajaba en una empresa de merchandis­ing de bandas musicales, le llegó una oferta: encargarse del vestuario para el video de “Pila Pila”, uno de los hits de Intoxicado­s. Así lo vio por primera vez. “Yo era una oficinista ‘palermera’. Nos hicimos re amigos”, recuerda. La relación íntima comenzó dos años más tarde en pleno Cosquín Rock, adonde la banda de “Pity” cerraba el tradiciona­l festival veraniego de la provincia de Córdoba. “Mari, venite a laburar conmigo que necesito una asistente”, le propuso él. Fue el principio de una historia de amor, de esas que dejan huellas.

Eran tiempos de éxito. Aquella noche no podían despertar al cantante en el camarín para que se subiera al escenario. Hasta que lo consiguier­on y fue un show recordado, en el que Skay Beilinson se subió al final con su guitarra para acompañar a “Pity”.

María y Cristian compartier­on momentos lindos, pero también duros, por la adicción a las drogas del artista. “Pesaba 45 kilos. Siempre apunté a ayudarlo, a protegerlo. Fui mucho más que su novia o la madre de su hija. Fui su enfermera”, afirma.

La mamá de Blondie cuenta que al inicio de la relación logró que “Pity” se mudara con él y se fuera de Villa Lugano. “Me lo llevé a un barrio cerrado de Tristán Suárez, quería salir en bici y andar con él sin que nadie estuviera encima suyo. Así duramos dos años, cuando él me planteó: ‘Tengo la sala de ensayo en Capital, necesito volver al barrio”, recuerda.

En el barrio Samoré pasaban cosas: había robos, corría la droga. Ella ejemplific­a: “Una vez, estando embarazada de siete meses, quedé en medio de un tiroteo. A él lo volvían loco, pero si estaba conmigo no, porque yo era el rottweiler de Cristian. Una vez hasta me metí en una villa para rescatarlo, porque lo habían lastimado. Arriesgué mi vida millones de veces”.

La relación de pareja duró siete años. “Estaba totalmente enamorada, pero no podía más”, explica María. Después llegó la debacle para Álvarez, aturdido por las palmadas en la espalda, las luces del éxito, la tentación de lo prohibido. “Yo no permitía que ni siquiera tuviera un arma encima. Pero él no cambió nunca, porque estaba enfermo. Al aferrarme más fui como soltando la correa y se fue descarrila­ndo”, añade.

María agradece el apoyo público de artistas famosos, aunque destaca a uno solo por sobre el resto: Charly García: “Un día vino con (su mujer) Mecha (Iñigo), me dieron una suma de dinero importante y me dijeron: ‘Es para Blondie, para nosotros desde ahora es nuestra ahijada’. Fueron los únicos que me ayudaron. Nunca se supo, pero son de fierro”, agradece.

Giovannone es fan de Blondie, una banda estadounid­ense formada en los ‘70. Uno de sus éxitos es, justamente, “María”. Al mes de haber empezado a salir, se fueron a vivir juntos y ella le hizo conocer este grupo a Cristian. Sería nada menos que el nombre de su futura hija.

El vínculo entre “Pity” y la nena se fortaleció desde que él está detenido. En su último cumpleaños, el 28 de junio, entraron las dos al salón de visitas, junto con Cristina Congiú, la madre de Cristian. Blondie lo vio, corrió y lo abrazó: “¡Papá!”. Todos los que estaban ahí empezaron a cantarle el feliz cumpleaños. “Están en una relación zarpada de amor”, sintetiza la ex de “Pity”. O de Cristian, la estrella del rock que terminó en prisión por un delito gravísimo: el homicidio de otra persona. ■

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Juntos. Cristian “Pity” Álvarez acompañado de Blondie, su hija de 7 años, durante un encuentro en la cárcel.

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