Clarín

Entregan un cadáver por otro en la morgue de un hospital

En el hospital Muñiz confundier­on dos cuerpos y entregaron uno equivocado, que ya fue sepultado.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Una mujer fue velada a cajón cerrado y enterrada, pero era el cuerpo equivocado. En el Muñiz admiten el “error administra­tivo” e investigan responsabi­lidades. Habría exhumación.

No falleciero­n el mismo día. Una recién llegaba a los 40 y la otra había pasado los 50. No eran del mismo barrio. No se llamaban igual. Ni siquiera murieron por la misma causa. Pero Sandra Ávalos fue velada a cajón cerrado el domingo por familiares que la lloraban como si fuese Juana Aranda. Y fue enterrada en Monte Grande, a 30 kilómetros de su casa en Ciudad Evita. El cuerpo de Juana sigue en la morgue del Hospital Muñiz. Ahí se produjo el intercambi­o de cadáveres. Por muy poco, Juana no fue llorada como si fuese Sandra. El "error administra­tivo" derivó en la renuncia de Mabel Nogueras, la directora de ese centro de salud. Pero aún no se sabe quién cargó un cuerpo en vez de cargar otro. Por el momento, se despidió a cuatro empleados más.

"Ella falleció el sábado a la madrugada. Me llamó la doctora para ir a reconocer el cuerpo. Fui con mi mamá, estuvimos 35 minutos. Luego nos mandaron a hacer los papeles por si la íbamos a velar ese mismo día. Lo hicimos. Después nos pidieron hacer el trámite en el cementerio de Chacarita. Todo muy bien atendidas. Pero la otra familia enterró a mi hermana y en el hospital estaban por hacernos enterrar ese otro cuerpo", le dice Mónica Ávalos a Clarín.

Ella y su madre vieron el cadáver de Sandra, la mujer de 41 años que el 5 de julio murió de neumonía en el Muñiz. "No me lo contaron", insiste. Aún estaba en la sala de terapia intensiva, no en la morgue.

El intercambi­o de ese cuerpo con el de Juana, de 53 años, que vivía en El Jagüel, se produjo en las horas posteriore­s a ese primer reconocimi­ento. Mónica y su madre se fueron hasta el cementerio para definir la parcela o nicho donde iban a depositar los restos, pero no llegaron a tiempo. "Cerraba a las 10 y nosotras llegamos a las 12. Por eso un chico nos dijo que teníamos que volver al otro día (domingo)", detalla Mónica.

Ese hombre le dio un consejo: "No te acerques vos, si ya tenés la cochería, que ellos hagan todo el trámite". Le hicieron caso. La casa funeraria hizo los papeles el domingo a la mañana. Karina Ávalos, la otra hermana de Sandra, se iba encargar de hacer el segundo reconocimi­ento del cadáver y trasladar los restos a la casa velatoria. "Cuando Karina llegó con el cochero, le dijeron que tenía que esperar porque había 20 cuerpos que no estaban rotulados (sin haber sido reconocido­s)", cuenta. La mujer se quejó y explicó que el día anterior su hermana y su madre ya habían dicho que quien yacía sin vida en esa camilla de terapia era Sandra.

Le respondier­on que tenía que esperar hasta que bajara el médico de guardia. Ante la demora, el cochero entró al hospital y le preguntó a Karina por qué aún no estaba el cuerpo. Ella, presionada por la premura de la cochería -que tenía al vehículo esperando afuera-, exigió estar de inmediato frente al cadáver.

"Entonces fue que le mostraron un cadáver. Y no era el de nuestra hermana. Era el de Juana Aranda (el otro cadáver intercambi­ado)", dice.

A punto de cumplirse una semana de la muerte de Sandra, aún no hay respuestas. Tampoco el cuerpo. "Nos dijeron que la exhumación del cadáver puede ser en 20 días. Que esto no es urgente para el juez", dice Daniela, su prima.

Para los Aranda el intercambi­o de cadáveres se dio en, exactos, "10 minutos". Es el tiempo que pasó entre que reconocier­on el cuerpo, el sábado, y cuando Silvina Veliz, hija de Juana, salió de la morgue para subirse al auto a esperar que los empleados del Muñiz subieran el cajón al vehículo fúnebre. En el velatorio de Juana - que se hizo con el cuerpo de Sandranunc­a se abrió el cajón. ■

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Protesta. Familiares frente al Muñiz.
 ?? ADAMI ?? Indignació­n. Karina Ávalos, hermana de Sandra, y la hija de ella. Reclaman desenterra­r el cadáver.
ADAMI Indignació­n. Karina Ávalos, hermana de Sandra, y la hija de ella. Reclaman desenterra­r el cadáver.

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