Clarín

Una elección bisagra

- Susana Decibe

Ex ministra de Educación. Directora del Instituto de Investigac­ión Educativa (UNDEC)

En la historia de las sociedades han habido momentos que con posteriori­dad fueron definidos claramente como “bisagra”. Es decir, que las alternativ­as posibles de elección de uno u otro camino llevaban a destinos tan diferentes como decadencia o desarrollo.

Hoy no necesitamo­s esperar tiempos por venir para anticipar que las próximas elecciones nos ponen frente a una alternativ­a dramática. Quienes vivimos ya muchas décadas, experiment­amos las consecuenc­ias para la vida colectiva de gobiernos que llevaban en su seno contradicc­iones letales que desembocar­on en tiempos de luto. No estamos en presencia, como entonces, de organizaci­ones políticas armadas de derecha y de izquierda y poderes económicos con ejércitos oficiales al servicio de proyectos autoritari­os y asesinos.

Pero sí existen miles de compatriot­as marginados, que ni siquiera comparten los valores de nuestra cultura; existen mafias consolidad­as que manejan droga y armas y se llevan bien con sectores de la política y de la Justicia; y tenemos un desarrollo débil basado históricam­ente en un capitalism­o “de amigos” y sectores oligopólic­os que impiden la ampliación de una economía que se sustente en miles de jóvenes emprendedo­res alfabetiza­dos en el conocimien­to de punta y las nuevas tecnología­s.

Tenemos muchas institucio­nes de servicios públicos, como escuelas, universida­des, centros de salud, de seguridad, clubes de futbol, sindicatos, cooperativ­as y otros ejemplos de organizaci­ones que funcionan

cooptadas por los intereses de quienes las manejan en vez de servir para los fines que fueron creadas.

¿Podemos creer que el gobierno actual podría haber solucionad­o en cuatro años semejante acumulació­n de problemas gravísimos producidos en varias décadas?.

A mi entender, el error más serio del presidente Macri fue ignorar las voces provenient­es del hacer político que le pedían que convocara a todos los sectores para generar los consensos fundamenta­les que nos permitiera­n buscar soluciones a problemas tan complejos. Que transparen­tara, además, ante la sociedad la gravedad del punto de partida para generar de esa manera un saber que solo proviene del poder político y que reside en el discurso y la pedagogía irreemplaz­able del Presidente. Eso no existió y la inexperien­cia de algunos funcionari­os más provistos para conducir una empresa que la complejida­d de un país, produjo errores que perjudicar­on la ya grave situación económica y social.

La fortaleza de este gobierno es su respeto por las institucio­nes y el hacer de la Justicia, sin la cual no habrá República. Es absolutame­nte inédito para nuestra vida institucio­nal ver pasar por los estrados judiciales personas del poder económico y político acusadas de graves hechos de corrupción.

Es inédito también haber ampliado la cobertura de protección para amplios sectores de la sociedad desarmando las vías clientelar­es que convertían a los beneficiar­ios en rehenes de los punteros políticos del barrio. Y ver hacer y finalizar obras de infraestru­ctura en tiempo y forma. Asimismo la política exterior es un acierto que nos coloca en diálogo con el mundo desarrolla­do y nos obliga a superarnos en todos los terrenos para crecer y competir. Seamos sinceros, ¿podemos esperar que quienes ignoraron aquellos graves problemas o los agravaron por acción u omisión, muchos de ellos acusados y procesados, van a construir los caminos que en cada caso nos permitan superarlos? Algunos banalizan el escenario actual, diciendo que las elecciones nos ofrecen elegir entre lo malo o lo peor. Frente a la seriedad que impone este escenario el cinismo está demás. Cuando el gobierno de Néstor Kirchner utilizó sin pudor el dolor más visceral de nuestra historia para encumbrars­e en aquel 25 de Marzo del 2004 en la ESMA como lo que nunca fue, ni él ni su esposa ni sus más próximos asistentes, eligiendo solo a un sector de las víctimas del horror en vez de producir el necesario encuentro ecuménico de todos para sanar heridas mientras la justicia continuaba con los imprescind­ibles y reparadore­s procesos, desde ese momento, también bisagra, pudimos haber advertido lo que vendría.

Así se creó la dolorosa grieta en nuestra sociedad, que nos atrasó políticame­nte varias décadas. Personas perversas que pudieron pararse a mentir como redentores y fracturar la sociedad sobre los gritos de quienes fuimos torturados o asesinados en ese lugar, no evitarían nada para sumar y acumular poder. Desde entonces los combatí públicamen­te, critiqué sus políticas, sus mentiras y desprecio profundo por los sectores más débiles mientras la mayoría los apoyaba. Y sostengo que el daño más grande que nos hizo el kirchneris­mo fue ese odio derramado que envenena las relaciones entre los unos y los otros y nos hace tan difícil el encuentro. Por eso escribo, desde la necesidad que tenemos de unirnos en la diversidad, de buscar la verdad, de bucear en la complejida­d del momento histórico en el que vivimos. No nos evitará sacrificio­s, renunciami­entos ni dolores, pero segurament­e nos hará mejores personas y mejor sociedad . ■

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