Argentinos mostró sus credenciales ante Colón por la Copa Sudamericana
Mantuvo el arco en cero como acostumbra en esta Copa y aprovechó su chance para definir. El jueves, la revancha.
Argentinos visitó Santa Fe y se llevó un resultado relevante: se impuso 10 a Colón, por la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana. Y se mostró como en cada partido de esta competición: sólido para defender (no recibió goles en esta Sudamericana) y astuto para sorprender.
La vuelta de ambos a una competición oficial ofrecía inquietudes. ¿Para qué están? ¿De qué se trata este nuevo semestre? Había alguna certeza: Argentinos está viviendo días de reconstrucción y de crecimiento a partir del arribo de Diego Dabove. Colón está procurando estabilizarse. Y mientras compiten mano a mano por meterse en el top 8 de la Copa Sudamericana, también miran de reojo la tabla de los promedios. No es casual: Colón está a seis puntos de la zona de descenso; y Argentinos, a cinco de cara al inicio de la temporada 19/20. De todos modos, el ámbito internacional es una tentación.
En ese contexto disputaron un primer tiempo con intensidades, sin inhibiciones. Los dos se animaron más allá de limitaciones. Con un Santiago Silva -refuerzo reciente- muy bravo por el lado de Argentinos; con un Wilson Morelo movedizo y con un Luis Rodríguez muy astuto por el lado de Colón.
La diferencia en esa etapa fue un derechazo estupendo, justo desde afuera del área de Matías Romero. Iban 38 minutos y un desarrollo cambiante. Fue el 1-0.
En el segundo tiempo aconteció lo previsible. Colón -local y en desventaja- se adelantó en el campo de juego. Buscó recuperar la pelota más cerca del arco ajeno. Lo logró sólo de a ratos. Tuvo un agregado la segunda mitad: dos penales discutidos por Colón (ambos al Pulga Rodríguez) que ni siquiera fueron revisados por el VAR, una novedad para los octavos de final de la Sudamericana.
En el último tramo, Argentinos le recortó espacios. Le durmió el partido. Colón intentó pero entró en el laberinto propuesto por los visitantes. Y de allí no pudo salir. ■