Kim cambia la Constitución y aplica reformas de mercado en Norcorea
Introduce una variante que modifica la rígida economía comunista. También posiciona su rol como jefe de Estado.
Norcorea está inmersa en una serie de transformaciones políticas y económicas destinadas a enfrentar la crisis que viene sufriendo debido al aislamiento internacional y las sanciones aplicadas por la comunidad global a raíz de su programa nuclear.
Uno de estos cambios tiene que ver con el estatus de su líder, Kim Jongun, pero otro más profundo con las modificaciones económicas destinadas a introducir una variante del libre mercado, al estilo del que le permitió a China abrazar las prácticas del capitalismo hace tres décadas.
Mediante una enmienda de la Carta Magna, realizada hace unos meses y publicada este viernes, Kim fue nombrado "jefe de Estado" del país y comandante en jefe de las fuerzas armadas. La reforma, además, sentó las bases constitucionales del enfoque económico reformista del líder comunista, mediante un incremento a la autonomía de las empresas estatales y la introducción de elementos de mercado.
La nueva versión, publicada íntegramente por el portal estatal Naenara, afirma que Kim, “el presidente de la Comisión de Asuntos Estatales de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), es el líder supremo de la RPDC”, pero agrega, como remate de la frase, “la persona que representa al Estado”.
Hasta antes de la modificación, la responsabilidad de representar al país recaía en el presidente de la Asamblea Suprema del Pueblo, un cargo que ocupó el adjunto de Kim, Choe Ryong Hae hasta el 11 de abril pasado, el día que se reformó la Constitución norcoreana.
La nueva versión ratifica que el presidente de la Asamblea mantiene su carácter de “representante del Estado”, pero además institucionaliza la realidad política de Corea del Norte, donde Kim era jefe de Estado de facto y Choe -quien se convirtió ahora en su sucesor- desempeñaba un rol meramente protocolar, según informó la cadena de noticias estadounidense CNN.
Este cambio está enlazado con la política de apertura que desarrolla el líder norcoreano, ya que la nueva condición de jefe de Estado ubica a Kim en una posición equivalente a la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump; de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, en cumbres y negociaciones de tratados. También establece el estatus del líder como firmante de un eventual tratado de paz.
Según los analistas, se trata de un nuevo esfuerzo de Kim Jong-un en aras de normalizar las relaciones del aislado país con el mundo, y operar sin sanciones internacionales.
Con este objetivo, Kim mantuvo 15 reuniones con jefes de Estado y de gobierno desde su primer viaje al extranjero en marzo de 2018, entre ellas dos cumbres con el presidente estadounidense Donald Trump sobre desnuclearización.
Hace años que Pyongyang busca un acuerdo de paz con los Estados Unidos y poner fin al estado técnico de guerra que existe desde el conflicto bélico de 1950-1953, que concluyó con un armisticio en lugar de un tratado de paz. Las conversaciones de desnuclearización entre Washington y Pyongyang se han estancado, aunque se espera que este mes se reanuden. El nuevo texto constitucional, por otra parte, continúa describiendo a Corea del Norte como un "Estado de armas nucleares".
En el plano económico, la nueva Constitución elimina la mención al "sistema de trabajo Taean", el método tradicional de manejo de la economía centrado en el Partido Comunista, y se la reemplaza por la de “Sistema de Administración Responsable de las Corporaciones Socialistas”, impulsado por Kim desde su llegada al poder en diciembre de 2011. La esencia de este sistema es institucionalizar el mercado y armonizarlo con la planificación económica estatal.
Entre otras cosas, esto permite que las empresas, una vez que hayan cumplido con la cuota de producción dictada por el Estado para satisfacer las necesidades nacionales, puedan hacer dinero fabricando productos y vendiéndolos en el mercado para satisfacer la demanda.
Pero hay otro artículo más representativo del cambio. En él se discute las posibilidades de “adherir firmemente al principio de garantizar las ganancias reales”, lo que crea las bases constitucionales para que agentes económicos individuales actúen de manera independiente para garantizar su sustento. Éste es un punto crucial para introducir elementos de la economía de mercado. ■
Institucionaliza el mercado y lo armoniza con la planificación económica estatal.