Turquía se aleja de EE.UU. y de la OTAN y acepta sofisticados misiles de Rusia
Son los modernos S400, capaces de derribar aviones de combate, drones y misiles de crucero.
Turquía, miembro de la OTAN desde 1952 y uno de los países clave de la Alianza Atlántica por su posición geográfica, dio ayer un paso clave para acercarse a Moscú. En un claro desafío a Estados Unidos y Europa, el gobierno turco anunció que recibió el primer envío del sistema de misiles antiaéreos rusos S400, incompatibles con los sistemas de defensa de la OTAN.
El S400 es capaz de derribar aviones de combate, drones y misiles de crucero y es el mismo que se usó en 2014 para derribar sobre Ucrania un avión de pasajeros de Malaysia Airlines con más de 250 civiles a bordo. Según la investigación, fue disparado por miembros de las Fuerzas Armadas rusas. Turquía paga 2.500 millones de dólares a Rusia por todo el sistema.
En Europa no hizo ninguna gracia la compra, cuando las relaciones con Moscú viven su peor momento desde la Guerra Fría por la anexión rusa en 2014 de la provincia ucraniana de Crimea.
Pero la indignación europea es ínfima comparada con la de Estados Unidos, que había amenazado a principios de junio con expulsar a los turcos del programa de fabricación del cazabombardero F-35 estadounidense, del que Turquía iba a comprar 100 unidades.
Turquía no frenó. Este viernes anunció en un comunicado que la entrega de los misiles rusos “ya empezó”. EE.UU. había advertido en varias ocasiones a Ankara sobre esa compra, porque el Pentágono teme que el potente radar de los S400 ayude a Moscú a descubrir la tecnología de los últimos modelos de la aeronáutica militar estadounidense.
El Pentágono también había advertido a Turquía que poner a miembros de las Fuerzas Armadas rusas a operar esos sistemas de misiles, mientras en las mismas bases militares iban a establecerse los F35, era un riesgo. Si Turquía quería el F35, como así indicó al encargar 100 unidades, no podía, según Washington, comprar el sistema de misiles ruso.
En la OTAN también temen por el futuro de las relaciones militares con Turquía. Su secretario general, Jens Stoltenberg, decía que “la interoperabilidad de nuestras Fuerzas Armadas es esencial en la conducción de nuestras operaciones y misiones”.
En Bruselas se especula con una Turquía que se aproxima a Moscú a la vez que se aleja de sus socios de la OTAN, lo que hace insostenible a medio plazo su membresía a la alianza militar occidental porque, dice Washington, no se puede ser miembro de la OTAN y tener “una dependencia económica y estratégica demasiado grande hacia Rusia”. La salida de Turquía de la Alianza Atlántica trastocaría el mapa geopolítico y militar en Oriente Medio.
Si Washington cumple sus amenazas, los pilotos turcos que ya se entrenan en EE.UU. en el pilotaje de los F35 y las empresas militares turcas que participan en el desarrollo de ese avión serían expulsados de ese programa militar. ■