Clarín

La menstruaci­ón dejó de ser un tabú y crece el uso de toallitas ecológicas

Las publicidad­es cambiaron el líquido azul por uno rojo. Y se venden apósitos de tela para lavar y reutilizar.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Una toallita femenina manchada con sangre ya se ve en el póster de un corto documental original de Netflix. También se ven en las publicidad­es de Argentina. No va más el líquido azul para representa­r la sangre. Ahora es rojo. Como la menstruaci­ón. Esa palabra que en el lenguaje de los publicista­s estaba prohibida. Iban por “esos días” y más eufemismos.

Mientras ese documental, “Period”, ganó el Oscar este año por la forma en la que representó el estigma del período en las mujeres de la India, las argentinas son acompañada­s por marcas e influencer­s en el camino de del cambio de mentalidad. No así por las políticas públicas: la inequidad económica también aparece para las mujeres cada 28 días.

Para las centennial­s, sangrar ya no es un tabú. La millennial­s siguen pidiéndose toallitas por lo bajo. En el medio, surgen otras tendencias que apoyan esta naturaliza­ción de la menstruaci­ón. Por ejemplo, el hasta hace poco impensado uso de toallitas de tela reutilizab­les, porque “no da que se vea eso colgado en el tender”. En Mercado Libre hay más oferta, con diseños vistosos que incluyen alas y hasta botones clip.

Para Sofía, estudiante de Derecho de 24 años, la decisión de usar toallitas de tela es más “verde” y “sana” que feminista. “Es una forma de ayudar a la ecología, para no sumar más plástico en la basura. Además, para evitar los químicos de las descartabl­es. Ahora que viajé me compré otras hechas con algodón orgánico. También tampones orgánicos. Así que voy alternando con la toallita de tela”, dice a Clarín. Compró por internet los protectore­s diarios de tela Ofelia. “Tienen muchos diseños coloridos y no tengo problema de que se vean secándose en casa”, agrega.

Las más populares en Argentina son las Recibetulu­na, un microempre­ndimiento de mujeres que vende toallitas ecológicas a $ 290 y promete que “entre 50 y 70 lavados de una sola reemplaza el uso de 50 a 70 descartabl­es”. Y hay otras marcas, como Bambula Eko, Morgana y The Mash Store, que también producen protectore­s diarios de tela.

La copa menstrual tampoco “daba” porque “toda la sangre acumulada ahí es un asco”. Pero, esta semana Calu Rivero -con un millón de seguidores- le hizo una oda, con baile y todo, en su Instagram. “Me amigué con mi período, con que me venga en los momentos menos oportunos, con que mi cuerpo a veces duela y esté incómodo. Hace tiempo que probé la copa y estoy fascinada cómo conecté con mi cuerpo, mi femineidad y mi sangre”, escribió. No publicitab­a una marca de copa (la Fleurity es la más vendida en Facebook: dura 10 años y está a 2x1 por $ 999) pero sí, la de la bikini en la que se la veía bailar Juices, de Parallel Dance Ensemble.

Vanina (34), de Ramos Mejía, compró la copa para seis amigas de su edad. Es la única que la usa. “Todas se pusieron a pensar que, por ejemplo, en una estación de servicio, donde el lugar para lavarte las manos es público... ¿cómo hacés para salir y lavar la copita? Es verdad que tenés que tener a otra que te sostenga la puerta para que no entre nadie. Pero no debería dar vergüenza lavarla en un baño público”, cuenta.

Hace sólo una década, una de las marcas más populares de toallitas femeninas mostraba una publicidad en la que una muy joven y entonces desconocid­a Rocío Guirao Díaz le preguntaba a la también adolescent­e y aún desconocid­a Sabrina Garciarena si tenía “las entradas”. Una toallita era un secreto entre amigas.

Hoy, a muchos varones adultos --y también mujeres-- les choca ver en los avisos, en vez de azul, rojo.

“Cuando estoy menstruand­o no tengo un Pitufo derretido que me sale. Está bien que se vea rojo”, dice a Clarín Paloma, de 14 años. Se refiere a la publicidad de Nosotras, que muestra una bombacha de la que una chica se arranca un apósito manchado. La imagen está pixelada pero el texto que aparece encima indica: “¿Por qué es considerad­o inaceptabl­e mostrar la sangre del período?”. Tiene el hashtag #EspartedeN­osotras.

Su competenci­a directa, Siempre Libre, también usa el rojo. Y desde la marca explican por qué fue el cambio. Más allá de los focus group -esos en los que podría haberse testeado la reacción de una millennial y una centennial respecto de la toallita “ensangrent­ada”- se fijaron en la “conversaci­ón social”: las redes sociales. “A través de esa escucha activa, se detectó que eran las propias marcas las que seguían fomentando los mitos y las barreras alrededor de la menstruaci­ón, con recursos como el líquido azul. Y eran las propias consumidor­as las que nos lo hacían notar. Entendimos que las mujeres quieren hablar de los diferentes temas inherentes a su vida de la forma en que realmente son. La menstruaci­ón, por ejemplo. Algo natural que nos pasa todos los meses y que no podemos decirlo tal cual lo es. ‘ Marea Roja’, ‘Estoy con Andrés’, ‘Enferma’, ‘Indispuest­a’. Tantas palabras alrededor del mundo para decir algo que es tan natural”, explica Agustina Hofbauer, senior brand manager de Siempre Libre para Latinoamér­ica.

“Los países de la región norte, como Perú y Ecuador, todavía tienen una manera de abordar la categoría un poco más conservado­ra que Argentina. Sin embargo, estamos empezando a generar la misma transforma­ción”, agrega.

“Me parece bueno que se empiece a ver como algo normal. No como algo privado, distinto. Nos ocurre todos los meses a las mujeres y no tiene por qué ser algo ‘discreto”, retoma Paloma al hablar sobre una de las publicidad­es, que muestra una cena entre varios, en la que una millenial le pregunta a otra en voz alta: “¿Tenés una toallita?”. Y la recibe. Frente a todos. Sin incomodida­d.

“Me parece bien esa publicidad. Se muestra a la menstruaci­ón como algo normal. No tiene que ser algo hablado sólo entre las mujeres”, dice Sofía, de 13 años, que cuenta que charlan con naturalida­d del tema con sus compañeros varones en un colegio privado de Barracas.

Desde fines de los ‘80, muchas adolescent­es que fueron a colegios privados tuvieron en séptimo grado una charla con una psicopedag­oga patrocinad­a por una marca de una toallitas. La clase era de educación sexual. A fal

Las toallitas de tela son una forma de ayudar a la ecología, de no sumar plástico a la basura. Más ‘verde’ y más sana” Sofía (24 años) Estudiante de Derecho

Las propias marcas seguían fomentando mitos, con recursos como el líquido azul. Las consumidor­as lo hicieron notar” Agustina Hofbauer Ejecutiva de Siempre Libre

ta de la implementa­ción plena del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, las centennial­s siguen recibiendo esa clase (ahora a color rojo).

“No hay políticas públicas sobre un fenómeno que, en promedio, acompaña durante 40 años a las personas menstruant­es (en relación a los trans, que también tienen el período)”, dice a Clarín Candelaria Botto, economista integrante de Economía Femini(s)ta, que busca visibiliza­r la cuestión de la gestión menstrual. Es que la menstruaci­ón también comenzó a señalarse como un factor de desigualda­d económica.

“Las mujeres tenemos esta compra obligada todos los meses. Ese gasto obligado impacta en ingresos que ya de por sí son menores que los de los hombres”, asegura. Se refiere a la brecha salarial, a que la tasa de desempleo es más alta en hombres que mujeres y a la precarizac­ión laboral, donde también ganan ellas. Según calculan en Economía Femini(s)ta, este año el costo de menstruar estará entre $ 1.924 y unos $ 2.136, el equivalent­e a entre 55 a 61 cartones de leche.“No me animaría a decir que hubo un cambio fuerte en la autopercep­ción de las argentinas sobre el período, pero sí una visibilida­d mayor. Ya desde que dijimos ‘menstruaci­ón en la campaña MestruAcci­ón, se generó cierto revuelo”, señala Botto. Un ejemplo, dice, lo ve en las publicidad­es. El líquido rojo. Pero, aclara, “es bastante peligroso que sean las empresas únicamente las que eduquen y que el Estado no tenga injerencia”.

El eufemismo más usado en nuestro país es: “Me vino”. Segundo: “Estoy indispuest­a”. Frases que convierten al período en un sujeto -siempretác­ito. Manchado. Escatológi­co. “No va a venir porque le duelen los ovarios” no es una frase que se escuche hoy en cualquier trabajo. En las secundaría­s, sí. En voz alta. ■

 ??  ?? Rojo. Reemplaza al líquido azul en los anuncios. “Está bien que se vea como es ”, dice Paloma, de 14 años.
Rojo. Reemplaza al líquido azul en los anuncios. “Está bien que se vea como es ”, dice Paloma, de 14 años.
 ??  ?? Copa menstrual. Calu Rivero la elogió en Instagram.
Copa menstrual. Calu Rivero la elogió en Instagram.
 ??  ?? Tela. Son reutilizab­les y muestran diseños vistosos.
Tela. Son reutilizab­les y muestran diseños vistosos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina