“Todo valió la pena, por más que haya días en los que esté rengo”
Rodrigo Mora. Esta noche será el homenaje de River al delantero.
No me arrepiento de nada. Si me decían antes de la operación que iba a volver a jugar y le íbamos a ganar dos finales a Boca, firmaba sin dudar. El último año di todo y estoy feliz porque valió la pena, por más que haya días en los que esté rengo y me cueste caminar. Se logró algo histórico, algo que los hinchas de River jamás olvidarán y será eterno”.
Hay una mezcla de sensaciones en las palabras de Rodrigo Mora mientras desde lo más profundo saca fuerzas para no quebrarse en la charla mano a mano con Clarín. Es lógico: hoy vivirá su partido despedida en el Monumental. Habrá actividades desde las 18, aunque el partido comenzará cerca de las 20 (transmite Telefé) entre los campeones de la Libertadores 2015 contra los de la 2018. Mora, que participó de ambos planteles, jugará un rato para cada equipo.
Hay orgullo por la vuelta y por los 8 títulos logrados. Hay angustia al hablar de esos difíciles días entre fines de 2018 y principios de 2019, cuando la lesión en la cadera retornó y lo obligó a dejar el fútbol. Hay tristeza en el recuerdo de cuando le diagnosticaron la necrosis. Hay felicidad al rememorar que volvió a jugar y a ser útil para el equipo.
Pero el uruguayo jamás imaginó estar retirado a los 31 años. Y así recuerda el duro golpe: “Venía con la intensidad de entrenarme todos los días. Me levantaba, iba a entrenarme temprano, almorzaba después de la práctica, luego una siesta, los mates, la cena y al otro día arrancaba de nuevo. Desde los 17 años que hacía eso. Y de repente no lo tuve
más. ¿Qué hacés ahí? No hay preparación posible para soportar eso”, expresa Mora con angustia.
“Cuando volvimos a la Argentina, con los festejos por la Copa Libertadores, desbordaba de alegría más allá del dolor que tenía -relata-. Volví a Buenos Aires por un estudio, el 27 de diciembre, y no quería saber si había salido bien o no. Necesitaba aislarme y disfrutar después de todo el desgaste y las concentraciones. Y el día que volvíamos a entrenar, me llamó mi representante y me dijo: 'Rodri, mirá que no estás en la lista'. Y rompí en llanto, no podía hablarle por teléfono”.
Su memoria trae más recuerdos de aquel momento: “Cuando hablé con Marcelo (Gallardo) a solas en el vestuario, no me salía una palabra. No me pude contener. Entonces él me dijo que me quedara tranquilo, que había dado todo. Y me dio un abrazo. No sólo teníamos una relación técnico-jugador, sino que me ha aconsejado sobre temas relacionados con mi hijo, en cosas que no sabía cómo actuar. Es duro, todavía sigue siendo duro, pero no quiero revolver más”, narra el uruguayo.
Llega el recuerdo de la Supercopa contra Boca. “Me preguntaban si deseaba estar y yo respondía que iba a ser feliz sólo con estar en el banco. Pero me tocó jugar los 90 minutos y corrí como si no me hubiera pasado nada. Las vueltas de la vida”, dice.
Y sigue: “Haber tenido la oportunidad de jugar ese partido, ser titular y ganarlo fue único. Fue una de las cosas más lindas que me pasó en mi carrera. Me acuerdo que me enteré que iba a jugar horas antes del partido. Marcelo me indicó lo que tenía que hacer. Y me dijo: ´Rodri, si vos cumplís esta función para el equipo, el partido lo ganamos'”. Le respondí que iba a dejar todo. Y así fue. Estaba bien y con ganas”. -¿Qué tiene Gallardo?
-No sé qué tiene, pero es una persona muy inteligente, como su cuerpo técnico. Ve las cosas, las siente y exprime al jugador aún cuando no está en el mejor momento. Y sabe cuándo poner a cada uno.
-¿Es el que más te marcó?
-Tuve dos que me marcaron mucho. Uno es Marcelo, sin dudas. Y el otro es Julio Rivas (está invitado a la despedida), el que tuve cuando llegué a Juventud de Las Piedras. Me dijo todo lo que me podía brindar el fútbol y me describió todo tal cual lo viví. -¿Cuáles fueron los jugadores con los que más te entendiste?
-Con Teo (Gutiérrez) y con los dos Lucas (Alario y Pratto). Son de distintas características, pero me iba adaptando. Donde me decían que jugara, yo trataba de dar lo máximo. -¿Qué será de tu futuro?
-No tengo planes todavía sobre cómo conectaré mi vida con el fútbol. El presidente (Rodolfo D'Onofrio) y Marcelo me dijeron que tengo las puertas abiertas en el club, pero no sé qué haré. No voy a ir probando porque sí. Tengo que pensar qué es lo que me hace feliz. Ahora sólo pienso en el partido despedida y en irme a Uruguay a disfrutar de mi hijo Máximo, porque desde que tiene un año que lo tengo lejos. Y ya tiene siete años. Si bien lo veía seguido, no es lo mismo que tenerlo cerca. ■