Antes del memorándum, Cristina intentó comprar un rompehielos ruso a Irán
En el 2010. Se estudió una propuesta para comprar el buque ruso "Persian Pearl" a una petrolera iraní. Pero se rechazó por el deficiente estado del buque, entre otras razones.
El gobierno de Cristina Kirchner intentó entre el 2009 y el 2010 comprar un rompehielos ruso a Irán para reemplazar al incendiado “Almirante Irizar”, lo que muestra la flexibilidad política del kirchnerismo hacia el régimen iraní desde tres años antes de firmar el memorándum de entendimiento por el atentado a la AMIA.
Desde el ataque terrorista de 1994 contra la mutual judía, Argentina había reducido sus relaciones diplomáticas de embajador a nivel de encargado de negocios y, también, sus relaciones comerciales directas por la acusación de la Justicia contra 8 ex funcionarios iraníes acusados de ser los autores intelectuales del atentado perpetrado por un comando de la Jihad Islámica que respondía el Hezbolláh del Líbano.
Sin embargo, en noviembre del 2009 la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, aceptó estudiar una propuesta para comprar el rompehielos ruso “Persian Pearl” que estaba en manos de una empresa petrolera iraní, anclado en un puerto de Irán donde sus usinas eran usadas para producir energía eléctrica.
Las relaciones con Irán había estado, entonces, congeladas hasta enero del 2011 cuando, a pocos meses de la muerte de Néstor Kirchner, el entonces canciller Héctor Timerman, se reunió en Alepo, Siria, con su colega iraní Alí Akbar y comenzó el deshielo y las negociaciones que terminaron en el 2013 con el pacto con Irán que dos años después denunciaría el ex fiscal de la AMIA Alberto Nisman.
Ante un pedido de acceso a la información pública presentado por Clarín, el ministerio de Defensa encontró documentos de este expediente reservado que confirman el intento de compra. El expediente se abrió el 6 de noviembre de 2009 cuando el entonces jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, transmitió a la ministra Garré una propuesta de venta del rompehielos “Persian Pearl” por parte de Gustavo Nordensthal, apoderado de la empresa Surnav S.A., que hacía de intermediaría de la iraní Kito Enterprises LLC. El “Persian Pearl” es el gemelo del rompehielos “Vasily Golovnin” que se alquiló para casi todas las campañas antárticas hasta el 2017 cuando, con varios años de retraso, el Irizar terminó de ser reparado. Ambos tienen una eslora de 159 metros y una manga de 22 lo que le permite tener siete grúas, cuatro bodegas, gimnasio, sauna y un hangar portahelicópteros, entre otras características.
Unos días después, Garré elevó una copia del informe -elaborado por el subsecretario de Planificación Logística, Gustavo Sibilla- al jefe de gabinete de ministros y luego se decidió man- dar un equipo de marinos a inspeccio- nar el buque, encabezados por el contralmirante Jorge González. Para ello se acordó llevar al “Persian Pearl” frente a las costas del puerto de Dubai donde fue inspeccionado por los argentinos entre el 5 y el 10 de febrero del 2010. El informe “técnico operativo”, elaborado por los especialistas argentinos de 18 páginas, describe exhaustivamente las características del buque construido en 1987 en Ucrania, luego de reunirse con el gerente de la empresa iraní Kito, Amir Mirnateghi, en Dubai.
En el documento se puntualiza que el buque “tiene inconvenientes para dar potencia máxima por problemas en el sistema de propulsión” debido a la falta de repuestos por su “diseño militar” y ante las reestricciones contra Irán por su programa nuclear. Luego se analiza detalladamente todas las partes del buque. Sobre las tuberías el informe advierte que están recubiertas de asbesto, una variedad del amianto que produce el cáncer y otras enfermedades.
En la parte de las conclusiones, el informe precisa que “el buque ha perdido su clasificación para navegación en hielo y únicamente se lo utiliza como plataforma flotante para alojamiento de personal. Su reclasificación no es un mero trámite administrativo, sino que implica la ejecución de tareas de magnitud que deben ser observadas y aprobadas por el ente clasificador”. Más adelante, dice que para operar el buque en la Antártida había que “crear un régimen de importación especial referente a los asbestos” y modernizarlo. El informe concluye que “el estado general del buque es deficiente, no obstante es apto por su diseño y capacidades para realizar operaciones en la Antártida”. El expediente no dice que finalmente por qué fue rechazada esta oferta. Pero fuentes militares explicaron que fue “fundamentalmente por el problema con el asbesto y otros inconvenientes técnicos” en el marco de un deficiente estado de la nave. ■