Polémico bloqueo
Busca así contener la inmigración que llega desde la frontera con México. La nueva norma coincide con las redadas lanzadas el domingo contra 2.000 “sin papeles”.
En una nueva ofensiva para contener el arribo de centroamericanos, desde hoy la Casa Blanca impedirá otorgar el asilo a los inmigrantes que no lo hayan solicitado antes en un “tercer país seguro”.
Una nueva ofensiva de la Casa Blanca para contener la inmigración. El Gobierno de Donald Trump anunció que desde hoy impedirá otorgar el asilo a los inmigrantes que no lo hayan solicitado antes en un “tercer país seguro”. Es un nuevo intento de reducir el flujo migratorio en la frontera con México y que procede especialmente de Centroamérica.
El cambio de reglas coincide con el inicio de una redadas masivas en varias ciudades para detener a unos 2.000 “sin papeles” y con una fuerte ofensiva política de Trump contra los demócratas que se oponen con más vehemencia a su política migratoria.
La expresión un “tercer país seguro” significa un territorio en el que las personas en cuestión no corren peligro de muerte. Para la ley de EE.UU., sólo Canadá cumple actualmente con esas condiciones. Washington busca sin éxito desde hace tiempo un acuerdo de “Tercer País Seguro” para que los migrantes deban tramitar sus solicitudes de asilo en alguno de los países que atraviesan en su ruta por Centroamérica, es decir, antes de pisar suelo estadounidense.
La nueva normativa tiene algunas excepciones, entre ellas, quienes entren en la definición de “víctimas de una forma grave de tráfico de personas”. Impulsada por la Casa Blanca, está dirigida a los cientos de miles de migrantes de América Central que intentan cruzar hacia EE.UU. por la frontera con México para pedir asilo una vez en suelo estadounidense.
El secretario de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, defendió la nueva norma interna -que no debe pasar por el Congreso porque no es una ley-y prometió que reducirá las “abrumadoras cargas causadas por los solicitantes de asilo que no buscan protección urgente en el primer país disponible, migrantes económicos que carecen de un miedo legítimo a ser perseguidos”
Ayer, al hablar de su política inmigratoria, Tump dijo que las redadas del domingo “fueron exitosas”. Sin embargo, los activistas comentaron que los operativos policiales fueron menores a lo anunciado por el gobierno. El objetivo eran alrededor de 2.000 migrantes con órdenes de deportación en urbes como Baltimore, Chicago, Los Angeles, Miami, Nueva York, Atlanta, Denver, Houston y San Francisco. Nueva Orleans, inicialmente en la lista, fue perdonada debido a la tormenta tropical Barry.
Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración un eje de su campaña política y de su gobierno, durante el cual ha sostenido un prolongado enfrentamiento con el Congreso por conseguir los fondos para levantar un muro en la frontera con México. En junio anunció que deportaría a “millones de extranjeros ilegales”.
Tom Jawetz, vicepresidente de política migratoria del Centro por el Progreso Americano, calificó la nueva normativa como “ilegal”, al igual que Omar C.Jadwat, director de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU). Para Jawetz, “no se puede denominar de forma creíble” a los países de tránsito como “seguros”. La medida anunciada ayer podría ser rebatida ante la Justicia.
La mayoría de los extranjeros que llegan al país de forma irregular desde México provienen de El Salvador, Guatemala y Honduras y buscan huir de la pobreza y la violencia de las pandillas, pero también hay un creciente flujo de personas provenientes de África o de países como Haití.
El domingo, la Corte Constitucional de Guatemala otorgó un amparo provisional a un recurso que busca evitar que el país se convierta en “un tercer país seguro”.
Tras esta decisión, el presidente Jimmy Morales canceló una reunión que tenía prevista con Trump en Washington. El excanciller Edgar Gutierrez dijo al diario El Periódico que un acuerdo de este tipo convertiría a Guatemala “en el campo de concentración más grande que ha existido en la historia” ya que sería una suerte de país “tapón” en el que los solicitantes de asilo deberían esperar la decisión final de Washington.
“Estados Unidos es un país generoso, pero está completamente desbordado por la carga asociada a la detención y al proceso de cientos de miles de extranjeros detenidos en la frontera sur”, dijo el fiscal general Bill Barr. En junio, más de 100.000 personas fueron arrestadas tras cruzar irregularmente ese límite. Estas cifras representan una caída del 28% con respecto a mayo, pero están muy por encima de las 43.000 aprehensiones registradas hace un año y marcan un máximo en 13 años.
Según el instituto independiente Pew Research Center, en Estados Unidos hay cerca de 10,5 millones de indocumentados. ■