De Castelar, con amor y canciones
El cantante de Ella es tan cargosa tiene disco solista, “Las cosas que inventás”, con grandes músicos invitados.
Si este texto fuera una canción de Rodrigo Manigot, primero describiría las fauces abiertas del túnel peatonal bajo las vías del Sarmiento, la cortada frente a la estación Castelar resbaladiza por la llovizna y el bullicio magnético de La Tarzán, el bohemio barcafé que vio a cientos de bandas del Oeste dar sus primeros pasos. Después, como una mamushka poética, hablaría de canciones.
El primer disco solista del cantante de Ella es tan cargosa es como esos cuentos de Cortázar donde se desdobla el personaje. Son canciones que hablan de canciones, narradas por un cronista que relata lo que vive para sobrevivir. Las cosas que inventás, que está disponible en todas las plataformas digitales, no sólo tiene a Fito Páez como invitado en el corte de difusión, Neblina, y a Mariano Otero como escultural productor musical.
“Buscamos que nos reconozcan por la música que hacemos. ¿Qué hacemos con nuestro cuerpo? Hacemos otro cuerpo”, filosofa Manigot frente a una mesa-atril en el tradicional bar de barrio donde cantó, pasó noches eternas y hoy dicta talleres de composición. “Yo laburo esa idea en canciones. Incluso la palabra ‘canción’, que es muy sonora, breve y aguda, entra bien en cualquier tema. Le hemos dedicado nuestros mayores. Como la madera para un carpintero”, explica.
El disco rescata tres temas que Manigot había grabado en casete con su portaestudio, a fines de los ‘90, otros que nunca llegó a registrar con La Cargosa y nuevos. “Es un promedio de distintas etapas de la vida”, cuenta. La carta de presentación es una balada que a Páez le quedó como propia.
“Fue un desafío lindo salir con Neblina, porque va a contramano de lo que está sonando y piden en las radios, que es mucho más arriba, movido”, admite.
Rodrigo Manigot publica en Twitter y escribe en las redes sociales. Compone entre las 6.30 y las 10 de la mañana. Lee cinco libros en paralelo (del noruego Kjell Askildsen, los argentinos Juan Incardona y Mariano Quirós, y las estadounidenses Lucia Berlin y Miranda July) y da talleres de lírica musical en el bar porteño Los Galgos y frente a la estación de su Castelar querido. Sigue fanático de los Beatles y adicto al fútbol.
En su disco hay baterías que recuerdan al pulso de Ringo Starr (grabadas por Sergio Verdinelli), bajos que dibujan melodías (Mariano Otero), guitarras slide y arreglos minimalistas (Gustavo Albornoz, Otero y Miguel Tarzia), pianos y teclados hammonds que aparecen como zarpazos felinos (Germán Wiedemer, Axel Introini). Hay escenas dylanescas (“Otra vez el viejo Peter Pan ronda la estación buscando bar”, en Lo que no termina bien), descripciones fotográficas (“Ya tiñe el alba la estación, se hace lila la ciudad. Yo me ofrecí a saltar con vos, y vos te perdiste en la neblina”, Neblina) y reflexiones existencialistas (“Vi aferrarse al moribundo a la más ciega esperanza, le daba cierta templanza estar de yapa en el mundo”, Sentimientos encontrados).
“Ahora que pasó la presentación con banda (fue el jueves 4/7, en el bar Sirhan de Palermo) me veo más haciendo los temas en formato acústico o con Ella es tan cargosa”, dice Manigot, que empezó a grabar Las cosas que inventás cuando con sus compañeros de toda la vida superaron la mayor crisis del grupo, desencadenada tras la salida pasajera de su hermano Mariano. No casualmente en DNI, el track 3, se presenta: “De regreso a mi mejor versión”. Y en Neblina confiesa: “Y hoy me valgo de esta canción para mostrar mi cruz”.
Las cosas que inventás está disponible en Spotify y YouTube. En formato físico se consigue en la Librería de la Mancha (Corrientes 1888, CABA) y en la disquería El Surco Loco, de Castelar (Carlos Casares 958). ■