El INTA hace una aclaración por “la ruta del agua mala”
Escribo por la nota “La ruta del agua mala: el arsénico un enemigo invisible que acecha a los pobladores del Norte del país”, publicada el 26 de junio de 2019. El acceso al agua segura es un derecho de la sociedad y una prioridad para el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en todo el territorio nacional. Miles de familias que viven en zonas aisladas sufren su falta de acceso. El agua de mala calidad genera altos costos a la salud pública y es una de las principales causas de enfermedad y muerte en menores de 5 años en el medio rural. Responder con distintas tecnologías nos ocupa desde hace años, mediante acciones conjuntas entre organismos públicos y también con los privados (el proyecto Agua Segura, por ejemplo).
Desde el 2016, ese compromiso se resignifica con los proyectos especiales del Programa ProHuerta, que ofrecen agua para uso integral a más de 16.000 familias rurales, con obras de acceso para usos múltiples para captar agua de lluvia, perforaciones, pozos calzados y represas, captaciones de vertientes y manejo gravitatorio. En el norte, como refleja la nota, el arsénico está presente en aguas subterráneas, por lo cual la lluvia es un recurso fundamental y disponible para mejorar la calidad del agua.
Es por ello que, junto al Ministerio de Salud y Desarrollo Social, lanzamos este año el Programa Especial Cisternas Rurales y a fines del 2019 se habrán construido más de 4.000 cisternas de placas de 16.000 litros para captar, almacenar y usar agua de lluvia, y mejorar así el acceso y la calidad del agua, como solución concreta al problema del arsénico.