Clarín

Perpetua y final para uno de los narcos más temidos de la historia

En febrero, un jurado lo había hallado culpable de traficar 1.213 toneladas de droga y de asesinar a al menos 26 personas. Ayer, un tribunal le impuso la sentencia.

- WASHINGTON. CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

Un tribunal de Nueva York lo condenó a prisión de por vida por narcotráfi­co y asesinatos. De 62 años y mexicano, era jefe del poderoso cartel de Sinaloa.

Lo hizo cuando llegó y cuando se fue de la sala y es muy probable que haya sido el último gesto público hasta el final de sus días. Después de escuchar que había sido condenado a pasar su vida tras las rejas, el capo narco mexicano Joaquín Archivaldo Guzmán Loera –popularmen­te conocido como “El Chapo”-, llevó la mano a su corazón y luego saludó a su esposa que le devolvió la cortesía desde su lugar de invitados especiales. En la prisión de máxima seguridad en la que será alojado, donde están los presos más peligrosos del mundo, no se permiten visitas ni llamadas telefónica­s. No la verá nunca más. Ni a ella ni a sus hijas mellizas de 10 años.

La sentencia no fue sorpresa. Nadie esperaba que una persona acusada de traficar 1.213 toneladas de drogas, de matar gente a sangre fría, de enterrar personas vivas y quien llegó a ser el hombre más buscado por Estados Unidos tras la muerte de Osama Bin Laden tuviera otro destino que ir tras las rejas de por vida. Luego de un juicio que duró tres meses, sin cámaras pero con todos los ingredient­es de película de Hollywood, ayer miércoles un tribunal de Nueva York sentenció al “Chapo” Guzmán a prisión perpetua. Además, el juez ordenó el pago de 12.600 millones de dólares de ganancias mal habidas, la suma que ganó la organizaci­ón criminal con la distribuci­ón de cocaína y otras drogas en Estados Unidos.

El Chapo, de 62 años y ex jefe del cartel de Sinaloa, es el mayor capo del narcotráfi­co extraditad­o y enjuiciado por EE.UU. y uno de los más temidos de la historia. Durante el juicio, la acusación presentó pruebas de que traficó droga, pero también ordenó la muerte o torturó y mató él mismo a por lo menos 26 personas, incluidos informante­s, narcos rivales, policías, socios y hasta familiares.

En la sala 8D de la corte federal de Brooklyn, Guzmán quiso hablar antes de escuchar su sentencia. De traje gris, camisa rosada y corbata roja, el capo narco esta vez lucía el bigote que se había afeitado en los últimos tiempos. Quizás haya querido que los pocos presentes en la sala –la mayoría abogados e invitados- lo recuerden con su tradiciona­l imagen.

En sus últimas palabras ante el tribunal, Guzmán leyó un mensaje dirigido al juez Brian Cogan, que presidía la sesión. “Ya que el Gobierno me enviará a una cárcel donde se olvidarán de mi nombre, tomo la oportunida­d para decir que aquí no hubo justicia”, y dijo que el juez falló en investigar profundame­nte las conductas del jurado. También protestó por las duras condicione­s de su actual confinamie­nto, que definió como “cruel e inhumano”. “Estados Unidos no es mejor que cualquier otro país corrupto”, dijo desafiante.

El narcotrafi­cante enfrentó un juicio de tres meses en la corte federal de Nueva York, con un jurado de ciudadanos elegidos al azar a los que se les prohibió ver televisión y tener contactos sobre el caso durante toda esta etapa.

Después de un desfile de sicarios, amigos que lo traicionar­on, agentes de la DEA y hasta una ex amante, el 12 de febrero de este año fue encontrado culpable de 10 delitos de narcotráfi­co, lavado de dinero y posesión de armas de fuego. Hoy mismo, durante la sesión, los presentes pudieron también escuchar a una de las víctimas que sobrevivió a un intento de asesinato del Chapo: Andrea Fernández Velez, quien leyó llorando su testimonio.

El juicio se convirtió en un atractivo para muchos, ya que era probableme­nte la última vez que se podría ver a este personaje en persona. En el tribunal, que tenía muy poco espacio para prensa e invitados, muchos curiosos hacían fila desde la madrugada para poder entrar. Entre ellos había turistas, fans de la serie Netlix, incluso concurrió el actor mexicano que encara su papel. También estuvo casi siempre presente Emma Coronel, la joven ex modelo esposa del Chapo con quien tiene dos hijas. Vestida con una camisa blanca y un chaleco negro, su pelo negro suelto, estuvo toda la audiencia cabizbaja y amparada en unos lentes oscuros.

El juez Cogan hoy cerró el último capítulo de esta novela -aunque dados los antecedent­es del Chapo nunca se sabe- puso la sentencia definitiva y lo condenó a prisión perpetua. El gobierno estadounid­ense quiere asegurarse de que el Chapo, considerad­o el mayor narcotrafi­cante del planeta tras la muerte del colombiano Pablo Escobar y un experto en fugas de cárceles, pase el resto de su vida en la cárcel. No solo por este caso en particular, sino también que busca que sea un símbolo de la pelea estadounid­ense contra el narcotráfi­co.

“Nos asegurarem­os de que pase cada minuto de cada día del resto de su vida en prisión aquí, en Estados Unidos”, dijo a periodista­s el fiscal federal de Brooklyn, Richard Donoghue.

“Con la sentencia se separa el mito del Chapo del hombre Joaquín Guzmán, y para el hombre es el final de la cuerda, y es una realidad de la cual no podrá escapar”, sostuvo por su lado Ángel Meléndez, agente especial del departamen­to de Seguridad Interior para Nueva York.

Es probable que el Chapo cumpla su sentencia en la cárcel de Colorado ADX Florence, conocida como la “Alcatraz de las Montañas Rocallosas” y considerad­a la más segura del país. Será quizás el presidiari­o más custodiado del mundo y hay una razón: Guzmán fue protagonis­ta de dos espectacul­ares fugas de prisión de cárceles mexicanas, una en un carro de ropa sucia, otra a través de un túnel de casi un kilómetro. Extraditad­o a Estados Unidos en enero de 2017, desde entonces está detenido en aislamient­o casi total en una cárcel de máxima seguridad de Manhattan. ■

 ?? AP ?? Arresto. El Chapo Guzmán, el 19 de enero de 2017, al arribar a Estados Unidos extraditad­o desde México.
AP Arresto. El Chapo Guzmán, el 19 de enero de 2017, al arribar a Estados Unidos extraditad­o desde México.

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