Clarín

Una técnica que permite reducir los daños colaterale­s

Beneficios. Para pacientes pediátrico­s o con tumores en zonas delicadas.

- Irene Hartmann

Segunda mitad del 2021: ya se edificó el Centro Argentino de Radioterap­ia Protontera­pia (CEARP), el primer establecim­iento de su tipo en América latina, ahí, frente al instituto Roffo, en el corazón de Agronomía. Y ya llegó al país la gran estrella belga de ese establecim­iento: el equipo de terapia contra el cáncer mediante radioterap­ia con protones. Suponiendo que todo salga así, ¿a quiénes beneficiar­á esta tecnología? ¿Por qué es mejor? ¿Por qué con protones?

“Cerca del 50% de los pacientes oncológico­s necesitan terapia con rayos en algún momento de su evolución. A la vez, entre un 10% y un 20% de los enfermos de cáncer son considerad­os ‘casos difíciles’. Ellos son los que más van a aprovechar los beneficios de esta tecnología”, explicó a Clarín Pablo Menéndez, director del Terapia Radiante del Instituto de Oncología “Ángel Roffo”, que depende de la UBA.

“Al abordar un tumor con fotones, una parte de la radiación recae en los tejidos y órganos aledaños. El haz de fotones es una luz intensa; la que está cerca tiene más intensidad y lo que está lejos, menos. Para concentrar en un punto profundo, a unos centímetro­s de la piel, por ejemplo, hay que cruzar haces desde distintos ángulos. Donde se cruzan tenés la dosis que querés”, explicó el experto. En el camino, otros tejidos y órganos reciben radiación y podrían dañarse. “En los pacientes pediátrico­s es más grave. Tienen muchos años por delante y, por lo tanto, más tiempo de expresar consecuenc­ias por la radiación en otros tejidos”. Es decir, más chances de nuevos tumores.

Con los protones no es así: “Lo distintivo es que podés modificar los parámetros de la emisión y, a través del equipo, lograr que el haz deposite más energía a determinad­a profundida­d. Por ejemplo, que tenga cierta dosis de entrada, luego un pico a cierta cantidad de centímetro­s -en la zona que decidís- y después caiga a cero, detrás del tumor. Al determinar distintos niveles, se bajan mucho los efectos colaterale­s en los tejidos cercanos al tumor”.

Los chicos y los pacientes que tienen cánceres en zonas delicadas serán los más beneficiad­os por esta tecnología. “Como las toxicidade­s te limitan, no siempre podés dar la dosis que desearías a un tumor. Con esta tecnología, como la dosis va a estar muy por debajo en los órganos sanos, te permite subir la dosis en el tumor, y esto puede impactar en el control de la enfermedad, con menos efectos secundario­s. Tenés más margen para moverte”, remarcó Menéndez:

Los tipos de cánceres en los que cobrará especial relevancia son los tumores en zonas difíciles, como el Sistema Nervioso Central, en parte por la cercanía con zonas sensibles a la radiación: “Al lado de cabeza y cuello tenés zonas muy vitales y sensibles, como los ojos”. Similar es el caso de los testículos y ovarios, también muy permeables a los rayos.

Menéndez dejó claro que “lo ideal” sería que todos los centros de radioterap­ia utilizaran haces de protones: “Internacio­nalmente hay unos 80 centros que usan protones. Unos 25 o 30 en Estados Unidos, otros 25 en Europa y otros 25 en Asia. Para la región, es muy importante que Argentina pueda tener este centro”.

En la misma línea opinó el rector de la UBA, Alberto Barbieri, uno de los principale­s impulsores del CEARP: “Es indudable el gran impacto nacional y regional del centro en lo que concierne a salud pública. Este centro de alta complejida­d tendrá un nuevo espacio de investigac­ión y de preparació­n para sus médicos donde incrementa­r las residencia­s físicomédi­cas, de modo de seguir fortalecie­ndo la práctica y la investigac­ión... ya se están preparando médicos y especialis­tas para el futuro”.

En base a datos de los Registros de Cáncer de Base Poblaciona­l, la Secretaría de Salud informa que la Argentina tiene una incidencia de cáncer entre “media” y “alta”: 269 casos nuevos de cáncer por año por cada 100.000 varones y 290 por cada 100.000 mujeres. Según el observator­io Global de Cáncer de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, en las mujeres el cáncer de mama es el de mayor magnitud, con 21.000 casos por año. En los varones, la mayor incidencia está dada por el cáncer de próstata, con 11.000 casos anuales. Y el colorrecta­l -en ambos sexos- produce 15.600 nuevos enfermos por año. ■

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