“Para mirar el futuro con esperanza, no nos tiene que ganar el desaliento”
Cuando hablamos de elecciones, también pensamos, decimos, sentimos, anhelamos, necesitamos, como hombres de fe, de esperanzas nuevas. ¡Y algunos no creen en la esperanza!
Lamentablemente, los resultados de la situación social es alarmante. Muchos argentinos por debajo de la línea de pobreza. Chicos, ancianos y adultos que no pueden acceder a la canasta básica de alimentos. Droga, inseguridad, muertes... Argentinos marginados, desocupados, indigentes. Argentinos a los que solamente le queda eso, la esperanza, lo que les permite no estar más en el “fondo”, a la deriva, con el espíritu quebrado. Y las madres profundizan su imaginación para gratinar lo que venga, hacer croquetas de lo que se pueda, tortilla de sobras y ravioles sin panza.
Todos sabemos cuál es el diagnóstico de la situación social, política, económica de la Argentina. Pero queremos saber cuál es la receta para salir de esta nueva etapa de crisis del país, donde los cambios siempre benefician a los que más tienen, a los corruptos, a los ladrones...
Pero para mirar el futuro con esperanza, no tenemos que permitir que nos gane el desaliento y pese a todo, volver a empezar. Difícil, pero necesario...¡Volver a empezar! Así es la esperanza. Los argentinos todos los días esperamos el nacimiento de tiempos mejores. Esperan los que no comen, no trabajan, no se educan. Los que están más expuestos a las enfermedades, los que transitan los últimos años de su vida sin remedios, con hambre, sin afecto... Y sí, eso es la esperanza. La que nos permite soñar en un mañana mejor, de inicios, de afecto, de gratitud....o palabras que, como el perdón, nos dicen que es posible volver a empezar, que aquello que soñamos, puede a ser realidad. A los gobernantes, a la clase política, a los jueces y policías, a los referentes institucionales, el pueblo le pide, exhorta, ruega y suplica que Nuestro Señor los ilumine para que contribuyan a tener un país mejor. Para que se reactive la producción, porque de esa manera hay trabajo y con el trabajo la gente se siente digna. Y hay salud, educación, menos hambre...