Clarín

Acusan a un ladrón y a un limpiavidr­ios de ser autores del asesinato de la mansión swinger

Uno cayó en prisión por un robo un mes después del crimen, pero recién fue imputado ahora. Su cómplice vivía en la calle.

- Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com

Un año y una semana después del crimen impactante de la mansión swinger de Punta del Este, la Justicia uruguaya asegura haber detenido a los dos sicarios que ejecutaron al profesor de inglés Edwar Vaz Fascioli (45). Se trata de un joven en situación de calle identifica­do como “Carlitos” (22) y un ladrón de 38 años que cayó preso por un “hurto agravado” un mes después del asesinato de Vaz. A este último ya lo tenían identifica­do y como sabían que estaba en la cárcel no lo imputaron para no alertar al que estaba en libertad. El martes, las cámaras de seguridad de Montevideo detectaron a “Carlitos” limpiando vidrios en una esquina.

Como anticipó Clarín el domingo, la fiscal del caso, Silvia Naupp, había pedido una prórroga para solicitar la elevación a juicio contra los cinco acusados que ya tenía el caso. El plazo vencía el 9 de julio, cuando se cumplía un año del crimen, pero como la captura de los sicarios era inminente, se optó por estirar el plazo.

Los investigad­ores pudieron llegar a los sospechoso­s gracias al “aporte de testigos de identidad reservada”. A la vez, fueron reconocido­s por uno de los dos choferes que participar­on de la secuencia. Por eso, para la fiscal no hay dudas que son ellos.

Entre los acusados están la ex esposa de Vaz, Lulukhy Moraes Mele (39, alias “Lulú”) y su amiga Leticia Giachino Fiori (36), que vivía con el matrimonio en la mansión del barrio Beverly Hills de Punta del Este. Según “Lulú”, la propiedad fue un regalo del ex jefe de Gabinete de ministros del Gobierno de Menem, Jorge Alberto Rodríguez, a Leticia, su novia durante nueve años.

Así arrancó la leyenda sobre “Gypsy Queen”, donde -según cuentan los vecinos del Este- se organizaba­n “fiestas swinger” que tenían a las dos amigas como anfitriona­s.

El caso también tiene procesados y con arresto domiciliar­io al karateca Carlos Mauro Machado, ex novio de Moraes acusado de colaborar en el plan criminal; a Franco Silvera, ex jardinero de “Gypsy Queen”, que habría contactado a los sicarios y los llevó desde la Parada 41 de La Mansa hasta la casa de la víctima la noche del crimen; y a Matías Guarteche, el joven que habría buscado a los asesinos en una villa de Montevideo y los llevó hasta Maldonado en un auto prestado.

Según la investigac­ión, los sicarios recibieron 3.000 pesos uruguayos (unos $ 3.600 argentinos) y 7.000 pesos uruguayos ($ 8.400 argentinos) a cambio de matar a Vaz.

El crimen se lo habrían encargado al mayor de los acusados, que a la vez subcontrat­ó a su asistente. “Es más joven y tiene una contextura física menudita, por lo que se podía hacer pasar por novio de una de las amigas de la hija de Vaz para decirle que la chica había tenido un accidente”, dijo una fuente del caso a Clarín.

“Tu hija está grave, tenés que venir”, fue lo que oyó Edwar antes de salir a la puerta del edificio ubicado en Lavalleja y Joaquín de Viana, el 9 de julio del año pasado a la noche. Los investigad­ores creen que del otro lado estaba “Carlitos”, un joven que vivía en la calle por su adicción a la pasta base, pero venía de una familia de clase media y había tenido acceso a la educación. “Lo bañaron, lo vistieron y como hablaba bien lo hicieron tocar timbre en la casa de Vaz”, agregó la fuente consultada.

Lo más curioso es que, según trascendió en Uruguay, quienes planificar­on el asesinato de Vaz le habían encargado al mayor de los sicarios que después de ejecutar al profesor de inglés también mataran a “Carlitos” para que no quedaran testigos. “Pero le perdonó la vida”, explicaron fuentes del caso.

El profesor y la “Reina Gitana” se separaron en 2012 pero concretaro­n el divorcio en 2016, cuando él dejó la mansión. El conflicto estalló después, cuando las dos amigas vendieron la casona y usaron el dinero para comprar otras propiedade­s. Edwar denunció a su ex esposa por maniobras fraudulent­as para ocultar bienes gananciale­s y la demandó por un millón y medio de dólares. “Él veía que estaba en riesgo el futuro de sus hijos”, dijo el abogado Martín Etcheverry a Clarín.

En 2013, cuando la relación ya estaba rota, las amigas le vendieron la mansión al empresario brasileño Ronosalto Pereira Neves y la Miss Brasil 1997, Nayla Micherif (43), por 1.250.000 dólares.

Lulukhy y su amiga estuvieron detenidas 9 meses y ahora están bajo prisión domiciliar­ia, con tobillera electrónic­a y guardia policial las 24 horas. Moraes niega haber planificad­o el crimen de Vaz y, según su versión, en el traslado a una de las últimas audiencias se enteró que su ex novio estuvo involucrad­o en el crimen. “Mauro y Guarteche empezaron a amenazar a Silvera porque habló, ahí me di cuenta de que realmente había sido él (Machado) quien lo mandó matar (a Vaz)”, contó la mujer a el diario El Observador. ■

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M. CARROLL Lugar. La casona “Gypsy Queen”, famosa por sus fiestas swingers, cambió de dueño y de nombre.

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