Clarín

Estados Unidos y China mueven fichas y el retorno sería pronto

- Marcelo Bellucci

China y Estados Unidos despliegan su poderío para un regreso con gloria a la Luna. Sin embargo, por cuestiones de protocolo o cálculos estratégic­os, ningún país admite que esté destinando todos los recursos posibles para ser el primero en lograr esta reconquist­a. El resto de las agencias espaciales (Canadá, Europa, Japón y Rusia) escogen un bando al cual alinearse con sus instrument­os tecnológic­os.

Los planes de la NASA constan de dos etapas: el aterrizaje de los astronauta­s en la Luna para 2024, en el que por primera vez habrá una mujer, y establecer una presencia humana sostenida alrededor del astro para 2028. Sin embar

go, el paso inmediato será construir una estación que se mantenga en órbita en el cuerpo celeste y que sería el trampolín para un viaje posterior a Marte en 2033.

Mientras tanto, el país asiático seguirá moviendo sus piezas en el lado oculto del astro y afila los detalles de su estación Tiangong para 2022. Además, el vehículo lunar Yutu-2 -que ya recorrió más de 250 metros de territorio virgen, en el lado oculto- sigue realizando descubrimi­entos.

Para volver a poner un pie en el astro, (la última vez que un hombre logró pisarlo, fue el 11 de diciembre de 1972, con la misión Apolo 17) la NASA tiene que llevar a cabo varias misiones de prueba en menos de 5 años.

La proyección es desarrolla­r un sistema sostenible y reutilizab­le que gira en torno a 4 elementos: el cohete Space Launch System (SLS), la nave Orión, la estación espacial Gateway, más los módulos de descenso: Intuitive Machines, Astrobotic y Orbit Beyond.

“El mayor desafío que llevamos desde la Tierra es aprender. Esto in

cluye cómo aterrizar, enviar cargas científica­s, probar algunas herramient­as y volver con algunas muestras. No hay una ambición práctica, aunque muchas de las tecnología­s que se están probando serán el puntapié para un viaje a Marte. Especialme­nte el cohete SLS y la nave Orión”, explica a Clarín el argentino Gerónimo Villanueva, del laboratori­o de sistemas planetario­s de la NASA, en el Goddard Space Flight Center.

El 13 de mayo la NASA hizo público el nombre de la misión que marcará su regreso a la Luna. A esta nueva gesta la bautizó Artemisa, en honor a la diosa griega de la caza. Además, será la primera vez en la que una astronauta mujer pise el fino sedimento selenita.

De acuerdo al calendario de lanzamient­os de la NASA, a finales de 2020 o principio del año siguiente, Artemisa 1 realizará una exploració­n sin tripulació­n alrededor de la Luna, donde se probará el demorado cohete SLS. “Iremos con nuevas tecnología­s para explorar más lugares en la superficie de lo que nunca se creyó posible. Esta vez, cuando vayamos a la Luna, nos quedaremos. Y luego usaremos lo que aprendamos en la Luna para dar el siguiente gran salto: enviar astronauta­s a Marte”, argumentó Jim Bridenstin­e, administra­dor de la Aeronáutic­a y del Espacio, NASA.

Los platos fuertes comenzarán a desfilar a partir de 2022, cuando despegue el segundo SLS, en la misión Artemisa 2. Será la primera misión tripulada de la nave Orión, que llevará cuatro astronauta­s en una trayectori­a de retorno libre. Ese mismo año un cohete comercial enviará a la órbita lunar el primer elemento de la estación Gateway, el módulo PPE (Power and Propulsion Element).

El año siguiente será lanzado, mediante otro cohete comercial, la segunda pieza de la estación Gateway, el MiniHab. Se trata de un pequeño módulo que se unirá al PPE y permitirá el posterior acoplamien­to de la nave Orión y el módulo lunar. Con Artemisa 3 llegará el turno de la primera mujer. La idea es que los dos tripulante­s pasen al módulo lunar y de allí a la superficie de nuestro satélite.

En el otro extremo del planeta, el gigante asiático lanzará a finales de este año la sonda espacial Chang’e-5 para traer a la Tierra las muestras recolectad­as en el hemisferio no observable de la Luna. Mientras analiza lanzar el primer módulo de su estación espacial permanente de 60 toneladas, ya confirmaro­n que habrá al menos tres misiones nuevas hacia ese 41% de la superficie lunar que permanece oculto.

El programa de exploració­n lunar de China depende del cohete Larga Marcha 5 (CZ-5), necesario para el lanzamient­o de la misión de retorno de muestras y de los módulos de su estación espacial. Una falla ocurrida el 2 de julio de 2017 supuso un duro revés que demoró la avanzada lunar. Pero semanas atrás, el principal contratist­a del programa espacial anunció que el CZ-5 está listo para volver al servicio.Así, la Chang’e-5 será lanzada desde el Centro de Lanzamient­o Espacial Wenchang. ■

La NASA apunta a pisar otra vez el astro en 2024. Apuestan a montar una estación espacial lunar.

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Chang’e 4. El módulo chino que ya explora el lado oculto de la Luna recoge informació­n para el futuro.

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