Clarín

La polarizaci­ón puede definir todo en octubre

- Ricardo Kirschbaum rkirschbau­m@clarin.com

Ricardo Kirschbaum

Cada vez con mayor convicción los consultore­s predicen que la elección presidenci­al de octubre puede decidirse en la primera vuelta. Los números que recogen las encuestas muestran que la polarizaci­ón entre Alberto F.-Cristina Kirchner y Macri-Pichetto aumenta y que la opción más “centrista”, Lavagna-Urtubey, está estancada o en descenso. Por una vez la situación argentina se parece al fenómeno político mundial: hundimient­o del centro con gran reforzamie­nto de los extremos.

Pero para llegar a octubre hay que pasar por el desfilader­o del 11 de agosto de las primarias, con un pronóstico mucho más parejo del que se suponía en medio del tembladera­l económico de abril. Entonces la diferencia para el frente kirchneris­ta-peronista era de casi 9 puntos. Ahora las cosas parecen ser bastante distintas. ¿En qué se basó la recuperaci­ón electoral del oficialism­o?

El reclutamie­nto de Miguel Pichetto fue un pase que sacudió al mercado e influyó, sobre todo, en la estrategia electoral. Y hubo otros factores: 1) control del dólar, tendencia a la baja de la inflación, que aún se mantiene muy alta, y algunas medidas para sostener el consumo; 2) la errática campaña opositora: Alberto F. hace la suya, invirtiend­o mucho tiempo en desmentir o aclarar lo que dijo antes sobre su compañera de fórmula; Cristina desarrolla su propia campaña, intentando no exponerse demasiado (por el alto rechazo) y Kicillof se parece

más a un postulante al Ministerio de Economía que a un candidato bonaerense. También Sergio Massa tiene una táctica electoral propia y solo se hace ver en los distritos en los que tiene cierta base. Esos factores mejoraron los números de Macri e influyeron para que la fórmula de Alberto F. deje de crecer.

Lavagna ha quedado atrapado en la grieta que él quiere superar y su caudal puede verse amenazado aún más por la pulsión del voto útil.

La polarizaci­ón se fortalece porque, además de razones objetivas como es la fuerte recesión y la pérdida del salario real, existen factores emocionale­s en ambos polos. Por ejemplo, los desencanta­dos de Cambiemos, que miraron con esperanza la abortada experienci­a de Alternativ­a Federal, pueden volcarse en mayoría hacia Macri para impedir el regreso de Cristina.

Esta tensión puede provocar que la elección se decida en la primera vuelta.

Una conclusión provisoria, a 21 días, es que AlbertoCri­stina logren superar en las PASO a Macri. La oposición dice tener no menos de siete puntos de ventaja, el Gobierno estima esa diferencia en menos de cinco, y hay encuestas que predicen que en agosto serán tres en favor de AF, como la que expuso Poliarquía en una reunión reservada ante inversores en Wall Street.

Uno de los puntos centrales en las PASO será el presentism­o electoral que influirá mucho en el resultado.

La capacidad de movilizaci­ón de la militancia K y sus aliados, cuya eficiencia ya se conoce, además de la concurrenc­ia natural para votar a Alberto F., se enfrentará a una organizaci­ón menos vertical y espontánea de Juntos para el Cambio.

Macri se favoreció con haber controlado el dólar mientras que el frente opositor tiene una campaña electoral errática.

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