Clarín

La conexión con Rabbani, una de las pistas que conducen a Irán

- Nicolás Wiñazki

El fiscal Alberto Nisman, investigad­or de la causa AMIA hasta que murió de un balazo en su cabeza, un caso aun irresuelto, fue quien logró reconstrui­r parte de la vida privada de Salman Raouf Salman durante los años que precediero­n a su actividad más comprometi­da con el terrorismo islámico.

Gracias a la ayuda de agentes de la ex SIDE pudo determinar que vivió en la Argentina, de forma salteada pero haciendo base en Buenos Aires, entre 1989 y 1994, cuando coordinó el ataque contra la AMIA y huyó en avión. Nunca abandonó su rol de agente infiltrado de Hezbollah, ni en Buenos Aires, ni en la Triple Frontera, ni en Brasil o Colombia. Pero fue en la mezquita At Tahuid, ubicada en el barrio porteño de Flores, donde conoció a su “socio” de Hezbollah y líder iraní, el clérigo Moshen Rabbani. Una de las mujeres que trabajaba con Rabbani, Silvina Sain, enamoró a Raouf Salman. Y viceversa. Se llaman Silvina Sain y hoy es madre de sus hijos. Se casaron en la Capital Federal en 1989.

El clérigo Rabbani se ocupó, como Salman Raouf Salman, de hacer pacientes tareas de espionaje, no sólo en la Argentina sino también en los países limítrofes.

Según informació­n de agencias de servicios secretos del extranjero, a la que Clarín tuvo acceso, la tarea de ambos fue conocer las diferentes ciudades más importante­s de Argentina, Colombia, Paraguay, Brasil y Uruguay. Hacer un mapeo de cuáles eran sus puntos fuertes y débiles en cuanto a la seguridad. Y también cómo eran sus fronteras. Las legales y las ilegales. Toda esa informació­n fue remitida, con el paso de los años, a las centrales de informació­n de Hezbollah en el Líbano.

La “sociedad” entre Moshen Rabbani y Salman Raouf Salman es una prueba más que demuestra que Hezbollah, un movimiento terrorista del Líbano, país y agrupación de Raouf Salman, trabajó en los atentados con bomba en Buenos Aires y en otros operativos vinculados a la Yihad Islámica junto a las autoridade­s de la República Islámica de Irán.

Rabbani había sido enviado al país por el poder iraní, y pronto él mismo se transformó en un clérigo con influencui­a en la región y logró que la embajada de su país en Buenos Aires le otorgase la inmunidad diplomátic­a para evitar arrestos. Rabbani solía participar de las reuniones más encumbrada­s de la teocracia en la que se formó. Las reuniones del Consejo de Guardianes. En un encuentro de esos líderes políticos y religiosos fue él quien convenció al resto de los particpant­es de atacar a la AMIA, con bomba, en Buenos Aires. Pasó. ■

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