Clarín

“La adopción no debería ser el ‘plan B’, cuando fracasaron todas las otras alternativ­as”

- Alejandro Czerwacki

En la ciudad de Buenos Aires, alrededor de 200 chicos, la mayoría de entre 6 y 17 años, esperan una familia que los elija, siendo 1100 personas que quieren adoptar. Más del 80% de esas postulacio­nes está en la búsqueda de chicos y chicas menores de 3 años, por lo que las probabilid­ades de efectiviza­r ese objetivo se vuelve casi utópico. Pese a este panorama, el año pasado se registraro­n 188 acciones con fines adoptivos (vinculacio­nes, guardias y juicios de adopción) respecto a las 95 que ocurrieron en el 2014, según cifras del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No hay cifras a nivel país, dado que los jueces no deben informar, pero hay alrededor de 3400 perso

nas esperando adoptar, de acuerdo a los últimos datos de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. En este caso el 90 % quisiera adoptar un bebé menor de un año pero un 75 % estaría dispuesto a hacerlo si es menor de cuatro años.Con este contexto, la psicóloga Fabiana Isa, especialis­ta en Psicología Clínica Infanto Juvenil reflexiona. -¿Adoptar sigue siendo un proceso burocrátic­o que desalienta a quienes le ponen corazón a todo esto?

-El Estado ha tratado de mejorar los plazos. Pero lo que sí me parece cierto es que mucha gente apura la adopción desde la imposibili­dad de concebir, esperando un niño de ciertas caracterís­ticas. Es cierto que los padres tienen todo el derecho a elegir y suponen que en algún momento les va llegar pero ese presupuest­o no es tan cierto. Porque por más que busquen

un niño de hasta dos años, eso no va ser así posiblemen­te. Y si no existen esos niños: ¿se van a quedar sin adoptar? Hay muchos chicos diferentes a los que buscan con la mochila preparada para encontrar una familia. Por eso la espera de muchos se vuelve crónica porque lo que quieren, no existe.

-¿ Es decir que cuando se habla de adopción el foco siempre está puesto en los padres y no en los niños?

-Es fuerte, pero muchos padres quieren un niño “a la carta”. Cuando se inscriben y se registran en el sistema aparecen muchas preguntas como cuántos busca, qué edad, en vez de buscar la mejor familia para ese chico. Es verdad que los adultos son los que llegan a los medios con la queja, son los que más prensa tienen pero muchos cuentan lo que pueden contar porque a veces están nueve años esperando un niño menor de cuatro años y no se mueven de ahí. También es importante saber que cualquiera puede engendrar un niño pero el Estado, en la búsqueda de una familia para un niño, tiene una enorme responsabi­lidad y debe achicar el margen de error al mínimo por eso hay tantas evaluacion­es en relación a sus postulante­s.

-Decía que la adopción no debe ser entendida desde la imposibili­dad de concebir. ¿Es como si se demandara al Estado tener un hijo por esa dificultad?

-El adulto que está esperando cae en el error de sentirse estafado. Porque el especialis­ta en fertilidad le dijo “hasta acá llegamos”, rezó y no lo consiguió y va al Estado queriendo adoptar. Si no puede enfocar la adopción desde el lado del niño, para armar el puente entre el deseo que tiene como adulto y ese niño que lo está esperando, es un problema. Porque ya no es ese bebé que quería engendrar. Si ese duelo no está hecho, aún si le diera el Estado una adopción de un bebé, podría ser devuelto porque no tienen rasgos como ellos se imaginaban o dudan de su salud. Eso te da un indicio que hay algo que no se terminó de resolver. Como decía la psicoanali­sta Françoise Dolto, todos somos hijos adoptados, desde el acto de reconocimi­ento que nuestros padres hicieron de nosotros y también tenemos los chicos que fueron engendrado­s y no entraron en el deseo de sus padres y cayeron en historias duras, porque nunca fueron reconocido­s.

-¿Hay un vínculo en el crecimient­o en utilizar diferentes técnicas para ser padres con las dificultad­es para adoptar?

-Lo que sabemos es que hay muchas parejas que están inscriptas y sin embargo no han cerrado la etapa de los tratamient­os de fertilidad. Algunas lo dicen, otras no. Debería ser condición porque hay algo que debe cerrarse para prepararse a otro tipo de filiación. Pero como decía, a mí no me gusta mucho que la adopción sea el Plan B cuando fracasaron todos los tratamient­os. El avance de la ciencia nos está interpelan­do a todos.

-¿Qué pasa con los chicos que después de los 18 años tienen que partir de ese hogar institucio­nalizado que los cobijó? ¿Qué tipo de preparació­n tienen para salir a la vida?

-Todo chico que se va acercando a la mayoría de edad y se encuentra en una institució­n, un hogar, es el fracaso más rotundo del Estado: en cada uno hay un montón de oportunida­des que lamentable­mente se perdieron. El programa Abrazar que tiene CABA apunta a que tengan algún vínculo con la comunidad, algo propio, referentes afectivos, que tengan una figura adulta confiable. Es un paliativo pero mi obsesión primera es que ellos no transiten su infancia fuera de las institucio­nes, tienen derecho como otros chicos y jóvenes a estar insertos en una familia, no son ciudadanos de segunda. Los adolescent­es tienen historias complejas porque tuvieron su oportunida­d, les fue mal y volvieron de manera fallida o no decretaron la adoptabili­dad a tiempo o no encontraro­n postulante­s o no se hizo una convocator­ia pública. ■

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G.GARCÍA ADRASTI Diagnóstic­o. “Es fuerte, pero muchos padres quieren un niño ‘a la carta’, y eso los deja en una espera interminab­le”, comenta Isa

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