UE-Mercosur: la nueva avenida multilateral
En seguimiento del histórico acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, desde la Embajada argentina en Portugal hemos organizado en estos días en Lisboa, con el apoyo del banco BBVA, un primer encuentro con empresarios portugueses de distintos sectores. Durante el evento, los inversores lusos insistieron en dos importantes temáticas: ¿Cuándo entrará en vigor –de forma efectiva- dicho pacto? ¿Cuáles son los sectores con más oportunidades en nuestro país?
Respecto a la primera pregunta, es justo esperar que la necesaria ratificación del texto por parte de los parlamentos nacionales se realice dentro de plazos satisfactorios, incluso en aquellos recintos, como el francés y el irlandés, donde todavía persisten algunos anticuerpos.
Llegados aquí, sería incomprensible ver el debate interno prolongarse indefinidamente para proteger de forma artificial a un sector.
En el ámbito político, el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea constituye un oportuno manifiesto con un mensaje claro: la globalización es irreversible y el proteccionismo es una rémora del pasado.
Sin embargo, debemos admitir que todavía no está claro el impacto real que el acuerdo podría generar en ambos bloques económicos. Integrar a un mercado de casi 800 millones de consumidores y eliminar los aranceles sobre el 93% de las exportaciones de Mercosur a la Unión Europea es solamente el punto de partida.
De este modo, abrazamos este proyecto con algunas certezas alentadoras. Me parece, por ejemplo, innegable que el acuerdo va a aumentar la previsibilidad de los agentes económicos, uno de los activos más valorados por la inversión extranjera y que todavía escasea en el Atlántico Sur.
Sabemos, por otro lado, que los dos platos de la balanza comercial argentina van a beneficiarse del acuerdo. Importar más tecnología europea incrementará nuestros niveles de competitividad, al igual que exportar más alimentos con valor agregado contribuirá, seguramente, al equilibrio de las cuentas públicas.
Asimismo, podemos estar seguros de que esta asociación producirá efectos en áreas no comerciales pero igualmente estratégicas para el futuro del país, tales como la movilidad de los estudiantes, la promoción de la lengua y la difusión del trabajo de nuestros artistas, actividades generadoras de ingresos reproductivos que hoy se encuentran infravalorados.
Por tanto, creo que esta nueva avenida multilateral entre el Mercosur y la Unión Europea favorece en particular a la Argentina, toda vez que, además de la complementariedad económica, existe una profunda afinidad cultural con diversos países del Viejo Continente. Es lo me decía un empresario portugués al margen de esa reunión en Lisboa: “los afectos son muy importantes en los negocios”. ■