Desprevenidos, entre canguros y camaleones
La lectora Analía le encontró un viraje a su denuncia. La cuenta suelta de cuerpo, hasta con un hilo de comicidad, pero en realidad es una crónica de lo que sucede cuando los clientes abarrotan las salas de espera de cualquier empresa de telefonía móvil. Y la bronca estalla sobre los mostradores. El robo del aparato es el principal delito en todo el país. Modalidades hay muchas, pero entre ellas hay tres que se destacan. Los motochorros se llevan el primer puesto cuando desprevenidos, porque ahí está el truco, nos arrancan el teléfono de las manos. Los canguros, atentos a la distracción de los pasajeros, pegan el salto y, a través de las ventanillas de los colectivos, ya nos quedamos sin mensajear. El camaleón, como lo etiquetó la lectora: en la calle, en un bar, caminando, en la bici, en el auto, en el estado que uno se encuentre, ¡zasss! Con la preocupación a cuestas de que cualquiera de estas especialidades nos sorprenda en la luna de Valencia, el dato alarma. Unos 5.000 celulares por día son robados en todo el país. Casi la mitad de los casos ocurren en la Ciudad de Buenos Aires, donde en 2017 (última estadística oficial) se registró un total de 5.353 robos. El otro dato es que a partir de agosto de 2018 los celulares robados ya no funcionarán con ninguna red del país, decía un artículo que publicaba Clarín en abril. Para ello hay que denunciarlo. Ayuda la Web del Gobierno de la Ciudad, en el apartado (listado-de-celularessecuestrados-nueva-ley). Allí, quizá, la lectora pueda encontrar el suyo. Aunque el riesgo al manoteo sigue siendo permanente.