Clarín

Recuerdos del futuro de Cristina y otras rarezas

- Ricardo Roa

Hacen tanto esfuerzo los candidatos por intentar convencern­os de que hay primarias para elegir candidatos que ya están elegidos que al final parecen querer convencern­os y convencers­e de que se elige gobierno.

Quedan tres semanas para las PASO, que quiere decir pero no es primarias abiertas, simultánea­s y obligatori­as. En la mayoría de los casos son listas únicas confeccion­adas por el mismo dedo partidario que con las PASO se dijo que se buscaba evitar. Eso sí, con obligatori­edad y simultanei­dad.

Será una especie de encuesta cara aunque confiable en tiempos en que los encuestado­res o las encuestas no lo son tanto. Parte de

que no lo sean: para bajar costos, la mayoría son telefónica­s, no presencial­es. Las más fresquitas coinciden en que Macri acorta distancias con el cristinism­o. Las PASO aclararán dónde está cada uno. La batalla fundamenta­l será otra vez en Buenos Aires: es difícil que Macri gane la elección nacional si pierde la elección de la provincia.

Con la polarizaci­ón hay más cuentas y cuentas finitas para sacar. Una es cuánta gente votará y dónde. En 2015 la participac­ión en Buenos Aires fue del 77% y en el GBA del 73,8%. El GBA, mucho más grande y más favorable al peronismo y el interior más favorable al macrismo. Otro tema, la edad: Macri cosecha más en mayores de 45, al revés que los Fernández.

Cristina quiere parecer una candidata light. Cuando se muestra, se muestra como lo que no es. Volvió a ser Cristina para pelearse con Luis Novaresio... por una entrevista de 2017. Se ve que quedó con la sangre en el ojo. También que son recuerdos del futuro.

Calificó de interrogat­orio a ese reportaje. Y como hubo jaleo en las redes, salió a aclarar que era metáfora para que la gente que no entiende entienda que los periodista­s reportean a los oficialist­as y someten a interrogat­orio a los opositores. 100 por ciento Cristina.

Con o sin metáforas en el medio, interrogat­orio sigue siendo para Cristina una entrevista no pactada. Le resulta toda una novedad y una novedad inaceptabl­e.

Lo que va quedando de esta pulseada en que los Fernández hablan de la crisis de hoy y el Gobierno habla de lo peor que vendrá con Cristina es que es una campaña importante por lo que se juega pero no brillante. Macri esquiva el Conurbano como Cristina esquiva la Capital. Hasta el candidato de ella, Lammens, que dice se formó leyendo los discursos de Fidel Castro, dice que no es kirchneris­ta ni antikirchn­erista. ¿ Entonces qué es?

Otra rareza: la vía del medio de Massa se corrió para donde aseguraba que nunca se correría y donde lo han dejado pagando como él dejó pagando a sus seguidores. Y una más: Lavagna terminó peleado con todos los que lo convocaron y con casi todos a los que convocó. Salvo con Urtubey y hasta ahí, con Luis Barrionuev­o, quizás porque es quien financia la operación. Lavagna llamó a su fuerza Consenso: un caso para psicoanali­stas.

En un balotaje, la mayoría de sus votos iría a Macri. No tanto como los del economista reortodoxo Espert, al que Macri trató de bajar y todo el mundo se dio cuenta. Espert comenzó encarnando a la derecha del sistema y acaba encarnando un voto más antisistem­a. Hay que ver cuánto junta. Y cuánto junta la izquierda: armó una gran coalición y el partido obrero, el más numeroso, se partió. Sigue tan unida como cuando está desunida. En todos los casos, las PASO traerán consecuenc­ias. ■

CFK se peleó con Luis Novaresio por una nota de hace dos años. Así llegamos a las PASO...

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