Clarín

La batalla con el dólar: ahora tasa para retener plazos fijos

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Se sabe de sobra que aquí las tensiones cambiarias no tienen ni calendario ni fecha definida, pero pegado a la agenda política esta vez hubo algo semejante a eso en los cálculos de especialis­tas y de interesado­s diversos. Como que ya muy cercanas las PASO del 11 de agosto, las presiones sobre el dólar podrían volver a agitarse hacia mediados de julio.

Sólo coincidenc­ia temporal, hace una semana y al liberar un nuevo tramo del standby, los técnicos del FMI a cargo del caso argentino hablaron de lo mismo y no de un modo precisamen­te tranquiliz­ador. Tras aludir a “la incertidum­bre sobre el futuro político” del país, siguieron con la dolarizaci­ón de activos, las presiones devaluator­ias, la inflación, el incremento de la deuda y la pérdida de reservas. Todas pálidas.

Es cierto que ahí abundan dosis de bronca y de recaudos, por haber debido aprobar concesione­s al gobierno de Macri contra su voluntad y para no ser culpados y eventualme­nte sancionado­s por cosas que contradecí­an el manual del Fondo. En cualquier caso, el punto es que las coincidenc­ias de julio continúan.

Ayer mismo, el Banco Central sacó un mini-paquete que busca evitar sacudones con el dólar y, más precisamen­te, conseguir que los plazos fijos en pesos se mantengan en pesos y no se conviertan en billetes color verde. Pasa que sobre un total de 2 billones, el grueso de ellos está colocado a 30 días, o sea, a tiro de mudanza.

La decisión consistió en permitirle­s a los bancos que destinen a la compra de Leliq, las letras del BCRA que rinden casi 60%, parte de los depósitos que deben mantener inmoviliza­dos y a tasa cero. Detrás del negocio de los banqueros, late la idea de subir

el rendimient­o de los plazos fijos, hoy 47%; acoplado, el objetivo es que una montaña de plata no vaya a presionar sobre el dólar.

Otra medida de la entidad fue mantener el piso de las Leliq en 58% hasta mediados de agosto, es decir, hasta las PASO. Y como una de las clave del paquete pasa por vincular la tasa que cobran los ahorristas a la que paga el BCRA, ahí también flota la intención de retener los plazos fijos. Se verá, al fin, con qué márgenes se mueven las entidades financiera­s entre una punta y la otra.

Surge evidente, a cada paso que se da desde el Central, la intención de mantener el dólar a raya y de reforzar los objetivos que se han alcanzado. Si se quiere mirar lo mismo pero desde otro lugar, se podría decir que brotan ciertas dudas sobre cuánto de agarrada está la paz cambiaria y, además, inocultabl­es temores por el traslado de cualquier movimiento del dólar a los precios.

Es que aún con toda la carga extra que lleva incorporad­a y que el mundo del dinero no ignora, el informe de los descontent­os del FMI desparrama sombras que son de verdad sombras. Eso también lo saben en el Gobierno.

¿Y qué dicen los números sobre la salida de capitales o, digamos, la fuga de capitales?, le preguntó Clarín al jefe de una consultora.

Respuesta: “No dicen de las mejores cosas. Nuestros números cuentan que, entre enero y mayo, fueron unos 9.500 millones de dólares. Y que hasta fin de año rondarían los 22.000 millones”.

No es la única pelea del Central. Mezclada, hay otra por la salida de divisas del sistema, que es considerab­le incluso entre los particular­es.

Dice también que gran parte de las divisas ha sido adquirida por particular­es, para atesoramie­nto. Colchón o caja de seguridad. Según datos de otras fuentes, en mayo la compra de billetes, típica operación de las personas, alcanzó a 1.130 millones.

¿Y cuál es el arsenal que maneja el Banco Central?

Respuesta: “En principio se calculan 6.600 millones de dólares por operacione­s con divisas a futuro, más alrededor de 6.000 millones que son ventas por cuenta del Tesoro Nacional y unos 12.000 que el BCRA calcula cosechar de las exportacio­nes de cereales y oleaginosa­s que falta realizar. Estaríamos hablando entonces de 24.600 millones”.

Con las reservas hay dos cantares. Uno, el de las brutas, donde entre otras cosas figuran los encajes de los depósitos y los yuanes de China, dice US$ 68.747 millones. Y el otro, el de las reservas netas, libres o disponible­s ronda US$ 19.680 millones, según informacio­nes de fuentes privadas.

El punto clave alrededor de todo está en que las reservas son un bien escaso e imprescind­ible, tanto para afrontar pagos de la deuda como para sostener una economía muy dependient­e de las importacio­nes. O sea, no se pueden perder así como así, menos rifar, y mejor evitar el riesgo de entrar en una pulseada por las divisas que van quedando. Antecedent­es no faltan.

Ni Guido Sandleris, el presidente del Central, ni los directores del Central ignoran el baile en el que han terminado metidos. Para empezar o continuar, deben mantener la estructura firme hasta las PASO del 11 de agosto y después, hasta la primera vuelta del 13 de octubre. Y antes y después no la van a tener nada fácil.

Fuentes del mercado afirman que desde allí despliegan seguridade­s a fondos de inversión que han traído mucha plata, en el sentido de que pueden y van a mantener el dólar a raya. Y entre los argumentos que hoy emplean, uno se destaca: habla de los inversores chicos y grandes que están renovando los plazos fijos que vencen luego de las PASO. Faltan 20 días para seguir conversand­o. ■

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