Clarín

El irlandés que aprendió de un mal día para festejar su mayor hazaña

Hace tres años, había desperdici­ado en el US Open 2016 una ventaja similar a la que tuvo al empezar la ronda final.

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Toda historia con final feliz tiene un capítulo de tensión máxima y adrenalina por saber si efectivame­nte ese “The End” será con una sonrisa extensa que permita ver los dientes. Shane Lowry festejó ganar su primer Major nada menos que en el Abierto Británico. Un irlandés festejando en Irlanda del Norte, nada menos.

Ese desenlace le permitió escalar al 17° puesto en el ranking mundial de golf, lejos aún del trío que ocupa el podio: los estadounid­enses Brooks Koekpa y Dustin Johnson, y el norirlandé­s Rory McIlroy. Pero ese desenlace tiene razones golfística­s y mentales que vale la pena desasnar. Para entender que un logro se obtiene cuando se aprende de una mala experienci­a previa.

El mundo del golf ya daba como ganador a Lowry en Royal Portrush ni bien terminó la tercera vuelta, el sábado. Ese día había firmado una tarjeta de 63 golpes, ocho bajo el par, récord para la cancha del condado de Antrim. “Ese fue el día más increíble que tuve en un campo de golf”, aseguró el irlandés después de ocho birdies y de bajar el par en cinco de los nueve hoyos del recorrido de vuelta.

Arrancó la jornada final del torneo más antiguo y prestigios­o del golf como único líder y con una ventaja de cuatro golpes sobre el inglés Tommy Fleetwood. Y aunque muchos ya lo veían campeón, él sabía que esa diferencia podía esfumarse.

Le había ocurrido en el Abierto de Estados Unidos 2016, cuando lideraba también con cuatro golpes menos que su escolta tras la tercera vuelta. Pero en ese torneo sumó 76 impactos (+6) en la última ronda y quedó a tres del campeón, el estadounid­ense Dustin Johnson.

Esta vez Lowry no repitió aquel mal desenlace y consiguió a los 32 años el primer Major de su carrera. En una jornada complicada por las fuertes lluvias y las ráfagas de viento, que llegaron a alcanzar los 30 kilómetros por hora, no pudo bajar el par, como había hecho en las tres primeras rondas, pero una tarjeta de 72 golpes (+1) le alcanzó para llevarse el trofeo del último torneo “grande” de la temporada, con un acumulado de 269, 15 bajo el par de la cancha.

Hijo de Brendan Lowry, una estrella del fútbol gaélico, uno de los deportes más populares de Irlanda, Shane heredó de sus tíos el amor por el golf y comenzó a practicarl­o cuando tenía apenas 12 años. Veinte años después, vivió este domingo su momento más feliz dentro de una cancha.

Sumó el séptimo título de su carrera y el segundo de este 2019, tras el Abierto de Dubai. Pero el más importante de todos. “No puedo esperar para ver qué se siente saber que soy campeón del Abierto Británico cuando me baje la adrenalina. Es simplement­e increíble”, comentó Lowry apenas le pusieron un micrófono adelante de su boca.

“Estaba muy calmado al final. No lo podía creer. Fue un día difícil, el clima lo complicó todo.En un momento le dije a mi caddie (Bo Martin) que no podía dejar de pensar en ganar, pero él me contestó: ‘Quedate en el juego’. Hizo un gran trabajo”, dijo.

Para no repetir lo del US Open de 2016, esta vez salió el domingo decidido a cuidar la distancia, teniendo en cuenta que el clima invitaba a jugar por precaución. Arrancó mal, con un bogey en el primer hoyo del día, pero luego se recuperó y pudo mantener la ventaja, que bajó por momentos a tres golpes, pero llegó a ser de seis cuando consiguió tres birdies entre la 4ª y la 7ª banderas.

Tras el 14° hoyo, el título parecía asegurado. Porque Fleetwood, la única amenaza seria que tuvo en toda la jornada, sumó un doble bogey y prácticame­nte evaporó sus chances de pelear por el primer lugar.

Cuando su tiro de acercamien­to al último hoyo quedó justo en la periferia, abrió los brazos y abrazó al caddie. Y la ovación más ruidosa de la semana fue para el golpe con el que hizo el par final.

“Lo ha hecho brillantem­ente -comentó el inglés Lee Westwood, cuarto en el Abierto-. Todos los perseguido­res hubiesen querido condicione­s difíciles y evidenteme­nte jugó brillantem­ente para estar bajo la presión que estuvo”.

Shane Lowry es el segundo irlandés en la historia en quedarse con el Abierto Británico. Antes lo había hecho su compatriot­a Padraig Harrington, quien levantó la copa en 2007 y en 2008. Mientras McIlroy, Graeme McDowell, Darren Clarke y Fred Daly son los ganadores de Majors que nacieron en Irlanda del Norte.

¿Disputas políticas, culturales y tradiciona­les entre ambos países? La respuesta le queda a Lowry: “Todos saben que todos somos un solo país cuando se trata de golf”. ■

 ?? AP ?? Felicidad pura. “Cuando me baje la adrenalina, entenderé qué se siente al ser el campeón del Abierto Británico”, aseguró Shane Lowry.
AP Felicidad pura. “Cuando me baje la adrenalina, entenderé qué se siente al ser el campeón del Abierto Británico”, aseguró Shane Lowry.

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