Romper con lo que se viene eligiendo una y otra vez
Para conocer a alguien, lo miramos, lo catalogamos según nuestro criterio y lo juzgamos. Entonces decimos que nos cae bien o sentimos un rechazo tácito. Es que vamos justipreciando las diferentes experiencias que hemos recogido durante la vida.
Es posible que muchas personas tengan un aura que las rodea y emiten “buenas ondas”. Entonces nos sentimos cómodas y con
fiamos en ellas.
Pero para juzgarnos a nosotros mismos, es difícil. Algunas personas se evalúan erróneamente, sobre la base de parámetros equivocados. Entonces se creen más de lo que son, pasando a denominarse narcisistas. Es que se aman a sí mismo más que a nada. Otras personas están tan seguras de sí mismas que no necesitan hacerse la evaluación y para ellas, son perfectas. Es que se equiparan a los dioses, pero estos fueron creados hace miles de miles de años e igual tienen fallas.
Están las otras personas que se consideran están por arriba de todos los mortales y que todo lo que existe o no, les pertenece. Ahí están los dictadores, los tiranos, los aprendices a líderes, sindicalistas y ególatras y egoístas. Cientos de presidentes comenzaron con el mandato del pueblo, transformándose en esa gente. Jamás se han analizado y jamás vieron lo equivocado que estaban. A esos son los que votamos siempre, una y otra vez. ¿Repetiremos?