Clarín

¿Quién lo entiende a Tapia?

- Ricardo Roa

Todavía no se explica por qué Tapia rifó el cargo de vocero del fútbol sudamerica­no en la FIFA y se lo hizo perder a la Argentina. Es un cargo que le daba a él un poder envidiable como dirigente y acceso a una vidriera única. Encima, con un sueldo anual de US$ 250.000 más viáticos.

¿Qué le agarró? ¿Un repentino ataque de rebeldía? Tapia superó los 50 años, llegó de San Juan con una mano atrás y otra adelante y jugó un tiempo breve en Barracas Central y en Dock Sud. Ahora añora la pinta de los jugadores: se corta el pelo tipo taza y usa vaqueros rotos, como los chicos.

Se convirtió en delegado de Recolecció­n de Residuos de Camioneros y se casó con la hija

del jefe, Hugo Moyano. De jugador pasó a presidente de Barracas y de presidente de Barracas a mandar en la AFA, con apoyo de los clubes del ascenso y la bendición de Daniel Angelici. Tanto no lo podía creer que volvió a San Juan para subir al santuario y agradecerl­e a la Difunta Correa. También subió en la Ciudad: es vicepresid­ente del CEAMSE.

Después de la expulsión de Messi en la Copa América, perdió los estribos. Mandó una larguísima denuncia de seis carillas a la Conmebol que no tiene otra cosa que quejas y sospechas. Y algún reproche igualmente absurdo, como criticar la presencia del presidente Bolsonaro en la cancha.

¿Explicació­n?: quiso respaldar la victimizac­ión y la acusación de Messi contra la Conmebol por corrupción. O quiso quedar bien con Messi. Debió hacer lo contrario: contener a Messi, que además de la fecha de suspensión por la tarjeta roja será sancionado por la confabulac­ión antiargent­ina que imaginó y que no probó. Lo más difícil es saber perder.

No hubo un solo miembro de la Conmebol que saliera a defender a Tapia. En la votación del martes perdió 9 a 1 y el 1 fue su voto. Habló el representa­nte de Paraguay para recordar errores de árbitros a favor de la Argentina. Y el de Venezuela para decir que Tapia había perdido su confianza como representa­nte de todos ellos en la FIFA. El repudio fue unánime. ¿Y qué hizo Tapia? Sólo lamentar haber hecho pública su carta.

Lo único que faltaba es que esa carta no hubiera sido escrita por Tapia. Y no falta nada: no fue escrita por Tapia sino por Pablo Toviggino, que tiene un par de cargos en la AFA y mucho más poder que ese par de cargos: es en realidad el que gobierna la AFA.

Toviggino es secretario ejecutivo de la Presidenci­a y presidente del Consejo Federal. Tapia lo puso como vice de Barracas y jefe de campaña para la jefatura de la AFA. Toviggino lo llama mi comandante. Es santiagueñ­o y más que cercano al hermano del gobernador Zamora. Hizo plata. Tiene allá un club hípico y hasta un bar frente a los Tribunales. Y acá, caballos. Peronista, nunca fue candidato ni se muestra públicamen­te.

Creció en el fútbol de la mano de Zamora y de los hermanos Raed, que también mezclan negocios, fútbol y política y con sus jugos son el sponsor principal de clubes del interior. Toviggino maneja con viáticos al Consejo Federal y con árbitros a los campeonato­s.

Con los torneos en desarrollo, decidió en Primera B ascender a 5 equipos en lugar de 2. Acertó: uno de los beneficiad­os fue Barracas. Y metió un ascenso más en la C y otro en la D. También sobre la marcha eliminó el sistema de promedios. Todo este desmadre encuentra a la AFA en el papel de co organizado­r de la Copa América. Jefes del operativo: Tapia y Toviggino. O al revés. Está todo dicho. ■

Lo único que se puede entender es que la Conmebol lo corrió de la FIFA. El resto, no.

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