Alberto F. sale a la caza del “voto rural” en Santa Fe y Entre Ríos
Serán 48 horas, un road movie electoral, por el norte de Santa Fe, con Omar Perotti como lazarillo pero, sobre todo, como celestino con un biotipo de votante que suele mirar de reojo al peronismo y todo lo que huela a K. En busca de ese "voto rural", Alberto Fernández iniciará una gira por el norte santafesino y, la semana que viene, hará una escala menos breve en Entre Rios. Es, junto a Córdoba, un corredor donde Mauricio Macri festejó en 2015 y 2017. El laboratorio electoral del Frente de Todos (FdT), con los días contados hasta la PASO, administra movimientos y bajadas con un criterio puntual: enfocar a los territorios donde todavía tiene núcleos de respaldo.
En Santa Fe, Fernández quiere replicar la gira cordobesa -que en el búnker albertista se juzgó muy provechosa- aunque más perfilada: estará en Reconquista, Rafaela y Santa Fe capital.
"En Rosario estamos bien y ya fue Cristina", contaron en el staff. "Falta trabajar sobre el interior de la provincia y ahí la figura de Perotti es clave para ayudar a Alberto", completan e invocan un dato: en Rosario, los FF le llevan 8 puntos a Macri.
Fernández cedió en los jefes locales la definición de la campaña en cada provincia. Fue Perotti quien sugirió el recorrido Reconquista-Rafaela-Santa Fe, y el candidato acata las recomendaciones.
Fernández envió a Córdoba a un operador para coordinar la logística electoral y definió que hará otra bajada, de dos días, la semana próxima. La lógica es la misma: apuntar a acortar la distancia en distritos donde Macri está mejor y le servirían a Juntos por el Cambio para recortar diferencias que el PJ obtiene en el norte del país y el conurbano.
Con el ojo en la zona media, Fernández se vio ayer con Gustavo Bordet, el gobernador de Entre Ríos, provincia que visitará el martes. El mandatario fue uno de los que pulseó con el Patria por el armado de las listas.
En el peronismo K algunos lo miran con recelo por su relación con Rogelio Frigerio. La juntada con Fernández fue, aunque en el búnker de la calle México no le den ese matiz, para clarificar que Alberto será el interlocutor de los gobernadores.
Así como subió a Juan Manzur en algunas visitas y lo sentó en la juntada con la CGT, jugó en otra cancha: el martes, en La Rioja, medió para que el PJ no se lance a la aventura de reformar la legislación electoral e introducir la Ley de Lemas.
Juntó al gobernador Sergio Casas y al ex Luis Beder Herrera y arbitró para una salida negociada: que no se toque el régimen electoral y la candidatura se defina por una encuesta.
Tuvo, además, una reunión con Alberto Rodríguez Saá, gobernador de San Luis, el único con el que hasta ahora no se había visto: el puntano fue a desayunar al departamento del candidato. Pareció una contra foto de la que su hermano, Adolfo, se sacó con Macri y Miguel Angel Pichetto la semana pasada.
En las oficinas de San Telmo donde opera el albertismo ironizan sobre el PJ que Pichetto acerca al PRO. ■