El plan peruano es que Lima 2019 acerque a los chicos al deporte
Los locales sólo muestran interés en el seleccionado de fútbol de Gareca. Y quieren cambiar esa realidad.
Perú busca una transformación social. En un país interesado deportivamente apenas en el seleccionado de Ricardo Gareca, que en la reciente Copa América alcanzó la final, el objetivo de los organizadores de Lima 2019 es que los Juegos Panamericanos no sólo generen interés; quieren que también acerque a los chicos al deporte, fundamentalmente a los de los barrios más vulnerables.
Las 21 sedes que parecen inalcanzables para cualquiera que se disponga a seguir in situ el evento deportivo más importante de América encuentran ahora una explicación. “Queremos democratizar el deporte, que gente de barrios humildes como Villa María del Triunfo o El Salvador -donde está la Villa- puedan ver golf o equitación por primera vez a sólo 10 soles, que estén frente a deportes a los que nunca hayan accedido en sus vidas y que esas sedes sean un legado”, dice Juan Antonio Silva, el director de Comunicaciones, Comercialización y Mercadotecnia de Lima 2019 en el diálogo con Clarín.
“Tenemos una cultura deportiva incipiente como sociedad. No conocemos muchos deportes. Y esta es una gran oportunidad para encarar una transformación social: más gente practicando deportes, incremento del conocimiento, menor gasto en seguridad y salud pública porque habrá más gente practicando deporte y no en la calle”, profundiza.
Ante ello, Silva explica que hubo confusión sobre la disponibilidad de las entradas en la previa porque “la gente de Perú más informada sobre deportes es la de los sectores económicos altos” y entonces comenzaron a comprar (y a agotar) “las mejores tribunas, que son las más caras”. “Como no bajaban a las de menor precio -sigue-, comenzó a generarse la percepción de que no había entradas. Pero en los últimos días tratamos de desvirtuar ese fenómeno y si bien no hay tickets para los deportes olímpicos tradicionales como la gimnasia, la natación y el atletismo, tenemos entradas en fútbol, taekwondo, boxeo, beisbol, softbol, hockey y voley playa, por ejemplo”.
Además del precio accesible de los boletos -entre 10 y 40 soles (de 130 a 520 pesos), la otra decisión importante fue la de no entregar entradas de cortesía sino destinarlas a “impulsar la asistencia de chicos de los colegios de zonas aledañas a las sedes deportivas. La democratización y el aprendizaje de deportes es lo que buscamos. Por eso se les ha dado una inducción sobre las competencias con un programa y ahora buscamos que vean los deportes en vivo. Buscamos agrandar las fronteras de la ciudad”, remarca Silva.
El ejemplo seguido fue el de las bibliotecas públicas de Medellín, un proyecto que logró abandonar el viejo concepto de biblioteca para acercarlas a la comunidad como centros de desarrollo cultural. Es un tema en el que, además, Silva se mueve con comodidad ya que además se desempeña como encargado de la Jefatura de la BNP, el órgano de mayor autoridad de la Biblioteca Nacional de Perú.
En resumen, los organizadores anhelan que en el país no sólo se respire fútbol. “Convertimos canchas de fútbol en canchas de rugby y hockey e hicimos un centro acuático de waterpolo en Villa María”, ejemplifica. “Después de los Juegos toda la infraestructura cumplirá con los estándares internacionales para albergar cualquier competencia”, contempla y se ilusiona con un futuro distinto en Perú.
Claro que tampoco se olvida del turismo. Los peruanos buscan ampliar horizontes, más allá de Lima y el Machu Pichu. “Este no sólo es el evento multideportivo más importante en nuestros 198 años de historia; servirá también para impulsar el turismo con 400 millones de personas siguiéndolo por TV. Además, estamos recurriendo al sentimiento patrio. Ante la delegación peruana más grande de la historia, con 592 atletas, queremos que esa mejor hinchada del mundo que nombró la FIFA se vuelque a todos nuestros deportistas”, cierra Silva. ■