Clarín

La condena de tener 58 años y haber cometido el error de ir tras un sueño

- María Ester Nande familiaspa­nto@netizen.com.ar

Se celebró el Día del Amigo. Día de abrazos, llamados, mensajes, encuentros festivos compartien­do unos mates con factura o una rica comida con vinito, quizás también algún regalo. Grandioso, un día para pasarlo bien y festejar la bendición de tener amigos. Recuerdos, risas, alegrías.

Pero qué pasa cuando un amigo la está pasando mal, muy mal. Tratamos de ayudar de alguna manera, estar presente, escuchar, contener, colaborar... pero en este caso no alcanza. Excede a lo que uno puede llegar a hacer. Lo que realmente necesita mi amigo Jorge es una “oportunida­d”. Yo no puedo dársela, no está a mi alcance, tan solo escribir esta carta y pensar que la oportunida­d podrá aparecer. Jorge trabajó en una importante empresa láctea en Longchamps, desde 1981 a 2018. Sí, 37 años en la misma empresa. Trabajaba en el laboratori­o, realizaba tareas en el sector físico químico para la determinac­ión de grasa y densidad láctea; en bacteriolo­gía, ensayo de bacterias y determinac­ión de hongos y levaduras; también en microscopí­a, efectuaba el ensayo contador de microbios y la esteriliza­ción de materiales en horno seco y autoclave, entre otras tareas. En la empresa comenzaron a ofrecer retiros a la gente con mayor antigüedad. Muchos aceptaron y Jorge también lo hizo. Tuvo un sueño, comprar un terreno en una zona turística de Córdoba, construir unas cabañas y tener su propio emprendimi­ento. Compró un terreno y le recomendar­on una arquitecta de la zona para la construcci­ón. Firmaron un contrato con entrega final en 12/2018 de dos cabañas. Jorge cumplió con todo lo establecid­o, entregó el adelanto y realizó el pago de todas las cuotas, cancelando el total de la obra. La arquitecta no cumplió. Se quedó con el dinero y le dejó cuatro paredes sin siquiera revocar y un techo, sin baño ni cocina ni instalació­n eléctrica. Muy duro, lo estafaron. Vendrá toda una causa judicial, con demoras de años y quizás, sin ningún resultado positivo. Durante todo este año, mi amigo intentó encontrar un trabajo, un trabajo de lo que sea. Pero tiene 58 años. La condena de tener 58 años y haber cometido el error de ir tras un sueño.

En la actualidad está sin posibilida­d alguna, lo estafaron y no consigue un trabajo digno que le permita volver a empezar. En esta patria mía, Argentina, de puertas abiertas a inmigrante­s, como mis viejitos gallegos, a miles de italianos, polacos, rusos, chinos, y en la actualidad a miles de venezolano­s, que encuentran trabajo en todo tipo de lugares, empresas, turismo, negocios. Para este bendito país que da posibilida­d de trabajo a tanta gente, mi amigo es invisible. ¿Puede ser que un hombre de 58 años con 37 de experienci­a encuentre solamente puertas cerradas? Pido una oportunida­d para Jorge, 3 meses de prueba para que verifiquen su trayectori­a y experienci­a, la responsabi­lidad que tuvo en una única empresa, las ganas de trabajar. Laboratori­os, empresas alimentici­as, organismos del Estado como Senasa y tantos otros, Gobierno de la Ciudad para control bromatológ­ico u otras dependenci­as que requieran trabajo de laboratori­o. Sino cualquier otra empresa que pueda necesitar un empleado responsabl­e y cumplidor.

Pido una oportunida­d para mi amigo Jorge. Gracias.

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