El día en que Beethoven llegó a Tecnópolis
Recital gratuito. Dirigió a la West-Eastern Divan Orquesta ante 9.000 personas. Reinaron la atención y los aplausos.
Al frente de la West Eastern Divan Orchestra, Daniel Barenboim interpretó desde conciertos hasta la Séptima Sinfonía del genial compositor. Lo escucharon, atentas, unas nueve mil personas. Fue parte del Festival que hoy sigue en el CCK.
La mujer cierra los ojos y entrelaza las manos que apoya sobre sus piernas. Viste una blusa blanca y una chalina roja que le cuelga del cuello. No está dormida, es concentración. Y mientras suenan los violines su cabeza parece asentir al ritmo de la música clásica. Frente a ella está el maestro Daniel Barenboim, quien regala un concierto gratuito en Tecnópolis. La escena es de ayer a la tardecita y participaron casi 9.000 personas, según informaron los organizadores.
Fue una hora y veinte en la que la West-Eastern Divan Orchestra, que reúne músicos jóvenes israelíes, palestinos y de otros países de Medio Oriente -con el objetivo de enviar un mensaje de unidad entre estos pueblos- no paró de brillar. Interpretaron un programa dedicado exclusivamente a la obra de Beethoven, de cuyo nacimiento se cumplirán 250 años en 2020. Incluyó la Obertura Egmont OP. 84, el concierto para violín y orquesta en Re Mayor OP. 61 y a Sinfonía Número 7 en La Mayor OP. 92. Barenboim solo dijo tres cosas antes de comenzar: “No saquen fotos, apaguen el celular y disfruten”. El resto fue maravilla.
Soplaba fuerte el viento en Villa Martelli, donde está ubicado el predio de Tecnópolis. Por eso, “armados” con bufanda, guantes y hasta el equipo de mate, Diego y Lucía llegaron una hora y media antes para asegurarse alguna de las entradas gratuitas que se repartieron en la puerta del lugar. La otra opción era retirarlas por el Centro Cultural Kirchner (CCK). “Nos parece una gran idea que se realicen este tipo propuestas culturales gratuitas. Es una forma de que todos puedan acceder a este tipo de música no tan popular como otros”, expresó Diego.
La espera tuvo su retribución. A las 19.20 los músicos y el director ingresaron al escenario montado en el microestadio principal para dar inicio al concierto. El público los aplaudió de pie.
Las vacaciones de invierno fueron la excusa perfecta para acercar a los chicos al mundo de la música clásica. Así lo entendía, por ejemplo, Agustín, quien fue a Tecnópolis con su esposa Silvia y su hijo Mateo, de 14 años: “A él le gusta Paulo Londra y el trap. Yo lo que quiero es que sepa que eso está muy bien pero que también existe esto, que lo conozca y que después elija”.
En la otra punta, otro asistente, Miguel explicaba lo que para él significa escuchar a Barenboim, a quien fue a ver más de diez veces: “Es más que un fenómeno de la música, es un fuera de serie, un monstruo”.
Durante el concierto, el silencio se mantuvo constante. Todos estaban atentos. Como si nadie hubiera dejado de hacerle caso al maestro de 76 años, quien subió al escenario por
Traje a mis dos hijos: me pareció un planazo para las vacaciones de invierno”
Cristián Atienza
Cumplí 95 años anteayer y me vine en silla de ruedas. Este concierto fue el mejor regalo que tuve en mi vida”
Elena Guida
primera vez cuando tenía seis. Hasta los bebés -llamativamente había muchos en el lugar- guardaron su llanto para más adelante. Algunos dormían: “Una canción de cuna de lujo”, comentaba una mujer de treinta y pico que hamacaba el cochecito.
Este concierto fue parte del Festival Barenboim, que comprenderá además una serie de encuentros con grandes nombres del pensamiento, en los que importantes intelectuales y artistas brindarán en el CCK conversaciones y entrevistas abiertas al público.
Entre los participantes de esta propuesta se encuentran la violinista alemana Anne-SophieMutter; el tenor mexicano Rolando Villazón y la directora del Departamento de Humanidades en la Academia Barenboim-Said de Berlín, Roni Mann. Estos encuentros tienen entrada gratuita y se reservan desde el sitio de Internet del CCK. ■