Prevén que la inflación será más baja, pero la pobreza creció fuerte en un año
Estadísticas complicadas en la economía real
La encuesta mensual del Banco Central entre las principales consultoras económicas arrojó una expectativa del 2,4% para la inflación de julio. Sería tres décimas más baja que el 2,7% de junio. Para el año, la proyección anual se mantiene en el 40%. De todos modos y en base a la Encuesta Permanente de Hogares, que el Indec difundió ayer, surge que la pobreza saltó del 25,5% al 34,1% en el primer trimestre del año comparado con el mismo período de 2018. Esto significa que, por el impacto de la disparada del dólar y la suba de los precios, la pobreza afecta ya a 13,8 millones de personas en el país.
En el inicio de este año volvió a aumentar la pobreza. Un cálculo y estimación señala que ascendió a 34,1 % de la población proyectando a nivel nacional urbano las bases usuarias de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) del primer trimestre que ayer difundió el Indec. Un año atrás la pobreza se ubicaba en el 25,5%. En tanto, la indigencia trepó al 7,9%, contra un 4,9% del primer trimestre de 2018.
Esto significa que, sobre una población urbana de 40.500.000 personas, hay 13.800.000 pobres, con un aumento en 12 meses de 3.600.000 nuevos pobres.
De esos totales, los indigentes urbanos suman 2.900.000, con un incremento de casi un millón de nuevos indigentes.
Si esos mismos porcentajes se proyectan a toda la población, incluyendo el sector rural, hay poco más de 15 millones de pobres, los cuales 3,5 millones son indigentes.
Estas estimaciones son similares a los que anticipó a Clarín el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA (Universidad Católica) Agustin Salvia tomando en cuenta la evolución de los ingresos de la población y las líneas de indigencia y pobreza. Y coinciden con los cálculos del economista Claudio Lozano, luego de procesar la EPH difundida por el Instituto oficial. Lo que el instituto difundió ayer fueron datos con los que expertos, replicando la metodología del Indec, estiman y calculan la pobreza. El organismo publica dos veces al año el dato de pobreza.
En el Indec le dijeron a este diario que, para el cálculo de indigencia y pobreza, los datos de la base usuaria de la EPH toman en cuenta que en el primer trimestre de cada año, entre otros factores, inciden en el ingreso de los hogares el cobro del medio aguinaldo y de las vacaciones. Y que por lo tanto no pueden compararse contra los del cuarto trimestre del año anterior. Aun así, por esos ingresos extraordinarios, en general la medición del primer trimestre arroja cifras inferiores a las del trimestre anterior.
Por eso, además, el Indec difunde las cifras de pobreza e indigencia por semestre por ser la comparación más homogénea ya que, por ejemplo, en ambos períodos se percibe el medio aguinaldo.
El próximo informe del Indec de pobreza se conocerá en septiembre y abarcará al periodo enero-junio o primer semestre de este año.
En tanto, con esa salvedad metodológica, la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires publica ambos indicadores sociales tanto por trimestre como por semestre. También la medición trimestral porteña arrojó un incremento de 94.000 nuevos pobres entre los primeros trimestres de 2018 y 2019, contabilizando un total de 585.000 pobres, equivalentes al 19,1% de la población de la Capital Federal. De esos números, 52.000 son nuevos
indigentes, llevando el total a 184.000 personas –6% de la población- que no cubre el costo de una canasta básica sólo de alimentos.
En la medición semestral del año pasado, el Indec informó un 32% de pobreza en el segundo semestre y el 27,3% del primer semestre. En relación a ambos semestres, la primera medición trimestral de este año es superior a ambos porcentajes anteriores, a pesar del mayor peso del medio aguinaldo en el período de un solo trimestre.
De estos datos y dada la estructura de las familias, se descuenta que aumentó la incidencia de los niños en el total de pobres. Y por regiones el norte argentino y el conurbano bonaerense vuelven a destacarse con los mayores niveles de privaciones de ingresos.
Este incremento de la indigencia y de la pobreza se explica por el deterioro de las condiciones de vida de la población en el ultimo año como consecuencia de varios factores: caída del salario real, deterioro de las jubilaciones y demás prestaciones sociales, como asignaciones familiares, pérdida de empleos, crecimiento del cuentapropismo y de los empleos informales en un contexto de retracción de la actividad económica y caída de poder adquisitivo frente al aumento de la inflación. Para mitigar esto, el Gobierno adelantó en marzo el incremento de la AUH de todo 2019, pero aún así no pudo evitar el salto.
La medición del Indec se denomina de pobreza por ingresos o monetaria porque toma en cuenta los ingresos de las personas y familias y los contrasta contra el valor de la canasta de alimentos básicos y la canasta básica total. Esa comparación arroja que los valores de ambas canastas en esos 12 meses aumentaron entre un 60,9% y 64,2% frente aumentos salarios y de jubilaciones en torno del 35% y de deterioro de ingresos de los cuentapropistas informales y monotributistas.
Como ese deterioro de los ingresos de la población continuó en los tres meses siguientes y el empleo siguió en retroceso se estima que la medición de ambos indicadores sociales del segundo semestre superarán el 35%. ■