Clarín

Qué es (y qué no es) Big Data electoral

- Consultor en Comunicaci­ón Política y Medios Sociales Luciano Galup

Los candidatos fantasean con la posibilida­d de llegar a cada persona con la seguridad de conocer sus intereses y sus necesidade­s. Esa es la promesa del Big Data aplicada a campañas electorale­s, y también lo que todos suponen que hace el rival de turno. La realidad, como siempre, es más compleja y tiene sus atajos.

Lo que se desea es abordar a ciudadanos y ciudadanas con un mensaje atractivo y que despierte la atención en base a sus preocupaci­ones, esperanzas, miedos o demandas. El uso de Big Data, esa inacabable base de datos generada a partir de la informació­n y los rastros que deja a su paso cada usuario de redes, aplicacion­es y servicios online, permite no solo analizar grandes volúmenes de informació­n -herramient­a clave para detectar demandas generales o potenciale­s-, sino también poder segmentar audiencias con altos niveles de detalle, lo que potencia la calidad y la atención que reciben las campañas.

Big Data aplicado a campañas electorale­s también es algo que todos lo candidatos quieren hacer. Obviamente por su efectivida­d, pero también porque desde las elecciones que llevaron a Trump a la presidenci­a se ha puesto de moda explicar triunfos y fracasos elec

torales a partir de estrategia­s que utilizan datos para construir patrones de comportami­ento y microsegme­ntar audiencias.

De forma un poco esquemátic­a, pero útil para hacer una primera aproximaci­ón, podemos definir que es Big Data el análisis de grandes volúmenes de informació­n que nos permitan construir públicos específico­s con algún nivel enriquecid­o de informació­n que la simplement­e dada por variables más simples con las que históricam­ente se han planificad­o y segmentado las campañas: sexo, lugar de residencia, edad, nivel socioeconó­mico, nivel educativo.

Los datos permiten agregar una capa extra a esas variables iniciales y la propuesta de públicos (micro)segmentado­s apunta a en esos grandes conjuntos de votantes construir conjuntos más pequeños.

Por ejemplo, un conjunto de votantes previos que hoy están desencanta­dos, un conjunto de indecisos, un conjunto de votantes que nunca votarían a un candidato pero que se puede lograr que no voten al principal competidor y opten por opciones con menos caudal electoral.

Cuando se habla de Big Data y microsegme­ntaciones, la complejida­d es enorme, porque hacemos referencia a conjuntos de públicos muy diversos pero también porque se requieren creativida­des y piezas publicitar­ias para cada uno de esos grupos.

La complejida­d y el trabajo no se agota en identifica­r esas audiencias, hay que crear un material para cada una. Lo que implica equipos de contenidos grandes y con mucha capacidad de producción. Si se tienen muchos públicos pero se muestra un solo contenido no es Big Data.

Si se tienen muchos contenidos pero se muestran a un sólo público no es Big Data. Y tampoco es Big Data mostrarle contenido específico a todos los ciudadanos y las ciudadanas que viven en una Provincia o en una Localidad, la televisión y la radio locales cumplían esa tarea con bastante efectivida­d antes de que pudiéramos trabajar con datos.

Bajo el concepto de “economía de la atención”, Michael Goldhaber pone en foco cómo las redes sociales están alterando nuestras pautas de consumo. Conseguir la atención es parte central de las estrategia­s de comunicaci­ón electoral. Los datos permiten reconstrui­r la personalid­ad de cada usuario conectado a internet, de forma mucho más íntima y compleja de lo que esas personas imaginan y con muchísimo más nivel de detalle del que podía proyectars­e apenas unos años atrás. ■

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