Clarín

Verstappen le trajo a la Fórmula 1 la sangre nueva para revitaliza­rla

Cada presentaci­ón suya en Europa es seguida por los fanáticos que tiñen de anaranjado los circuitos.

- Luciano González lgonzalez@clarin.com

Jos Verstappen corrió ocho temporadas en la Fórmula 1. Fue compañero de equipo de Michael Schumacher en la escudería Benneton en 1994, cuando el alemán ganó su primer título. Fue protagonis­ta ese año, tres meses después de la muerte de Ayrton Senna, de otra imagen escalofria­nte: su auto se incendió en los boxes con él a bordo. Nunca ganó una carrera y sólo dos veces subió al podio. Tres lustros después de su última participac­ión, los amantes de la categoría reina lo recuerdan y le agradecen. No por sus logros sino por haber procreado junto a Sophie Kumpen, también piloto, a su hijo Max.

El joven Verstappen es la cara de la renovación para una categoría que viene perdiendo atractivo por la supremacía de Lewis Hamilton y Mercedes. Nacido el 30 de septiembre de 1997 en suelo belga, pero holandés por principio de ius sanguinis (sus padres son holandeses), el piloto de Red Bull todavía está un par de pasos atrás del inglés y sus posibilida­des de pelear por el título son pocas (está a 63 puntos de la cima del campeonato), pero uno de sus principale­s activos es el magnetismo que genera en buena parte de los seguidores de la F 1.

El fin de semana pasado centenares de holandeses llegaron hasta el circuito de Hockenheim, el mismo en el que un cuarto de siglo atrás papá Jos escapó de su Benetton en llamas. Vestidos con remeras anaranjada­s, lo alentaron con cánticos propios de un Ajax-Feyenoord y no tanto del público más recatado que suele acompañar las carreras en Europa,

con la excepción de los fanáticos italianos de Ferrari.

Pero no fueron sólo los holandeses: pese al favoritism­o por Sebastian Vettel, muchos alemanes lo animaron, sufrieron cuando su vehículo hizo un trompo, contuviero­n la respiració­n en cada una de sus cinco detencione­s en boxes, celebraron cuando Hamilton y Valtteri Bottas se despistaro­n y facilitaro­n su acceso a la punta y estallaron cuando cruzó la meta y se quedó con una prueba caótica. Fue su séptima victoria en la categoría. Este año también se impuso en Austria y es el único que pudo derrotar a los Mercedes.

Verstappen es un canto a la precocidad. Fue el piloto más joven en debutar en la F 1: lo hizo a bordo de un Toro Rosso en el Gran Premio de Australia 2015 con 17 años, cinco meses y 15 días. Dos semanas después, en Malasia, se convirtió en el más joven en sumar puntos, al terminar sexto. Y en 2016 fue el más joven ganador en las casi siete décadas de historia de la categoría: la tarde de su debut en Red Bull, se quedó con el Gran Premio de España con 18 años, siete meses y 15 días. Segundo terminó el finlandés Kimi Raikkonen, quien había competido con su padre en 2001 y 2003.

Las marcas de acné que todavía conserva el rostro del más célebre de una familia de corredores (también son pilotos su tío Anthony Kumpen y su hermana Victoria) no son las únicas señales de juventud. También lo es la audacia de algunas de sus maniobras. Ese rasgo y su frontalida­d al declarar imantan al público, pero también le han generado varios cruces con sus rivales, con los que protagoniz­ó más de un toque en la pista. De todos modos, las horas de conducción le están ayudando a minimizar los fallos y eso impacta en los resultados: en las últimas 20 pruebas nunca terminó detrás del quinto puesto.

Uno de los adversario­s que se ganó por su temeridad fue su compañero de equipo durante dos temporadas y media: Daniel Ricciardo. En 2018 se sacaron chispas. En Bakú, los dos terminaron fuera de carrera tras chocar en la recta principal, producto de una áspera maniobra defensiva del holandés. En público, evitaron cuestionar­se, pero ya no hubo retorno.

La guerra terminó con la salida de Red Bull del australian­o. No llamó la atención: la escudería de la empresa de bebidas energizant­es viene apostando fuerte por Verstappen desde que lo reclutó para su programa de desarrollo de pilotos hace apenas cinco años. El desafío del equipo es convertirl­o en el campeón más joven de la historia. Mucho dependerá de él mismo. ■

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RED BULL CONTENT POOL Selfie. Max Verstappen es el único capaz de desafiar el reinado del inglés Hamilton.

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