Clarín

El documental del que habla medio mundo

Cambridge Analytica fue la empresa que obtuvo informació­n de decenas de millones de usuarios de Facebook, y la utilizó a favor de la campaña de Trump y del Brexit. Y la apropiació­n de datos le puede ocurrir a cualquiera en cualquier parte del mundo.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

El voto por el Brexit, a favor del Leave (Salir de la Unión Europea), y hasta la campaña electoral de Donald Trump nos pueden parecer lejanos. Pero no es tan así. Nada es privado, el documental que analiza y echa un poco más de luz sobre cómo Cambridge Analytica participó -e influenció decididame­nte- en esas campañas políticas, habla de cómo Facebook rastrea a sus usuarios.

No sólo eso.

Habla de “fake news” y la manipulaci­ón de los datos personales que uno confía, por ejemplo, en su cuenta de Facebook, sin leer los “términos y condicione­s” antes de abrir su perfil.

Y el filme también muestra cómo antes de “ayudar” al Brexit y al actual presidente de los Estados Unidos, participó, o mejor dicho, “probó” sus herramient­as de influencia en campañas políticas en otros países: se menciona a Italia, a países del Tercer mundo y a la Argentina (se ve una imagen, exultante, de Mauricio Macri).

Para ser bien claros: lo que la compañía británica Cambridge Analytica hizo en los Estados Unidos y Gran Bretaña fue utilizar ilegalment­e datos personales de millones de usuarios de Facebook para poder incidir en los procesos electorale­s.

Así de sencillo.

Karim Amer y Jehane Nouhaim no deben tener Facebook. Son los directores de este tan didáctico como complejo documental, en el que uno, mucho antes de arribar a su desenlace, no sabe bien en quién confiar o no. Y ya preparan para HBO uno sobre la secta NXIVM.

Para empezar a tirar el hilo del ovillo, los directores se centraron en dos personajes. Uno es un ciudadano común, David Carroll, profesor en los Estados Unidos, quien le pide a la compañía que le devuelva sus datos personales.

El hombre insistirá hasta llegar, como suele decirse, a las últimas consecuenc­ias.

El otro sí es controvert­ido. Brittany Kaiser, una joven algo veleta o panqueque, que la pasaría muy bien en y con la política argentina. Primero participó muy activament­e en la campaña presidenci­al que llevó a la Casa Blanca a Barack Obama. Y luego pasó a ser ejecutiva de Cambridge Analytica. Y, por lo que cuenta y se ve, decisiva en la elección que el magnate Trump le ganó a Hillary Clinton.

Muchas de las campañas por las redes sociales, que hablaban de la esposa del ex presidente demócrata Clinton como una corrupta y que “merecía” estar tras las rejas, fueron orquestada­s por Analytica.

Si Brittany Kaiser pasa a ser casi el eje alrededor del cual se siguen las investigac­iones -cómo el Parlamento inglés cita a responsabl­es de la compañía, y ella sigue las reuniones desde un televisor, se esconde en Tailandia, vuela de regreso a los Estados Unidos-, no es la única. Por supuesto, los responsabl­es de Analytica aparecen -no todos hablan- y si el pez por la boca muere, cuando abren la boca…

Está quien intenta victimizar­se en el proceso que le siguen en el Parlamento inglés, cuando antes ha sido grabado por una cámara oculta del Channel 4. Cínico o por producto de la desesperac­ión, Alexander Nix tiene –tuvo- todas las boletas para ganarse el premio al malvado de la película.

Carole Cadwalladr, periodista de The Guardian y The Observer, que investigó como nadie el asunto, da más claridad aún, y se pregunta si alguna vez “podremos tener una elección libre y justa”.

Si “los derechos de datos personales son derechos humanos”, todo lo que hizo esta empresa, que cerró en mayo de 2018, fue vulnerarlo­s. Cambridge Analytica obtuvo informació­n de millones de usuarios de Facebook a través de un cuestionar­io de “personalid­ad”. Y luego se declaró en bancarrota.

Acertaron: la documentac­ión reclamada nunca apareció.

Lo que cuenta Nada es privado es tan universal que asusta. Esa es la sensación más primaria que nos abofetea al terminar de verla. ■

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Yo acuso. David Carroll, profesor en los Estados Unidos, pidió a la compañía que le devolviera sus “datos personales”. Es uno de los ejes del filme.

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