Un auténtico drama familiar
La actriz y cantante vuelve a la TV con un drama familiar que arranca bien arriba, aunque va decayendo.
Tiene las suficientes buenas cartas para ganar la primera mano sin pestañear, siquiera. Sólo que el partido es a nueve capítulos y, entonces, sobre el final empieza a asomar el resto de los naipes, los que no valen tanto. Una pena, porque lo que termina siendo una “buena serie” bien podría haber sido un mejor producto si no hubiera quedado enredado en un estiramiento del conflicto madre.
Conflicto, que, concentrado, era un triunfo televisivo, pero en el planteo a largo plazo acaba por diluirse. Algo así como la traición que se comete a sí misma Traición -en un juego de palabras que se come la cola-, la ficción española que este miércoles, a las 22, estrenará Europa Europa.
Con una familia enfrentada entre mentiras y ambiciones -como potente disparador narrativo- y con el protagónico de Ana Belén, la serie propone intensidad y sorpresa en los dos primeros episodios. La cantante, con más escenario que pantalla chica, convoca la atención ajena cada vez que aparece en una ficción. Lo último que había hecho era una mínima participación en la premiada Hospital Central, en 2012.
Y, por esos caprichos de la industria, la tardía llegada de Traición a la Argentina -fue estrenada en España en 2017- le suma al de Ana Belén un condimento sabroso para los espectadores: en la historia, su hijo será el Berlín de La casa de papel. El personaje de Pedro Alonso maneja, en esta propuesta, un atractivo manojo de maldad, mezquindad y rebeldía.
La serie, de neto corte dramático, cuenta los laberintos emocionales de los Fuentes, una familia que en el primer capítulo se junta para cenar y celebrar. Y termina enfrentada, entre penas y traiciones. Don Julio Fuentes encabeza la velada. Y la estropea: anuncia, ante su mujer (Ana Belén) y sus hijos, que le queda poco tiempo de vida, que tiene un hijo extra matrimonial y que el bufete de abogados que lidera y en el que trabajan dos de sus herederos (Almudena, a cargo de Nathalie Poza, y Roberto, interpretado por Alonso) corre severo peligro. ¿Qué pasará, entonces, con la fusión con una empresa inglesa que estaba a punto caramelo?
Julio muere y estallan las batallas familiares, cruzadas, todas con esquirlas. Eso que muy bien supo tratar la productora Bambú en series como Gran Hotel y Gran Reserva aquí le faltó cocción. O, mejor dicho, le sobró. Porque, sobre la mitad de la primera temporada, todos son sospechosos de algo: entonces, el espectador queda encerrado en su poder (o no) para descubrir al peor de todos los Fuentes.
¿Y las subtramas? Traicionadas sobre el final. ■