Clarín

Aumentó la pobreza infantil y ya afecta a la mitad de los menores de 14 años

- Ismael Bermúdez

La pobreza afecta a todas las franjas etarias, pero con más fuerza a los niños. Cálculos y estimacion­es de especialis­tas en base a datos oficiales de la encuesta permanente de hogares marcan que los chicos menores de 14 años en áreas urbanas son los más golpeados tanto por la indigencia como por la pobreza.

En los últimos 12 meses, la indigencia infantil (menores de 14 años) subió del 7,8 al 11,3% y la pobreza subió del 38,2 al 49,6% de acuerdo a los datos procesados de la EPH del Indec del primer trimestre de este año.

Desde la nueva medición de pobreza, a comienzos de 2016, este 49,6% supera los registros semestrale­s anteriores que oscilaron entre un 39,7% (segundo semestre de 2018) y 46,8% del segundo semestre de 2018.

Así en doce meses la pobreza infantil aumentó 11,4 puntos porcentual­es, equivalent­e a 1.030.000 nuevos chicos pobres, de los cuales 315.000 son nuevos indigentes.

De aquí se desprende que uno de cada 2 o 5 de cada 10 chicos vive en hogares pobres. En total son 5.000.000 chicos pobres, de los cuales casi un millón son indigentes. Esto significa que esos chicos indigentes viven en hogares que no pueden comprar los alimentos básicos. Y los chicos pobres se desarrolla­n en hogares que si bien pueden adquirir una canasta de alimentos básicos, tienen privacione­s y carencias de todo tipo.

Sobre un total de casi 14 millones de pobres urbanos (34,1% de los 40,5 millones de población urbana), entre los que tienen de 15 a 29 años, la pobreza aumentó del 30,5 al 40,1%. Entre 30 y 64 años, subió del 21,1 al 29,4%. Y más de 65 años, de 6,1 al 9,1%. Así los menores de 14 años sobresalen por tener la mayor proporción de pobreza. Así las cosas, si bien se amplió el universo de familias que cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH) el monto de esa ayuda puede cubrir parte de la compra de alimentos básicos, pero está lejos de sacar a esas familias de la pobreza.

Esta dimensión de la pobreza infantil es un factor de reproducci­ón de la pobreza. Porque el chico que se desarrolla con privacione­s alimentari­as, de vivienda, salud o educación tiene un futuro comprometi­do.

Además, la mayoría de esos chicos viven en hogares sostenidos por desocupado­s, trabajador­es formales e informales precarios, subocupado­s y cuentaprop­istas que se desempeñan en la informalid­ad, sin seguridad social. Todo lo cual amplia la dimensión de la pobreza.

Se descuenta que la próxima medición del Indec, que abarcará el primer semestre de este año y que se difundirá a fines de septiembre, arrojará niveles de indigencia y de pobreza aún superiores. En el primer trimestre los indices son menores por la percepción del medio aguinaldo y algunos bonos especiales. Y porque a junio los ingresos laborales y de los beneficiar­ios de jubilacion­es y prestacion­es sociales volvieron a perder poder adquisitiv­o frente a la inflación. ■

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