La pelea entre EE.UU. y China deja la economía mundial al borde del abismo
Tras el cimbronazo de la devaluación del yuan, los analistas prevén consecuencias duras a nivel global.
Para la mayoría de las personas del hemisferio norte, el 9 de agosto de 2007 fue un día de verano como cualquier otro. El mercado de valores cayó un 3%, lo suficiente para llamar la atención de los periódicos más importantes, pero difícilmente algo que pudiera generar pánico en las calles.
Sin embargo, para muchas de las personas que trabajan en política económica o mercados financieros, ese día fue el principio de lo que eventualmente llevaría a la crisis financiera global. Fue el día en que los préstamos se congelaron en los bancos de Europa, a causa del colapso en el mercado para los bonos respaldados por hipotecas estadounidenses, y los bancos centrales intervinieron para que el dinero siguiera circulando.
Este lunes fue un día desgraciadamente similar, y no sólo porque fue otro día de agosto en que el mercado de valores cayó en una medida casi idéntica: un 2,98% en Wall Street.
Durante meses, quienes estudian la diplomacia económica entre EE.UU. y China han advertido que las dos economías más grandes del mundo están en rumbo de colisión, que la guerra comercial entre los dos no tendrá una solución sencilla, y que esta tensión podría difundirse a otras áreas de la política y crear peligrosos efectos mariposa en la economía mundial. En los últimos días, el relato pesimista se ha vuelto más real.
El martes pasado, el presidente Donald Trump dijo que pondría 10% de aranceles en los 300 mil millones de dólares de bienes de importación de China, terminando un período de cierto alivio entre ambas naciones. El lunes, el gobierno chino permitió que su moneda cayera por debajo del nivel de siete-a-un-dólar, un movimiento de castigo, aparentemente, que implica que la tensión comercial ha migrado a otro campo de batalla.
Estados Unidos también abrió fuego, denominando formalmente a China “manipulador monetario”.
Los vaivenes del lunes en los mercados financieros son difíciles de justificar en términos estrechos. Una moneda china un poco más barata no tendría que tener tan grandes consecuencias en la economía global. Lo que ocurre es que los inversores están advirtiendo que la guerra comercial sigue escalando y difundiéndose en el mercado cambiario global.
“Los chinos han dado una señal clara de que están listos para la pelea”, dijo Paul Blustein, investigador titular en el Centro para la Innovación de Gobierno Internacional y autor de “Schism”, un libro que saldrá publicado el mes que viene, sobre la crispada relación entre Estados Unidos y China. “Depreciar la moneda en un momento de tanta tensión es una señal de que están listos para soportar mucho dolor”, agregó
Como hemos visto a lo largo de esta guerra comercial, las escaladas y los momentos de calma pueden venir en cualquier momento. Trump podría desdecirse de su última amenaza arancelaria y calmar las cosas, o moverse en la dirección opuesta, incrementando los aranceles. Pero un tema recurrente de los últimos dos años es que los conflictos comerciales en la era Trump parecen no resolverse nunca, más bien, atraviesan fases de menor o mayor intensidad.
Más allá de lo que ocurra -si esto resulta ser el inicio de un gran giro en la economía mundial o apenas un día duro en los mercados-, está claro que la guerra comercial no está ya confinada al comercio.
Aunque Trump ha acusado con frecuencia a China de sacar ventaja en el comercio mundial, manipulando el valor de su moneda para mantenerla baja, los últimos desarrollos reflejan más bien lo contrario. Una economía china un poco más lenta está ejerciendo una presión descendente sobre el yuan. Algo que el gobierno chino ha resistido con la intervención de su banco central y control de capitales, para evitar que los ciudadanos chinos saquen su dinero del país. El lunes, China redujo la escala de esa intervención y dejó que el yuan cayera y se acercara al valor que tendría en un mercado abierto.
El riesgo es que Trump, y eventualmente los líderes de otras naciones, concluyan que el tipo de cambio es un buen botín, un arma buena y apropiada para usar en disputas comerciales. Durante semanas Trump ha despotricado contra la Reserva Federal por no recortar más la tasa de interés, argumentando que esto ha hecho que el valor del dólar aumentara tanto y debilitara a los exportadores norteamericanos.
Si Trump dirige su administración a intentar una depreciación del dólar usando al Departamento del Tesoro para intervenir en los mercados, o consigue que la Fed baje de manera más agresiva las tasas de interés para bajar el valor del dólar, eso podría dar coraje no sólo a China sino a otras potencias económicas, como Japón, Corea del Sur y Europa, a hacer exactamente lo mismo. ■