Clarín

Mundial de Tango: fue campeón hace once años y quiere repetir el logro

Entrevista. Se trata de José Fernández (33), quien viajó por el mundo y llegó a la TV de EE.UU. El Festival arranca mañana.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

José Fernández no busca revancha. Él ya es campeón. Lleva el título desde hace 11 años, cuando en la final del Mundial de Tango, recibió un trofeo, flores y pasajes de avión. Desde esa noche ganadora en el Luna Park, trabajó en Rusia, Japón, Portugal, Suecia, Inglaterra y la lista sigue hasta completar 18 países.

Fernández, el campeón, quien llegó hasta las semifinale­s de “America’s Got Talent” -el reality récord de la TV de Estados Unidos- salió de un taller de tango una escuela pública de Claypole. La Primaria 67. “Entre las actividade­s extracurri­culares había tallado en madera, ajedrez y tango. Yo tenía nueve años y elegí bailar”, dice en el hall central de la Usina del Arte, el ex edificio de la empresa de electricid­ad Italo Argentina, que a partir mañana vuelve a ser sede principal del Festival y Mundial de Tango, y donde José buscará ser otra vez campeón.

Lo logró en 2008 junto a Melody Celatti, en la categoría Escenario y representa­ndo a Claypole, donde nació y donde aprendió a bailar. “Me acuerdo todavía de aquel momento. Estaba en la escuela, sentado, mirando al grupito que hacía el taller. Yo pensaba que el tango era de viejos y que no me iba a gustar pero al verlos, me levanté, me anoté y no paré más. De todo el grupo creo que fui el que más intensidad le metí”, cuenta . A su lado, Martina Waldman, su novia y pareja de baile, se ríe y le dice: “Y sí, si no sos vos el que llegó más lejos, ¿quién?”

Desde hace nueve años tienen un vínculo por duplicado: en el amor y en el trabajo. Juntos forman parte de la compañía de tango de Germán Cornejo, campeón en 2005. Giran por el mundo, preparan parejas de baile, compiten en certámenes internacio­nales y actuaron en “Stravaganz­a Tango” -producido por Flavio Mendoza y protagoniz­ado por Nicolás Vazquez-.

En 2017, además, se pusieron bajo el veredicto del productor Simon Cowell, la Spice Girl Mel B, la modelo Heidi Klum y el animador de televisión Howie Mandel. “Llegamos hasta las semifinale­s de ‘America’s Got Talent’. Tuvimos que dejar porque empezábamo­s una gira en Europa y no había reemplazos”.

“No nos podemos quejar porque trabajo no nos falta”, dice Martina, quien al igual que José tuvo su primer acercamien­to al tango en una escuela pública, en su caso la N° 8 de Wilde. Y sigue: “Pero este año queremos pelear por el título para mostrar, en nuestro país y a nuestra gente, nuestro producto”.

“Vamos en pareja a buscar esto”, dice él y ella agrega que tienen algo que ya no se ve: “Quizás las parejas se juntan unos meses antes para la competenci­a, o ganan y se separan. Nosotros tenemos eso que se adquiere con los años, con la experienci­a compartida. Llevamos nueve años intensos, de viajes, trabajo y pareja. Es un buen momento para mostrar nuestra interpreta­ción del tango”.

Cuatro meses atrás, en Estocolmo, un sueco, dueño de una milonga y organizado­r de festivales de tango en esas tierras nórdicas, les hizo el planteo que los impulsó a participar. En inglés, les dijo: “Están en el mejor momento, en el nivel que el mundial exige y ¿no van a presentars­e?”

“Siempre tuvimos el deseo pero, en estos últimos años, habíamos cambiado un poco de rol: coacheamos parejas y fuimos jurados de las preliminar­es. Ya no lo pensábamos, hasta que nuestro amigo sueco nos dio el empujón”, dice Martina.

Esa misma noche, ellos tuvieron una charla a puertas cerradas. Ahí, se pusieron de acuerdo: José volvería a competir y lo haría con ella, de la mano o mejor dicho con la mano entera apoyada sobre su espalda, listo - listos- para salir a la pista.

De ni siquiera planteárse­lo pasaron a ordenar su rutina en función del Mundial de Tango. A principios de julio, desde una casa en Oxford, abrieron la computador­a y se inscribier­on. “Estábamos de gira y habremos sido los primeros en anotarnos”, dice José.

La apuesta es doble: participan en las competenci­as de las categorías “Tango Pista” y “Tango Escenario”. Son la pareja 450.

La última vez, en 2008, José había bailado en la última categoría, la más acrobática. Tenía 20 kilos más -dice él-, otro peinado -de gomina y abierto como un techo a dos aguas- y otra edad: 21 años.

“Ahora tengo 33. Me gustaría mostrar que estoy más maduro y que puedo dominar mejor las emociones. También quiero que vean lo que somos bailando y ponernos a prueba”, dice él. Ella agrega: “Estamos en una búsqueda constante. Tratamos de no encasillar­nos aunque jamás rompemos los códigos del tango, que es lo que tanto nos apasiona”.

Martina puede tener el pelo a lo varón y rojo. José puede tenerlo rapado en los costados y con mechas grises. Martina, por momentos, puede parecer una heroína de cómic; José, el más arrabalero del salón o todo lo contrario. Juntos triunfan y exportan el tango al mundo.

En jean, zapatillas, remera que muestra el ombligo y campera inflamada, ensayan poses en el patio exterior de la Usina del Arte. Llevan unas cinco horas de práctica en el cuerpo, pero cualquier lugar es oportuno para sumar un poco más. Es necesario: faltan días para la vuelta del campeón. ■

En la escuela primaria pensaba que el tango era cosa de viejos. Pero vi cómo bailaban en un taller, me inscribí y no paré”. José Fernández

Siempre tuvimos el deseo de anotarnos pero en los últimos años habíamos cambiado un poco de rol. Fuimos, por ejemplo, jurados”. Martina Waldman

 ?? MARCELO CARROLL ?? Juntos. José Fernández y Martina Waldman, su pareja en la pista y en la vida.
MARCELO CARROLL Juntos. José Fernández y Martina Waldman, su pareja en la pista y en la vida.

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