Belén Pérez Maurice pasó de perder su ropa en París a ganar una plateada en Lima
Tuvo un gran torneo y perdió la final de sable en una definición discutida con la estadounidense Stone.
Las luces se encienden. Belén Pérez Maurice mira incrédula la situación. Acaban de darle a la estadounidense Anne-Elizabeth Stone el punto con el que se convierte en la campeona panamericana. En un final reñido (15-13) y en medio de un fallo criticado, la esgrimista argentina debe conformarse con la plata en la final de sable. Sin embargo, rápidamente entiende que es una medalla que premia su esfuerzo sobre todo en los últimos días.
La ingeniera en alimentos recibió su equipo para competir el día antes de su presentación en el Centro de Convenciones de Lima. El 24 de julio, cuando volvía a Buenos Aires desde Budapest vía París después de competir en el Mundial, Air France le perdió el equipaje en el que tenía su ropa de entrenamiento y de competición. “Uno trata de mantener todo en orden, cuidar todos los detalles. Y cuando me pierden el material no sabía si iba a competir o no”, cuenta. Y revivió con Clarín aquellos días de espera.
Todo comenzó en la escala de 30 minutos en Francia. Allí, Pérez Maurice llegó con un carry on en el que llevaba su equipo. Los sables, la careta y las zapatillas, en cambio, habían sido despachados en Hungría y llegaron sin problemas a Ezeiza, algo que no pasó con la valija de mano. “La aerolínea me dijo que me comprara todo y ellos iban a reintegrarnos la factura. Pero no es fácil. La temporada de esgrima terminó y la casa de la ropa está en Alemania... De casualidad estaban abiertos y yo conozco a un chico chileno de ahí y me mandaron las cosas. Pero llegaron el lunes a las 21”, relata. Antes de que eso ocurriera, la oriunda de San Nicolás buscó un plan B: sus compañeros del salón donde se entrena le prestaron algo para que pudiera concretar su desafío de participar en Lima. Pero no era sencillo: Pérez Maurice es zurda y mide 1.80 metro. “Es estrés que se te suma al previo a la competencia. No estuvo bueno”, remarca, al tiempo que aclara que “probar un nuevo equipo directamente en competencia no es lo ideal ni a palos”.
Y se desahoga: “Siento que la luché, que la estoy luchando, porque me está pasando todo. Me pierden la valija, se me rompe el cable, en un ataque que toco se le rompe a la venezolana Alejandra Benítez Romero (en semifinales). Pará un poco”, enumera. Pero es eso, justamente, lo que le permite aún más valorar su primera final panamericana, aunque el oro era el metal más preciado: “Estoy contenta porque la peleé. Estuve muy cerca, muy cerca. Y nada me va a sacar el sabor de que casi la tuve. Pero era una rival muy difícil, séptima en el mundo y la mejor americana”.
La olímpica en Londres 2012 y Río 2016 se refiere a ese fallo del final, que en su opinión debería haberse dado como “simultáneo”, ya que las dos tiraron al mismo tiempo. “Yo no estuve muy de acuerdo en varios asaltos, con varios fallos, pero mi deporte es así. La tengo que luchar y corregirlo para no darles la chance de poder hacerlo”, analiza. “Cuando saque la conclusión, la palabra va a ser que batallé todo”, cierra con una amplia sonrisa, esa que no se borra aunque el oro haya estado tan cerca. ■